Declaración del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr.
19/04/2003
- Opinión
(A propósito del llamamiento de artistas e intelectuales
cubanos reunidos en el Consejo Ampliado de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba –UNEAC- el pasado 12y 13 de
abril)
...y convertirán sus espadas en arados, y sus lanzas en
instrumentos de labranza; no alzará espada nación contra
nación, ni se ensayarán más para la guerra. Miqueas 4:3-5
Iniciamos el nuevo milenio de manera dramática, en una
situación que afecta a todos los seres humanos. Estamos
enfrentados a problemas planetarios, de cuya atención
depende la sobrevivencia de la humanidad y la
sostenibilidad de su entorno natural, y a un
totalitarismo ciego, ebrio de maximización de ganancias,
que descansa sobre los pilares del fundamentalismo del
mercado, en el que no hay lugar para todos.
No hay lugar para la pluralidad, la convivencia y la
diversidad de soluciones. Una solución homogénea se
implanta en todo el mundo: el imperio del mercado.
Desde Chiapas a Porto Alegre, pasando por Seattle,
Génova, Québec y Quito, el grito y la esperanza de que
otro mundo es posible, cuestionan la legitimidad de un
sistema idolátrico en cuyo altar se sacrifican la
naturaleza, el patrimonio cultural y enormes contingentes
de seres humanos.
No le queda otra opción al poder y a la lógica del
mercado para continuar saciando sus ansias y mantener su
deteriorada legitimidad, que recurrir al imperio de la
fuerza y de las armas, bajo los argumentos de la lucha
contra el terrorismo y el choque de las civilizaciones.
La guerra ilegítima, injustificable y despiadada contra
el pueblo de Iraq, por parte del gobierno de Estados
Unidos y sus aliados es una de las más recientes
terribles evidencias.
La discriminación, el racismo y la aniquilación
sistemática de los pueblos por la estrangulación
económica y políticas de exclusión, bajo la justificación
de que son civilizaciones inferiores, tienen nuestro
rechazo.
Al libre juego del mercado, que se encarga de este
trabajo sucio, se añade ahora el criminal uso de la
fuerza y las armas y la manipulación de los medios de
comunicación al servicio del imperio al convertir el
genocidio en guerra santa. Esto sin lugar a dudas merece
nuestra condena y nuestro empeño de continuar en la
lucha, junto a los intelectuales y artistas cubanos, en
un frente contra la barbarie y el fascismo. Lo hacemos
desde las raíces evangélicas y éticas que alimentan el
propósito de nuestra institución de promover la lucha por
la paz con justicia social, la solidaridad y los derechos
de la naturaleza (Miqueas 2:1-4)
Convocamos a todas las organizaciones eclesiales y
ecuménicas, no gubernamentales y movimientos sociales con
quienes tenemos vínculos de trabajo solidario, a que se
sumen a esta convocatoria para que todos los hombres y
mujeres de buena voluntad, en un frente común, detengamos
esta creciente carrera autodestructiva en la que nos ha
colocado el imperio del mercado y de la guerra.
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