Bolivia versus colonialismo:

V. Derechos de la Madre Tierra

28/12/2009
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El año 2009, la Asamblea General de Naciones Unidas, en su último periodo de sesiones a la fecha, el sexagésimo cuarto, se ha ocupado, entre otras cuestiones, del medio ambiente, del desarrollo sostenible, de la biodiversidad, del cambio climático, de la desertificación, del agua como recurso vital y de la propuesta de un acuerdo sobre Armonía con la Naturaleza. Son cuestiones todas estas que no se comprendían en la agenda fundacional de Naciones Unidas allá a mediados del siglo pasado. Han venido posteriormente a sumarse a las materias que le preocupan y conciernen. Ahora, en 2009, se le plantea la posibilidad de un giro cualitativo en defensa de la naturaleza.
 
Ahora, en 2009, como punto del orden del día de la Asamblea General, el acuerdo sobre Armonía con la Naturaleza representa una absoluta novedad. Se subraya por el propio comunicado del Departamento de Información Pública de Naciones Unidas sobre las resoluciones de este periodo de sesiones interesantes, según se dice, a “la recuperación frente a la crisis económica global”: “Armonía con la Madre Tierra es el primer texto en su género presentado ante el Segundo Comité”, el que entiende de materias económicas y financieras, y así a la Asamblea General. Porque Naciones Unidas venga ya ocupándose del medio ambiente, del desarrollo sostenible, de la biodiversidad, del cambio climático, de la desertificación, del agua como recurso vital, etc., no por ello se ha ocupado todavía de la relación entre Humanidad y Madre Tierra en toda su integridad.
 
El comunicado del Departamento de Información Pública de las mismas Naciones Unidas hace referencia a la Armonía con la Madre Tierra, pero en realidad se trata de la Armonía con la Naturaleza, que es el mismo documento modificado en el plazo de pocos días con alguna revisión de lenguaje para conseguir un mayor apoyo. La primera versión la suscribían sólo dieciocho Estados mientras que la segunda la suscribieron cuarenta y tres y logró todavía más respaldos públicos de Estados antes de su presentación a la Asamblea General. El mismo año 2009, la propia Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado el 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra, pero esta denominación aun despierta recelos como puede verse.
 
El Estado Plurinacional de Bolivia ha sido el promotor de ambos acuerdos, tanto el del Día Internacional de la Tierra como el de Armonía con la Naturaleza. Para sus propuestas el término Madre Tierra era importante porque traduce el concepto indígena andino de Pachamama, la simbiosis de la humanidad con la naturaleza haciendo a ésta merecedora de respeto y devoción. Para una visión no indígena sería una denominación religiosa que debe evitarse en nombre de la libertad de conciencia. De ahí proviene el recelo o, quizás mejor, la excusa para oponerse por parte de los Estados más prepotentes en Naciones Unidas. De suyo, Pachamama es la Naturaleza bajo dicha constatación de su vinculación estrecha, por simbiótica, con la Humanidad. La misma libertad de conciencia ampara a quienes confieren a la Madre Tierra una trascendencia religiosa.
 
En su formulación primera como propuesta a Naciones Unidas, Armonía con la Madre Tierra apuntaba hacia un giro en la concepción de las posiciones de Naciones Unidas defensoras de la naturaleza, perspectiva que en todo caso no se ha perdido en la versión finalmente presentada. Los retoques no son sustanciales, con lo que la revisión no afecta al fondo. El error del Departamento de Información Pública es comprensible y asimilable. Hay un punto de diferencia reseñable. Armonía con la Madre Tierra hace la sugerencia de “una posible declaración de principios y valores éticos para una vida en armonía con la Madre Tierra”, sobre lo queArmonía con la Naturaleza no dice nada, lo cual significa que tampoco lo excluye. En su intención original, Bolivia quería proponer una Declaración de Derechos de la Madre Tierra, pero esto le restaba apoyos entre los Estados.
 
La propuesta sobre Armonía con la Naturaleza se adopta por la Asamblea General el día 21 de diciembre. La resolución recuerda los pronunciamientos y acciones precedentes de Naciones Unidas en defensa de la naturaleza, así como expresa “su preocupación por el deterioro ambiental documentado y los impactos negativos en la naturaleza resultantes de la actividad humana” y su convicción “de que la humanidad puede y debería vivir en armonía con la naturaleza”. A efectos prácticos:
 
1. Invita a los Estados Miembros, las organizaciones pertinentes del sistema de las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales, regionales y subregionales a considerar, según corresponda, el tema de la promoción de la vida en armonía con la naturaleza y a que hagan llegar al Secretario General sus visiones, experiencias y propuestas al respecto;
 
2. Invita también a todos los Estados Miembros, las organizaciones pertinentes del sistema de las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales, regionales y subregionales, a hacer uso, según corresponda, del Día Internacional de la Madre Tierra para promover actividades e intercambiar opiniones y visiones sobre condiciones, experiencias y principios para una vida en armonía con la naturaleza;
 
3. Decide incluir en el programa provisional de su sexagésimo quinto período de sesiones el subtema titulado “Armonía con la Naturaleza”, en relación con el tema titulado “Desarrollo sostenible”;
 
4. Solicita al Secretario General que en su sexagésimo quinto período de sesiones le presente un informe sobre este tema, teniendo en cuenta las opiniones y observaciones recibidas en relación con la presente resolución.
 
Entre los destinatarios de la invitación puede echarse de menos la mención específica de los pueblos indígenas. Tampoco el texto de Armonía con la Madre Tierra les nombraba. Lo cual no quiere decir por supuesto que se les excluya. Esto sería impensable a la luz de la Declaración de las mismas Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Es más. Sobre algo que tan neurálgicamente les afecta, no deberá adoptarse resolución alguna ulterior sin contarse con su aportación tanto directa como a través de los mecanismos de Naciones con competencias sobre cuestiones indígenas.
 
Hay una razón bien de fondo para que la participación de los pueblos indígenas, la directa, sea no sólo oportuna, sino también necesaria. Es la parte de la humanidad menos afectada por la mentalidad depredatoria de la naturaleza que constituye un claro legado del colonialismo europeo. Han sufrido y sufren las políticas de depredación, pero salvaguardan todavía tanto naturaleza como cosmovisión incontaminadas. ¿No han de ser los agentes principales para una recuperación que ha de ir bastante más allá de la superación de la actual crisis económica generalizada y también en otro sentido? Pueden serlo para unaDeclaración sobre los Derechos de la Madre Tierra.
 
NOTAEl Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas se plantea recuperar la sugerencia formulada por Armonía con la Madre Tierra y no excluida por Armonía con la Naturaleza, la “posible declaración de principios y valores éticos para una vida en armonía con la Madre Tierra”, en términos francos de propuesta para una Declaración de Derechos de la Madre Tierra. Comentarios y sugerencias pueden dirigirse a Carlos Mamani (pakamamani@gmail.com), a mi dirección (clavero@us.es) o al Secretariado del Foro (indigenous_un@un.org). También pueden por supuesto compartirse en este blog.
 
- Bartolomé Clavero es Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas.
 
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