Sebastián Piñera: presidente de Chile

19/01/2010
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Han pasado más de 20 años desde aquel histórico plebiscito que puso fin al régimen de Augusto Pinochet en Chile. Desde entonces y hasta la celebración de los comicios presidenciales más recientes, una coalición de centro-izquierda gobernó al país. Esto no significa en modo alguno que los chilenos hayan virado súbitamente a la izquierda tras la era Pinochet. De hecho se trata de una sociedad muy dividida y polarizada, donde es frecuente escuchar la nostalgia por el pasado: “cuando Pinochet gobernaba Chile, todo era orden… ahora el país es un desastre” comentaba un taxista en la capital chilena hace un par de años a quien esto escribe.
 
Durante los difíciles años de la dictadura, una parte de la clase política e intelectual se exilió en diversos países del mundo, entre ellos México, Suecia y Canadá. Cuando Pinochet se fue, esa clase política e intelectual regresó a Chile, lo cual es un hecho positivo, aunque pareciera que se ha avanzado poco en el relevo generacional. Patricio Aylwin Azócar, el primer Presidente de Chile tras la salida de Pinochet, nació en 1918 y tenía 72 años de edad cuando asumió el cargo el 11 de marzo de 1990. Su sucesor, Eduardo Frei Ruíz-Tagle, nació en 1942 y al momento de ser investido como jefe de Estado el 11 de marzo de 1994, tenía 52 años –Frei se postuló nuevamente para los comicios recién celebrados, momento en el cual ya tenía 67 primaveras a cuestas. A continuación, Ricardo Lagos, nacido en 1938, inició su período presidencial en el 2000 a la edad de 62 años. La primera mujer en llegar a la presidencia, Michelle Bachelet, si bien es la más joven respecto a sus antecesores (nació en 1951), tenía 55 años cuando recibió la estafeta presidencial.
 
El vencedor de los comicios presidenciales más recientes, Sebastián Piñera, tiene una única diferencia con sus antecesores: pertenece al Partido Renovación Nacional, de orientación de derecha. Por lo demás, nació en 1949 y en el momento actual tiene 60 años de edad. Así, ninguno de los gobernantes que ha tenido Chile en la era post-Pinochet, puede presumir de juventud.
 
Además de este problema hay otro: es verdad que Chile es un país con notables avances en el sector educativo, profesional y en el combate a la pobreza. Miles de jóvenes tienen acceso a la educación superior, lo cual les permite incursionar en los mercados laborales con cada vez mejores capacidades y calificaciones. Sin embargo, este fenómeno aun no se reproduce en el sistema político chileno, el cual todavía hoy es controlado por un reducido grupo de familias muy poderosas que se van turnando en el poder. Para muestra basta un botón: tanto Sebastián Piñera como Eduardo Frei Ruíz-Tagle, que fueron los protagonistas de la reciente jornada electoral, pertenecen a dos familias que dominaron la política chilena en el siglo XX. Lo que es más: Piñera es un súper millonario dueño de la cadena de televisión Chilevisión, accionista de la aerolínea Lan Chile y del equipo de fútbol Colo Colo, entre otras valiosas propiedades. Es, para decirlo pronto, un Azcárraga cualquiera, con una fortuna personal que, según la revista Forbes, asciende a mil millones de dólares.
 
¿Por qué votaron por él los chilenos? En primer lugar hay que decir que si bien las encuestan lo situaban en las preferencias electorales por encima de Eduardo Frei Ruíz-Tagle, en la segunda ronda celebrada el día de ayer se impuso por el 51. 61 por ciento de los votos –es decir, que su adversario obtuvo el 48. 38 por ciento. En las elecciones previas, cuando Piñera contendió frente a Michelle Bachelet, ésta se impuso en la segunda vuelta con el 53. 5 por ciento de los votos. El punto es que estas cifras dan cuenta de la fuerte polarización que impera en la sociedad chilena.
 
Pero volviendo al tema de por qué las cifras no favorecieron a la coalición de centro-izquierda, hay numerosas razones. Para empezar, aun cuando el comportamiento macroeconómico de Chile es uno de los mejores en América Latina, el país se ha visto afectado por la crisis internacional, y en 2009 decreció en menos 1. 9 por ciento, que es su peor desempeño desde 1999, cuando el producto interno bruto (PIB) cayó a menos 0. 7 por ciento. Asimismo, en términos fiscales, el comportamiento de Chile ha sido más bien caótico, pasando de un extraordinario nueve por ciento respecto al PIB en 2007, a un fatídico menos 3. 6 por ciento en 2009. Las ventas de cobre, principal producto de exportación del país, llegaron a un nivel histórico en 2007 para desplomarse en 2008 y 2009, y si bien la balanza comercial sigue siendo superavitaria, las ventas de productos chilenos en el exterior bajaron en 2009 respecto al año precedente.
 
Naturalmente el desempleo creció en 2009 para ubicarse en una tasa del 9. 6 por ciento, que es una de las peores de los pasados 20 años. La pobreza disminuyó, pero el ingreso se mantiene estancado. Chile cerró el 2009 con una deflación de menos 1. 4 por ciento. Quizá las únicas dos buenas noticias son que el número de inscritos a educación superior ha seguido creciendo, al igual que la construcción y entrega de viviendas a la población.
 
Además del desenvolvimiento económico del país en los últimos años, es necesario echar un vistazo a la presidencia de Bachelet, donde también residen algunas de las respuestas en torno a la decisión de los electores de favorecer a la derecha en estos comicios. En su primer año de gobierno, la flamante nueva Presidenta enfrentó serios problemas con los estudiantes de escuelas secundarias y a tan sólo cuatro meses de haber arribado a la jefatura de Estado, hubo de hacer numerosos cambios en su gabinete. Para el segundo año, Bachelet había perdido popularidad en proporciones considerables. Por si fuera poco, sus relaciones con los países vecinos estuvieron marcadas por tensiones constantes: con Argentina, por el incremento en las tarifas de exportación de gas natural decretadas en 2006 por el gobierno del entonces Presidente Néstor Kirchner, amén de que también resurgieron las disputas por la frontera común en la parte más austral de ambas naciones. Con Perú también hubo una crisis en 2007 por el tema de las fronteras marítimas. El incidente más reciente y que supuso fuertes tensiones entre Chile y Perú fue durante la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) celebrada en noviembre pasado en Singapur, cuando el Presidente Alan García abandonó la reunión intempestivamente argumentando que un espía peruano había puesto a disposición de los chilenos información de inteligencia que vulneraba la seguridad de Perú. Adicionalmente no hay que olvidar todos los encontronazos que Michelle Bachelet ha tenido con el Presidente venezolano Hugo Chávez, como aquel que se produjo en marzo de 2009 con motivo de la Cumbre de Líderes Progresistas realizada en Viña del Mar y a la que asistieron, entre otras figuras, el Vicepresidente estadunidense Joseph Biden y el Primer Ministro Británico, Gordon Brown. Según Chávez era inadmisible que se hiciera una cumbre de “líderes progresistas con representantes de dos imperios.”
 
En fin que el escenario que enfrentará Sebastián Piñera cuando tome posesión del cargo el próximo 11 de marzo, no será fácil. Está obligado a desarrollar medidas encaminadas a evitar que la polarización imperante en la sociedad chilena se incremente. Para ello, entre otras cosas, deberá buscar la mejora de la economía y del bienestar social, además de que será necesario sanar las heridas con los países vecinos. Pero lo más importante a nivel interno es la inclusión social y la creación de nuevos cuadros para garantizar que en los años por venir, las nuevas generaciones de políticos tomen las riendas del país con ideas frescas y renovadas para hacer frente a los desafíos que enfrenta Chile en el siglo XXI.
 
- María Cristina Rosas es Profesora e investigado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
etcétera, 18 de enero, 2010

http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=2792 

https://www.alainet.org/es/active/35610
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