La mentira, arma habitual de la oposición contra el Gobierno Bolivariano

25/02/2010
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La oposición venezolana y la del resto del mundo ya no saben qué hacer para frenar la imparable marcha ascendente de la Revolución Bolivariana. Su impotencia por recuperar o no perder –según los casos- los privilegios que nunca debían haber tenido, les está llevando a una desesperación tal que, muy a menudo, se traduce a comportamientos extremadamente ruines; no exentos, por cierto, de tremendas contradicciones, como veremos más avanzado este escrito.
 
Hemos leído y escuchado hasta la saciedad en los medios reaccionarios de todo el mundo mentiras tan enormes como que, para no desaparecer, la Revolución Cubana siempre dependió de la “protección” soviética, y que ahora, desaparecida aquella Unión, subsiste gracias al petróleo venezolano. Información completamente falsa, sin duda. Prueba de ello es que la URSS se derrumbó definitivamente en 1991; Hugo Chávez fue investido por primera vez como Presidente de Venezuela en 1999, y, a pesar de ello, durante toda la década anterior –la de los noventa-, Cuba no sólo resistió, sino que se recuperó y creció caminando en solitario sin la ayuda de nadie. Y quede claro que no estoy obviando la importancia que tuvo la URSS para Cuba, como tampoco la excelente relación hoy existente entre la patria de Martí y la de Bolívar.
 
Se debe recordar, además, que la ayuda entre Cuba y Venezuela siempre ha sido mutua. El compañero Chávez, incluso, desmintiendo a los tergiversadores llegó a decir que si se hiciese un estudio exhaustivo sobre el monto económico generado por la ayuda cubana a Venezuela y viceversa, llegaríamos a la conclusión de que los cubanos han realizado un esfuerzo económico –a través de envíos de médicos, maestros, formación de galenos, etc.- mayor que los venezolanos. Pero esta y otras certezas nunca tuvieron eco en los poderosos y enajenantes medios de comunicación reaccionarios, tan asustados como estaban sus dueños de que, en verdad, a lo que realmente estaban asistiendo era al parto de una América nueva desfavorable para sus perversos intereses, a la implacable demostración de que la consecución de un mundo nuevo, lejos de ser una quimera, es una meta perfectamente alcanzable.
 
Serios peligros acechan al proceso emancipador de Nuestra América, pero la ALBA, que nació hace tan sólo cinco años –el 14 de diciembre de 2004-, cuenta ya con nueve países miembros y unos primeros resultados que, por importantes, son ciertamente esperanzadores. Ahí están la Operación Milagro, que ha devuelto la vista a millones de personas de buena parte del hemisferio; la atención médica de, igualmente, millones de personas, muchas de las cuales nunca antes habían visto un médico; la erradicación del analfabetismo en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador –Cuba ya lo había conseguido en 1961- y el avance de otros países en ese sentido; la puesta en marcha del Banco del ALBA; el SUCRE como moneda única para realizar las transacciones comerciales entre los países de la Alianza, lejos, por supuesto, de la tiranía que supone la llamada economía de mercado…     Decía al principio de este texto que la oposición venezolana y mundial mostraba cierta impotencia y desespero ante la imposibilidad de parar la buena marcha de la Revolución Bolivariana. Lo han intentado de casi todas las maneras posibles –incluido el golpe de estado- y no lo han conseguido; quizá ya sólo les quede la invasión militar. ¿Recurrirán a ella?
 
Actualmente, Venezuela tiene problemas con el sistema eléctrico nacional, lo que ha sido aprovechado por los opositores para intentar desacreditar al Gobierno Bolivariano. Aquellos acusan a éste de incompetente, de “regalar” el petróleo a otros países cuando “los venezolanos están tan necesitados”. Solidaridad es una palabra desterrada del vocabulario de individuos tan egoístas. Para ellos lo único importante es recibir, nunca dar; son tan miserables que, cuando abren los ojos, solamente alcanzan a ver el maldito dinero.
 
Pero lo cierto es que desde la llegada de la Revolución Bolivariana al gobierno, hace poco más de once años, la inversión en proyectos hidroeléctricos se ha incrementado en un 48%; un 52% en cuanto a proyectos termoeléctricos se refiere. Conviene recordar que en los diez años previos a la primera victoria electoral de Hugo Chávez, los gobernantes venezolanos incorporaron 2.945 megavatios al sistema eléctrico nacional; en cambio, en ese mismo espacio de tiempo (1999-2009), el Gobierno Bolivariano incorporó 4.623.
 
Sucede que desde hace unos meses el territorio venezolano está padeciendo una fuerte sequía, lo que ha provocado un notable descenso en el nivel del agua en la represa de Guri, importante fuente para el sistema de generación eléctrica del país.
 
Pero estos problemas están en vías de ser solucionados. Para ello, el Gobierno Bolivariano cuenta con sus propios técnicos, así como con la ayuda económica de Brasil y Argentina y la valiosa experiencia de Cuba –en 2006 hubo una revolución energética en la Isla, sin precedentes en ningún lugar del mundo, con resultados altamente satisfactorios-. Y he aquí donde la oposición nacional e internacional incurre por enésima vez en tremenda contradicción.
 
Tan parásitos individuos se han pasado la vida afirmando que la Revolución Cubana subsiste gracias al petróleo venezolano, lo que, como ya ha quedado demostrado, es totalmente falso. Ahora, sin embargo, el eterno “ayudado” es el que ayuda, obviando por completo a Brasil y Argentina. En el Estado español, por ejemplo, un periódico del derechista Grupo Vocento publicó la noticia con este tendencioso título: “Cuba arregla las crisis de Chávez”. Como se puede observar, ya no es Cuba quien necesita la ayuda de Venezuela sino al revés. ¿Cómo es posible esto? ¿No era Cuba la que únicamente respiraba gracias al subsidio venezolano?
 
En realidad no es que estén echando flores a la Revolución Cubana. Lo que sucede es que pretenden descalificar al Gobierno Bolivariano, y para eso, aunque se contradigan, ¿qué mejor que mostrar “el desespero de Chávez” recurriendo a la ayuda de una Revolución –la cubana- previamente y durante años demonizada por sus poderosos medios?
 
Por supuesto que para ellos la ayuda de Cuba no es el elemental comportamiento entre dos países hermanos, sino que sólo va encaminada a “cubanizar” a Venezuela. Carentes de sólidos argumentos, los mediocres siempre acaban recurriendo a la mentira para procurar dañar a sus contrarios.
 
Paco Azanza Telletxiki
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