No sólo la Tierra golpeó a los chilenos
Defensa Civil o medios y represión?
08/03/2010
- Opinión
La catástrofe sísmica dejó desolación pero también puso en evidencia la fragilidad de un modelo que, con el sistema de medios concentrados haciendo punta, criminaliza a sus víctimas. La peor parte, como siempre, se la llevan los más pobres.
En primer lugar nuestra solidaridad con todas y todos los chilenos. El dolor de Chile es nuestro dolor.
Pero lamentablemente, por este lado del mundo el dolor tiene nombres y apellidos, numeración de documentos y credencial de pobre. Durante años las corporaciones mediáticas concentradas inundaron páginas y pantallas con las maravillas del modelo chileno, tratando de ejemplar al dibujo heredado del pinochetismo, de democracia condicionada e inequidad social, oculta ésta tras los inefables índices de crecimiento.
Cuando una vez más la Tierra tembló esos mismos medios y esos mismos discursos políticos fueron consecuentes. Para la televisión chilena en general, con imágenes sistemáticamente capturadas por sus colegas argentinas, los despojados y sobrevivientes que tienen hambre, sed, que adolecen de asistencia y con justificados motivos se movilizan para autoabastecerse, para los medios concentrados, decimos, esas víctimas son saqueadores, delincuentes, ladrones.
Cientos de minutos de aire por TV para mostrar como “los delincuentes” cargan con lavadoras y otros artefactos del confort industrial. ¿Y qué? ¿Acaso no son esos mismos medios los que ensalzan hasta la tortura sicológica las bondades de la sociedad de consumo? ¿Y qué?
Pero además es mentira. La movilización espontánea de las victimas tiene por finalidad proveerse de lo indispensable. Y lo hacen con justicia y razón: estado de necesidad dice el Derecho; autodefensa deberíamos decir nosotros.
Y autodefensa porque lo que no funciona es lo que aquí se denomina sistema de Defensa Civil, o por lo menos no lo hace con la eficacia que sí actúa la represión. Las pantallas de televisión justificaron, por ejemplo, escenas de policías y militares apuntando con armas automáticas a las cabezas de víctimas del terremoto que, con todo Derecho repetimos, ingresaron a los supermercados por agua y alimentos.
Repetimos sí. ¿Y si se llevaron una tele o un teléfono celular qué?
¡Total para lo qué sirven estos últimos en situaciones como las que vive Chile! “Mucho se ha dicho que los chilenos son locos por la telefonía móvil, que cada familia tiene varios teléfonos celulares. Ésta ha demostrado su total ineficacia para enfrentar situaciones como ésta, que demuestra que estas empresas han ganado dinero fácil vendiendo celulares no satelitales que no resisten el más mínimo movimiento sísmico. Esto ha significado que hayamos quedado incomunicados con muchos pueblos del sur, con toda la angustia que eso significa para los que tienen sus familias allí”, escribió Vicky Torres, del Comité Chili Amérique Latine.
Pero lamentablemente, por este lado del mundo el dolor tiene nombres y apellidos, numeración de documentos y credencial de pobre. Durante años las corporaciones mediáticas concentradas inundaron páginas y pantallas con las maravillas del modelo chileno, tratando de ejemplar al dibujo heredado del pinochetismo, de democracia condicionada e inequidad social, oculta ésta tras los inefables índices de crecimiento.
Cuando una vez más la Tierra tembló esos mismos medios y esos mismos discursos políticos fueron consecuentes. Para la televisión chilena en general, con imágenes sistemáticamente capturadas por sus colegas argentinas, los despojados y sobrevivientes que tienen hambre, sed, que adolecen de asistencia y con justificados motivos se movilizan para autoabastecerse, para los medios concentrados, decimos, esas víctimas son saqueadores, delincuentes, ladrones.
Cientos de minutos de aire por TV para mostrar como “los delincuentes” cargan con lavadoras y otros artefactos del confort industrial. ¿Y qué? ¿Acaso no son esos mismos medios los que ensalzan hasta la tortura sicológica las bondades de la sociedad de consumo? ¿Y qué?
Pero además es mentira. La movilización espontánea de las victimas tiene por finalidad proveerse de lo indispensable. Y lo hacen con justicia y razón: estado de necesidad dice el Derecho; autodefensa deberíamos decir nosotros.
Y autodefensa porque lo que no funciona es lo que aquí se denomina sistema de Defensa Civil, o por lo menos no lo hace con la eficacia que sí actúa la represión. Las pantallas de televisión justificaron, por ejemplo, escenas de policías y militares apuntando con armas automáticas a las cabezas de víctimas del terremoto que, con todo Derecho repetimos, ingresaron a los supermercados por agua y alimentos.
Repetimos sí. ¿Y si se llevaron una tele o un teléfono celular qué?
¡Total para lo qué sirven estos últimos en situaciones como las que vive Chile! “Mucho se ha dicho que los chilenos son locos por la telefonía móvil, que cada familia tiene varios teléfonos celulares. Ésta ha demostrado su total ineficacia para enfrentar situaciones como ésta, que demuestra que estas empresas han ganado dinero fácil vendiendo celulares no satelitales que no resisten el más mínimo movimiento sísmico. Esto ha significado que hayamos quedado incomunicados con muchos pueblos del sur, con toda la angustia que eso significa para los que tienen sus familias allí”, escribió Vicky Torres, del Comité Chili Amérique Latine.
APM | Agencia Periodística del Mercosur | www.prensamercosur.com.ar, Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
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