Declaración de Diálogo 2000
Ante el drama de las inundaciones en Santa Fe, otras respuestas son posibles
04/05/2003
- Opinión
Por estos días asistimos conmovidos al drama de las inundaciones
en Santa Fe, con su capital provincial semicubierta por las aguas,
miles de viviendas con sus muebles y enseres destruidos o
inutilizados, centenares de comercios que lo perdieron todo,
campos anegados, la producción agrícola y ganadera seriamente
afectada, y, sobre todo, las vidas tronchadas y el inmenso dolor
de la gente que, atónita, ha visto esfumar ante sus ojos el fruto
de largos años de trabajo.
Vimos a barrios enteros clamando por una ayuda que demoró
demasiado en llegar por parte del gobierno y de los organismos del
Estado que tenían la obligación de asistirlos y advertirles con
anticipación sobre lo que podría sobrevenir con las nuevas lluvias
y la previsible creciente del Salado.
Vimos también la hermosa solidaridad de nuestro pueblo que se
brindó generosa a los hermanos en grave emergencia. Nos sumamos a
ese esfuerzo solidario y llamamos a todas y todos, a contribuir de
todas las maneras posibles a aliviar la situación de las
poblaciones afectadas.
Pero ahora que las aguas comienzan a bajar -y los pobladores
emprenden el regreso a sus hogares- poniendo a la vista la
magnitud del desastre, es imprescindible reflexionar sobre las
causas de tamaña calamidad y las alternativas de solución a
mediano plazo. Más allá de las responsabilidades concretas y
específicas de los dirigentes y funcionarios involucrados, que sin
duda hará falta establecer, debemos preguntarnos, por ejemplo,
¿qué relación existe entre la fuerte crecida de las aguas y el
modelo llamado de desarrollo, impuesto en el país en los últimos
años? Un modelo que ha llevado no sólo al abandono, de parte del
Estado, de muchas de las funciones cuya ausencia se manifiesta en
Santa Fe con fatal nitidez, sino además, ha favorecido una
explotación de la tierra pensando, no en su cuidado sino en su
expoliación, privilegiando la acumulación de grandes extensiones
de tierra dedicadas a producir para la exportación y el ingreso de
divisas – muchas de ellas destinadas luego al pago de los
intereses de la deuda externa- dejando de lado prácticas más
equilibradas tanto en lo social como lo ambiental.
Tenemos que preguntarnos también, ¿de dónde saldrán los recursos
necesarios para la recuperación de las pérdidas que se estiman en
varios miles de millones de dólares? ¿Puede acaso la ayuda
fraternal de todos nosotros –con más de veinte millones de
argentinos sumergidos, no bajo las aguas pero sí bajo la línea de
pobreza- resolver problemas económicos de tal envergadura? ¿O nos
resignaremos a que los cientos de miles afectados en Santa Fe por
la crecida del Salado engrosen al contingente de los desposeídos y
excluídos?
Ante la gravísima emergencia que afecta a tantos miles de nuestras
hermanas y hermanos en Santa Fe, y sobre todo frente al
ofrecimiento del Banco Mundial de otorgar nuevos créditos a la
provincia en un supuesto esfuerzo para superar la situación de
desastre, insistimos en que como sociedad y como país, tenemos que
buscar las soluciones en otros lados. No es cuestión de construir
vallas de contención cada vez más altas ante el desastre en
ciernes, sino de transformar este modelo de muerte y destrucción
en posibilidades de vida digna para todos y todas, junto con la
preservación del medio ambiente y de nuestras comunidades. No es
tampoco a través de nuevos endeudamientos con los mismos
responsables del actual modelo de desastre, sino reconociendo la
ilegitimidad y la perversidad del mecanismo de endeudamiento
forzoso y logrando de una vez que se suspenda todo pago sobre la
deuda externa para poder interrumpir sus condicionamientos y
destinar ese dinero a resolver los problemas de las poblaciones
afectadas tanto en Santa Fe como en todo el país.
Entendemos que esta reivindicación de estricta justicia,
multiplicada a lo largo del país por la acción de todas las
organizaciones populares, debería ser nuestro mejor aporte
solidario.
Buenos Aires, 5 de mayo de 2003
* DIALOGO 2000, Piedras 730, Capital, TE 4307 1867 / E-mail:
dialogo@wamani.apc.org
https://www.alainet.org/es/active/3669
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