La voz de los desmovilizados
04/05/2003
- Opinión
A los Representantes de los Países Amigos del Proceso de
Paz en Guatemala y Grupo Consultivo
Los desmovilizados de la URNG integrados en la
cooperativa Nuevo Horizonte (Petén), cooperativa El
Progreso (Suchitepéquez) y cooperativa Santa Anita
(Colomba Costa Cuca), nos dirigimos a ustedes con el
propósito de compartir nuestro punto de vista sobre el
proceso de paz en Guatemala.
Con profunda preocupación observamos que, luego de las
auspiciosas perspectivas que auguraba el camino de la paz
para todos los guatemaltecos, el que sabíamos estaría
cubierto de dificultades que deberían ser sorteadas con
paciencia y tolerancia, este tránsito hacia la paz,
sostenido por un imprescindible mejoramiento en las
condiciones sociales y económicas del conjunto de la
población, no solo se ha estancado sino que está
sufriendo un desconsolador retroceso.
Lamentamos la poca voluntad de sectores de poder en
propiciar una real democratización de la sociedad que se
evidencia en: los aún persistentes y elevados niveles de
pobreza (56%) de nuestra población mencionada en el
informe del Programa de Naciones Unidas Para el
Desarrollo; el autoritarismo no superado; la corrupción e
impunidad que involucra al gobierno de Guatemala con
redes del crimen organizado; en la existencia de aparatos
clandestinos y poderes aislados; en los insuficientes
avances en el reconocimiento de la multiculturalidad; en
el retroceso en los espacios de concertación donde
detectamos graves síntomas de una nueva polarización; en
el rescate por parte de sectores de poder de estructuras
militarizadas como las ex Pac, las que nuevamente
parecerían ser utilizadas, por el momento, con fines
electorales y, el desvío de fondos hacia el presupuesto
del ejército.
En este marco, el acuerdo " Sobre bases para la
incorporación de la URNG a la legalidad", a seis años de
la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, sufre
dilaciones, tropiezos permanentes en el intrincado
engranaje burocrático y falta de respuestas reales a los
puntos acordados, afectando sensiblemente su
cumplimiento y con ello, el proceso de concertación que
con mucho empeño decidimos iniciar.
En 1997 confiados en este proceso nos desmovilizamos y
aceptamos agruparnos en diferentes albergues
proporcionados por el gobierno, especialmente, aquellos
que habíamos perdido por diferentes razones nuestras
raíces familiares. El gobierno prometió solucionar el
destino definitivo en tres meses, para comenzar nuestro
proceso de reinserción. Durante un año esperamos
pacientemente estas promesas, pero desgraciadamente ante
el incumplimiento por parte del gobierno, debimos
presionar con medidas de fuerza para obtener respuestas y
se nos concedió un mes para encontrar nosotros mismos
estos lugares, lo que hicimos, trasladándonos a nuestras
actuales cooperativas entre enero y febrero del 1,998.
Posteriormente el Fondo de Tierras negoció el monto de
la deuda por la tierra que debería ser cancelada a un
banco y pagarse con los excedentes obtenidos de los
proyectos productivos agrícolas y forestales que debían
implementarse sobre la base de 10 mil quetzales que
serían entregados a cada uno de los desmovilizados. En
definitiva de este monto se nos entregó el 27 %, de los
cuales solo el 10% pudo ser dirigido a los proyectos
productivos que pudimos fortalecer con apoyo de la Unión
Europea. A pesar de los grandes esfuerzos, por diversos
factores estos proyectos no dieron los resultados
esperados, lo que no nos permitió cumplir con los pagos
acordados; ante esta situación el banco inició presiones
jurídicas provocando el temor en un sector de los
asociados que emigraron agudizando aun más las
dificultades internas para sacar adelante la producción.
Sin embargo, a pesar de estas grandes dificultades
continuamos luchando por nuestra tierra, fortaleciendo
los niveles organizativos para tratar de avanzar con
nuestros propios esfuerzos dentro de los marcos
establecidos por la institucionalidad del país y
gestionando ante FONTIERRA e instituciones
internacionales una solución a esta problemática, pero
hasta el momento no hemos obtenido respuesta
satisfactoria a estas demandas.
Esta difícil situación se agrava cuando se trata de los
desmovilizados de la guerrilla dispersos (que no viven en
cooperativas) a quienes aún no se les ha proporcionado ni
tierra, ni vivienda.
Por ello, exigimos se retome el cumplimiento de los
Acuerdos de Paz y, proponemos que nuestras
organizaciones y comunidades se constituyan en agentes
directos de interlocución con las instituciones
nacionales concernientes al tema, a fin de agilizar los
procesos y garantizar que el programa de reincorporación
se aplique en forma flexible y adaptada a nuestras
necesidades.
Hacemos un llamado al gobierno y comunidad internacional
a que se evalúe detenidamente el problema de la deuda
sobre la tierra ya que esto será imposible de solucionar
como está proyectado. Está en nuestro espíritu
solucionarlo dentro del marco institucional, pero con
medidas factibles que no profundicen las heridas sociales
y económicas causadas por la guerra.
Por la Organización de Guerrilleros Desmovilizados
Eusebio Figueroa Santos
Finca Nuevo Horizonte
Guatemala 05 de mayo de 2003
Guatemala 05 de mayo de 2003
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