Un año después de la victoria del pueblo
21/03/2010
- Opinión
El domingo 14 de marzo las calles de San Salvador se llenaron una vez más de camisetas rojas, cachuchas, pañoletas y banderas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) para conmemorar el primer aniversario de la victoria de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia del FMLN, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén (15 de marzo de 2009). En un discurso ante una asistencia de 25,000, la lideresa histórica del FMLN y actual diputada al Parlamento Centroamericano, Nidia Díaz, declaró: “Hoy reafirmamos el esfuerzo y heroísmo de miles de compatriotas que continúan luchando y de aquellos que dieron sus vidas sin quienes esta victoria no habría sido posible”.
Dando una vista atrás a los logros del primer año, muchos salvadoreños señalan rápido que el logro más significativo de las elecciones de 2009 fue la derrota electoral de la derecha, más notablemente del partido ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), cuyo “presidente vitalicio” es el ya fallecido Roberto D’Aubuisson, el mismo fundador de los escuadrones de la muerte de El Salvador. Por 20 años, consecutivas presidencias de ARENA implementaron medidas neoliberales drásticas, desde la privatización de la mayoría de los servicios públicos como la electricidad y las telecomunicaciones, hasta el CAFTA, el Acuerdo de Libre Comercio entre EE.UU. y Centro América, resultando en un índice de desempleo de por lo menos 55%. Las campañas de combate al crimen “Mano Dura” y “Super Mano Dura” fallaron en rebajar los índices de criminalidad en el país, y en 2008 el índice de homicidios de El Salvador fue el más alto del hemisferio occidental. El nivel de poder político, económico y militar sostenido por la elite, sin mencionar su casi incondicional respaldo desde Washington, hizo que su expulsión el pasado marzo fuera un verdadero logro histórico, uno que ha sido comparado con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992 que finalizaron la Guerra Civil y derrocaron la dictadura militar del país.
De camino a las elecciones de 2009, muchos salvadoreños dijeron que el país simplemente no podía sobrevivir otros cinco años de ARENA. Hace un año hoy, las y los salvadoreños se movilizaron en masa a las urnas, haciendo a un lado la feroz campaña de miedo de la derecha y la gran prensa contra el FMLN así como las amenazas hechas por Republicanos en el Congreso de los EEUU de deportar inmigrantes salvadoreños en una eventual victoria del FMLN. Muchos le dan crédito al número de votantes como el factor clave que hizo posible superar el fraude cometido por los partidos derechistas, en particular los buses repletos de “votantes” que arribaron en la noche desde Guatemala, Honduras y Nicaragua. La altamente organizada respuesta del pueblo al fraude (varios buses fueron bloqueados y devueltos en la frontera) fue más pronunciada durante las elecciones de 2009 que ninguna otra en la historia reciente, demostrando ambos, el alto nivel de oposición a permitir que ARENA gobernara por otros cinco años y el alto nivel de organización popular que hará posible la transformación social y económica en El Salvador.
Uno de los mayores logros del nuevo gobierno del Presidente Mauricio Funes y del Vicepresidente Salvador Sánchez Cerén ha sido la reorientación del gobierno hacia las necesidades de la mayoría, especialmente a través de los ministerios sociales. Mientras que el compromiso del Presidente Funes a crear un “gobierno de unidad” significa que hay muchos otros sectores además del FMLN representados en el nuevo gobierno, la designación de líderes del FMLN a los ministerios que trabajan más de cerca con la población ha sido vital para el éxito de la nueva administración. Como el Coordinador General del FMLN, Medardo González declaró durante la celebración de la victoria del domingo, “estas son medidas que, paso a paso, indican la visión de un gobierno de izquierda”. Algunos ejemplos notables:
· Salud: el pago requerido - insultantemente conocido como “cuota voluntaria”- en todos los hospitales y clínicas públicas ha sido abolido y se ha construido las fundaciones de un nuevo hospital de maternidad.
· Educación: Por vez primera, el gobierno está proveyendo gratis uniformes escolares, zapatos y útiles a cada niño en El Salvador, así como también ha extendido el programa alimentario escolar a las escuelas urbanas, solventando de esta manera algunos de los impedimentos principales de las familias pobres para enviar sus niñas y niños a la escuela. El ministro de educación, Salvador Sánchez Cerén, también ha lanzado un programa nacional para terminar con el analfabetismo al estilo de los exitosos programas en Nicaragua y Cuba.
· Agricultura: El Presidente Funes ha dicho que El Salvador necesita retornar a la producción de alimentos de consumo doméstico en orden a asegurar la soberanía alimentaría del pueblo salvadoreño. A través de semilla y fertilizantes subsidiados y nuevas líneas de crédito para pequeños agricultores, el gobierno está dando pasos importantes para atender la virtual destrucción del sector agrícola de El Salvador por las políticas neoliberales. La entrega de más de 4,000 títulos de propiedad de tierras por parte del gobierno a campesinas y campesinos ha comenzado a rectificar el fracaso de gobiernos pasados en completar políticas de reforma agraria.
· Trabajo: Quizá por vez primera, el ministro de trabajo de El Salvador está verdaderamente representando los intereses de las y los trabajadores. La Dra. de Avilés está transformando el ministerio desde un instituto que impedía la búsqueda de justicia de las y los trabajadores, a un instituto que defiende los derechos laborales y apoya el movimiento sindical organizado. Varios sindicatos, algunos incluso en el sector de la maquila, han sido finalmente reconocidos, provocando la ira de la elite negociante; sindicatos en sectores que han sido completa o parcialmente privatizados, como las telecomunicaciones y el agua, han finalmente sido otorgados con estatus de sindicatos de industria.
· Vivienda y Obras Públicas: A través del programa Casa para Todos, el nuevo gobierno planea construir 25,000 casas y generar 100,000 empleos en el proceso. Después del huracán Ida se le ha dado prioridad a las comunidades afectadas por la tormenta; el gobierno ha comprado tierra para poder mover permanentemente a comunidades enteras a un lugar más seguro. El conocido líder del FMLN Gerson Martínez está ahora a la cabeza del ministerio más corrupto históricamente en El Salvador, reorientando dramáticamente sus prioridades hacia asegurar el beneficio de la comunidad, seguridad, resistencia sísmica, y acceso a las personas con discapacidades.
El FMLN, como partido político, dejó claro que dondequiera que ellos tomaran las riendas del gobierno, su prioridad más alta sería rescatar la función democrática del Estado. Especialmente durante las últimas dos décadas, las instituciones del Estado fueron profundamente corrompidas; millones de dólares desaparecieron anualmente en los cofres personales y políticos de la derecha (quizá la campaña de la administración Funes que los atemorizó más fue la de “libros abiertos”) Una de las prioridades más altas de la administración Funes es de reconstruir un Estado funcional y democrático, comenzando con una estricta oposición a la corrupción. Un nuevo Inspector General fue designado a la Policía Nacional Civil, resultando en cargos contra al menos 40 oficiales en el primer mes del programa, y el nuevo Ministro del Interior, el líder del FMLN Humberto Centeno, ha presentado cargos contra ex funcionarios de gobierno incluyendo el hombre mano derecha del ex Presidente Saca, el ex ministro del interior René Figueroa. Otros movimientos significativos hacia una real democracia han sido iniciados en municipalidades bajo el FMLN; la primera consulta popular jamás sostenida antes en El Salvador fue llevada a cabo en Zacatecoluca y muchos alcaldes del FMLN continúan promoviendo otros procesos de gobierno participativo. Ambos el FMLN y el movimiento popular salvadoreño ven estos pasos hacia el “rescate del Estado” como precursores esenciales a un cambio estructural más fundamental en el futuro.
Aún otro de los factores más significativos que han cambiado el paisaje político en El Salvador es el casi colapso de los partidos políticos derechistas. Debido a luchas de poder dentro ARENA, especialmente en tanto que el ex Presidente Saca fue acusado responsable de la derrota electoral del partido, un tercio de los diputados legislativos del partido renunciaron y formaron una nueva fracción derechista, GANA, que estará solicitando credenciales como partido político este año. Mientras que la fracción no es ideológicamente diferente de ARENA, la ruptura ha sido un golpe al dominio de la derecha en la Asamblea Legislativa, forzando a diferentes fracciones a negociar con el FMLN como el partido con el número más grande de cúrales (35 de 84). Aún más, la victoria del partido izquierdista ha hecho que muchos de los otros partidos quieran aparecer como “populistas” lo más posible, haciéndole mucho más fácil al FMLN conseguir la aprobación de legislación importante, para citar un ejemplo, la aprobación del presupuesto de la nación.
Sin embargo, reconocidos líderes revolucionarios del partido, sus miembros y el movimiento social comparten el entendimiento de que la victoria de Funes está lejos de todo lo que se necesita para desafiar la estructura de poder en El Salvador. Por un lado, y a pesar de que los partidos de derecha pueden estar tambaleando, la elite salvadoreña todavía sostiene una cantidad increíble de poder y las políticas que ellos crearon para su propio beneficio están todavía en su lugar. Como Medardo González dijo a la asistencia reunida el sábado, ARENA “fue derrotada pero no vencida”, en tanto que ellos todavía tienen “control parcial del aparato del Estado”.
El nuevo gobierno heredó un estado casi en bancarrota, altamente endeudado con los EEUU y las instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial. Aún cuando grandes sumas de esos dineros fueron robados por ex presidentes, Funes, de todas maneras, ha asumido responsabilidad en el pago de los mismos. Con un ingreso extremadamente pequeño y una derecha que va a la ofensiva cada vez que alguien sugiere que los grandes negocios paguen más impuestos, el nuevo gobierno ha continuado aceptando las “generosas” ofertas de los EEUU y las instituciones financieras multilaterales en la forma de más préstamos. Mientras que no hay duda que la administración Funes y todos los ministerios usarán este ingreso a su máxima capacidad posible y para las mejoras necesitadas en el país, el círculo vicioso sigue.
Para la decepción de muchos en el movimiento social, el FMLN y el movimiento de solidad internacional, el Presidente Funes ha dicho públicamente que él no buscará renegociar el CAFTA ni que se unirá al ALBA, el acuerdo de comercio cooperativo latinoamericano con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Aún una inversión masiva en el gasto social para aliviar los efectos de la pobreza y el desempleo alcanzará su límite en tanto que El Salvador y el resto de Centro América permanezcan estrangulados por el CAFTA. Las demandas recientes por parte de dos compañías mineras norteamericanas exigiendo el pago de cientos de millones de dólares del gobierno salvadoreño han revitalizado el movimiento popular y sindical contra el CAFTA a pesar de la falta de voluntad por parte del Presidente Funes de desafiarlo.
Otro reto significante en esta nueva fase de lucha revolucionaria son las crecientes y visibles contradicciones entre el Ejecutivo y el FMLN, el partido que llevó a Funes al poder. Junto al movimiento social, el FMLN se ha opuesto al CAFTA y ha exigido que El Salvador se una al ALBA. Como partido revolucionario, fundado en la lucha armada, el FMLN se ha comprometido a proyectos mayores como el del Socialismo del Siglo XXI, la integración latinoamericana y el anti-imperialismo. En una muy fuerte contradicción, el FMLN denunció fuertemente y movilizó al pueblo contra el golpe en Honduras en junio pasado; el Presidente Funes, sin embargo, ha decidido reconocer la presidencia de Pepe Lobo y está haciendo un llamado porque Honduras sea readmitida en la OEA. En su discurso del domingo, el Coordinador del FMLN, Medardo González, lo resumió como sigue: “No vamos a coincidir en todo. La naturaleza del FMLN como partido es de ser un proyecto revolucionario con un ángulo socialista, y el proyecto del gobierno de la unidad nacional es más amplio”.
Pero quizás el golpe en Honduras es una de las razones del por qué el Presidente Funes está siendo moderado en su posición, especialmente en relación a política exterior. Inmediatamente después del golpe, la derecha salvadoreña le dijo a Funes que tuviera cuidado porque no fuera que él se estuviera “viendo en el espejo”. La presión por parte de los EEUU no estuvo muy atrás; en una reunión sobre reforma migratoria entre la Secretaria de Estado Hilary Clinton y el Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, justamente después del golpe, la requisición principal de Clinton para El Salvador fue la de jugar un rol más “protagonista” en encontrar una “salida a la crisis en Honduras”. Muchos especularon que el Departamento de Estado usó a los más de 2 millones de inmigrantes salvadoreños que viven en los EEUU como anzuelo para asegurar que El Salvador entraría en la jugada con las elecciones de noviembre en Honduras.
La tremenda cantidad de dinero de “ayuda” de los EEUU a través de canales como la USAID, el Fondo Nacional para la Democracia (NED en sus siglas en inglés), la Agencia Contra las Drogas (DEA en sus siglas en inglés), la Academia Internacional para la Aplicación de la Ley (ILEA por sus siglas en inglés), y el FBI, hacen cercanamente imposible que el gobierno salvadoreño actúe independientemente sin temer represalias de los EEUU. Obama y Clinton han elogiado a Funes por ser “pragmático”, y en efecto, parece que la administración Funes ha tomado la decisión de actuar dentro de los parámetros establecidos mientras por otro lado hace lo que puede para mejorar la calidad de vida y el estado del gobierno democrático para el pueblo salvadoreño.
Antes de su muerte en 2006, el reconocido líder del FMLN y candidato presidencial en 2004, Schafik Handal, escribió que el movimiento social salvadoreño debe siempre ser más radical que el partido. Las organizaciones del movimiento social están al presente en el proceso de reanimar sus bases después que la actividad del movimiento amainara durante el “período de luna de miel” post elección. Las mismas también están determinando prioridades en base a su nueva relación con el gobierno. La única manera en que el Presidente Funes sea capaz de hacer cambios de gran alcance es si un segmento visible de la sociedad los demanda y lo mandata para hacerlos. Esto es, aún cuando el movimiento social de El Salvador encara sus propios retos, por ejemplo, éste encara a la gran prensa derechista dispuesta a explotar cualquiera o todas las contradicciones, reales o imaginadas, entre el partido, el movimiento social, y Funes. Este rol está claro. Ciertos sectores de la lucha, incluido el movimiento anti-minería, están también compitiendo contra una campaña violenta de terror (asesinatos, secuestros y amenazas a muerte) que muestra la impunidad institucionalizada en la Oficina del Fiscal General y la Policía Nacional Civil (PNC) resultante de una centuria de dictaduras militares y gobiernos derechistas.
A pesar de los retos, el movimiento social y el FMLN permanecen comprometidos a reforzar la organización popular en tanto que su consolidación y movilización será la única manera de asegurar que el próximo gobierno FMLN sea capaz de tomar pasos más decisivos para desafiar al sistema neoliberal. Una de las prioridades del movimiento social el próximo año es la construcción de la base y la educación política de tal manera que grandes y más grandes números de la población cuestionen por qué los cambios actuales no son suficiente. Adicionalmente, si el FMLN puede ganar una mayoría en la Asamblea Legislativa (43 asientos), entonces tendrá una mayor capacidad para dirigir el país hacia una nueva dirección. La reciente consulta popular en Zacatecoluca es otro paso hacia la democracia participativa y la construcción de poder popular que comenzó con los “Diálogos Sociales Abiertos” para establecer colectivamente la plataforma del FMLN para el período 2009-2014.
Es imposible saber si el Presidente Funes tomaría pasos más radicales si El Salvador no estuviera en tan vulnerable posición con respecto a Estados Unidos, pero tal situación necesita de un movimiento de solidaridad internacional fuerte contra la intervención militar, política y económica de los EEUU. La intervención de los EEUU y la lealtad con la elite continúa siendo uno de los mayores impedimentos al cambio revolucionario en América Latina tanto como lo fue en los 1980s.
La fuerza y promesa de la lucha salvadoreña hoy día descansa en su capacidad de trabajar en ambos, dentro y fuera del sistema, para crear el cambio dentro del gobierno cuando sea posible y movilizar el movimiento social cuando esos cambios alcancen sus limites circunscritos; al hacer eso, éste consolidará mayor fuerza política y popular para continuar a cambiar el sistema mismo.
Más análisis en español la puede encontrar visitando estos sitios en la red:
Fuente: Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES) , Washington.
https://www.alainet.org/es/active/36904