Mujeres y política
Cuotas de género o cuotas de familia?
30/03/2010
- Opinión
Las mujeres del Partido de la Revolución Democrática (PRD) están más que inquietas debido a que el futuro inmediato no es muy alentador, sobre todo para las políticas de “carrera” dentro de ese partido.
No es para menos, como siempre les quieren hacer de chivo los tamales, ahora a propósito de la coalición que han conformado con otros “institutos” políticos, la posibilidad de garantizar el cumplimento de los estatutos en materia de acciones afirmativas de paridad e igualdad en las candidaturas entre hombres y mujeres, parece cada vez más alejada.
El problema en el PRD es que este partido está realmente partido en varios pedacitos, por lo que cada quien hace lo mejor que puede para conservar dentro de sus pequeños grupos las posiciones de poder y para conservarlo mejor, el poder se reparte entre las familias que mandan.
Por ejemplo, Lenin López Nelio, fue diputado local y dirigente del Sol Azteca. Hace tres años, pretendió ganar la alcaldía de la capital oaxaqueña pero perdió ante el priista José Antonio Hernández Fraguas. Al concluir su gestión como diputado local, el electo fue Jesús Romero, su primo, quien hoy repite la misma historia y busca ser el candidato perredista a la primera concejalía de Oaxaca de Juárez. En tanto, el primo López Nelio va por el mismo puesto sólo que ahora en Juchitán de Zaragoza.
Pero este no es el único caso. Lo patético es cómo algunos perredistas pretenden utilizar a sus hijas o hermanas como candidatas a cargos de elección popular. Raymundo Carmona Laredo, suplente del senador Carlos Navarrete, impuso en el proceso electoral federal pasado a su hija Bélgica Nabil Carmona Cabrera, ahora de 23 años de edad y diputada de representación proporcional de la tercera circunscripción.
Eso no es todo. Su suplente es Aleida Tonelly Serrano Rosado, quien por cierto es hija de Rosendo Serrano. Éste es en la actualidad diputado local y se ha turnado la curul en el recinto de San Raymundo Jalpan, municipio donde se ubica la sede del Congreso local, con su hermano Félix Serrano Rosado. Es decir, la familia Serrano lleva en el Congreso estatal casi 12 años consecutivos y le siguen las hijas.
Sí, porque ahora el diputado Serrano quiere que su hija Aleida sea diputada local y está peleando un sitio para ella en el rejuego interno del PRD. Lo peor del caso es que todo parece indicar que su hermano Félix quiere que la suplente de Aleida sea su hija, una jovencita de 18 años, según denunciaron algunos perredistas que entre dientes siguen refunfuñando por el cacicazgo de los hermanos Serrano.
Hay más, Ariadna Vásquez López, también quiere ser candidata del PRD en la Coalición “Unidos por la paz y el progreso” que conformaron además de este partido, Acción Nacional, Convergencia y el Partido del Trabajo y que a la gubernatura local llevan a Gabino Cué Monteagudo.
Ariadna podría ser candidata, está en su derecho total. El problema aquí es que todo parece indicar que de nueva cuenta es un asunto de poder familiar, donde las “cuotas de género” sirve para eso y no para la representación real de las mujeres. Aridna también tiene una familia que en este momento le es incómoda. Su hermano Wilfredo Vásquez es diputado local y su otro hermano ha ocupado el mismo puesto en años anteriores, incluso se maneja como uno de los hombres (de negro) cercanos a la gobernadora de Zacatecas.
Hechos como los que pasan en Oaxaca son un problema en todo México. Los políticos se han convertido en caciques de pequeños grupos y las mujeres de los partidos políticos no tienen ninguna oportunidad real frente a los escenarios de familia o los intereses de las familias partidistas.
Las cuotas de género en el PRD se han convertido en cosa de familia y tendremos que estar en alerta sobre lo que pasa en el resto de los partidos políticos donde no cantan tan mal las rancheras. Lo cierto es que es una pena que los políticos hombres utilicen a sus hijas o hermanas para seguir agarrados del poder.
Una lástima porque se tergiversa la lucha de las mujeres, como ya lo han hecho otras políticas que siguen pegadas a la ubre del Legislativo y el Ejecutivo y que quieren repetir y repetir hasta el cansancio. En el PAN tienen lo suyo y en el PRI desde hace varias décadas no son visibles nuevas caras ni de hombres ni de mujeres.
Lo cierto es que en tiempos electorales como los que ahora vive Oaxaca, las mujeres siguen sin aparecer en el escenario, porque el poder patriarcal de los partidos impide su visibilidad, su voz y voto, la democracia se reduce en los partidos de izquierda, derecha o del centro en la vieja costumbre del amiguismo, el compadrazgo y la familia. Esta es la explicación del por qué algunos ex gobernadores como José Murat y Heladio Ramírez han “comprado” curules, como si fueran palcos en un estadio de futbol, para sus hijos e hijas.
La descomposición del sistema partidista es una realidad en México de la cual la ciudadanía tendría que empezar a tomar nota, en especial las mujeres que aparecen en los esquemas de los cargos de elección popular y menos en la toma de decisiones. La simulación es para una forma de vida en los partidos políticos y cuando son gobierno actúan de la misma manera.
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