A 40 días del terremoto

08/04/2010
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Lo que el terremoto dejó a las mujeres de Chile todavía está por verse. Algunas organizaciones feministas perdieron sus casas y lo que es peor la posibilidad de poder comunicarse de forma continua y eficiente, sobreviviendo a las secuelas que dejó el desastre que abatió a ese país el 27 de febrero último, a las 3.35 AM, con epicentro en la Región del Maule (VII Región).
 
El día en el que ocurrió el terremoto en Chile mucha gente estaba vacacionando. Muchos se habían alojado cerca de la playa y el mar los sorprendió desprovistos del instinto que tienen los lugareños, conocedores de las señales más finas que da la masa de agua. Así fue que varias familias se desintegraron y por días el sufrimiento del pueblo chileno se transmitió descarnado por las pantallas del mundo. Y así fue que se mostró lo mejor y lo peor que dejaron los 8,8 grados en la escala de Richter en el sur del país. La desesperación, el aprovechamiento, el sálvese quién pueda, pero también la generosidad, la solidaridad y la sororidad.
 
De las quince regiones con las que cuenta el país, seis terminaron afectadas de manera dramática (desde la VI hasta la XII región), especialmente las regiones de Maule y Bío Bío. Para dar una idea, se derrumbó una tercera parte del territorio del largo Chile. Y es justamente aquí donde las organizaciones de mujeres, a las que tanto les cuenta sobrevivir en un país en el que los asuntos de género no son considerados fundamentales por la mayoría, quedaron a salvo pero sin sedes en pie para seguir trabajando.
 
En un estado de situación que reportaron días después del terremoto distintas organizaciones de Chile (CEDEM, Red Chilena contra la Violencia Sexual y Doméstica, Fundación Alquimia, FEMTRAM, ANAMURI, entre otras fuentes) y que fue recopilado por el Observatorio de Género y Equidad, no se anunciaban víctimas fatales entre las feministas que estuvieron en contacto. Mientras que los daños sufridos fueron los siguientes según las distintas regiones.
 
El reporte informaba que había sedes de la VII Región que habían sufrido daños irreparables y pérdidas materiales (Casa Quidell, Transgéneras por el Cambio). Algo similar había ocurrido con la organización Domodungu. En la VIII Región se registraron muchos daños materiales y desabastecimiento, lo que provocó que algunas mujeres se fueran de la región por los saqueos. Aquí, el edificio de la Corporación Instituto de la Mujer quedó inhabitable.
 
Una asunción terremoteada
 
En esos días hubo de todo: desaparecidos por miles, muertos por cientos, cuerpos que quedaron bajo los escombros, gente que quedó durmiendo en la calle, buses y barcos que se internaron en las calles de las ciudades, ríos que se secaron, vida marina desparramada por todos lados mezclándose entre los colchones y los televisores y, sobre todo, un shock generalizado.
 
Si bien la reacción de la comunidad feminista en el mundo fue inmediata, preguntando y ofreciendo ayuda para las compañeras chilenas, como a muchos chilenos, la ayuda llegó varios días después.
 
Por esta y otras causas se hicieron caer con dureza las críticas hacia la presidenta Michelle Bachelet, a quien el terremoto le llegó a sólo 10 días de entregar el mando a su sucesor, el recién electo Sebastián Piñera. Hasta el momento la presidenta partía con un consenso histórico por parte de la población chilena, pero el terremoto le bajó el perfil al éxito y dejó entregando el mando a una Bachelet exhausta, conmocionada y en el ojo de la tormenta.
 
Los principales cuestionamientos fueron que en el momento del terremoto la Armada no dio alerta de tsunami en tiempo y forma, la aletargada llegada de auxilio a los damnificados, la duda en sacar a los militares a la calle para frenar los saqueos y la confusión en el anuncio del número de víctimas (se hablaba de más de 800 y la cifra oficial anunciada posteriormente fue de 316).
 
Pero a su sucesor no le fue mejor, de hecho no pudo concluir la ceremonia del traspaso de mando pues un nuevo terremoto de 6,9 grados en la escala de Ritcher lo obligó a salir corriendo ante la alerta de tsunami que se disparó en Valparaíso, donde se encuentra el Congreso Nacional. Piñera sigue duramente cuestionado porque a 15 días de asumir como presidente aún no manifestaba firmes intenciones de vender las acciones de la aerolínea LAN, por lo que las críticas se hicieron llegar incluso desde el interior de su partido.
 
Cómo siguen las que quedaron sin nada
 
Es en este contexto político que las mujeres tienen que lidiar para seguir trabajando por la igualdad de género. Son alrededor de 30 organizaciones las que resultaron afectadas parcial o totalmente. Hace pocos días, la actual ministra del SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer), Carolina Smith, visitó la zona del desastre y, ante la demanda de las organizaciones de mujeres para resolver temas como la violencia de género, contestó que eso estaba en estudio.
 
'Vino a hablar con nosotras y nos dijo que se iba a trabajar fundamentalmente con temas como el trabajo, la familia y los hijos. Pero hay miles de otros temas que necesitamos abordar, como la violencia intrafamiliar. Cuando le preguntamos qué pasaba con ese tema nos contestó: ‘Eso está en estudio’', comentó Benedicta Aravena de Casa Quidell, de Talca, que trabaja con 25 organizaciones de mujeres temporeras (trabajadoras rurales en épocas de cosecha) jefas de hogar, dueñas de casa y emprendedoras.
 
Según comentó, en la región del Maule (la más afectada) el 80% de las mujeres son jefas de hogar y el trabajo que se desarrolla principalmente es el agrícola y el comercio. 'Pero ambas cosas no son posibles de realizar en este momento. Así que desde el gobierno no hay nada concreto todavía', agregó Benedicta.
 
'Muchas están sin casa, entre ellas nosotras –comenzó a describir Benedicta. Por lo que estamos trabajando mucho con temas de salud mental y la reconstrucción de redes. Estamos haciendo un catastro de daños materiales y psicológicos. Hay mucho pánico todavía. Anoche no más hubo un sismo de 6,9 grados. La ciudad es un caos, hay muchas mujeres en carpa y por las noches hace mucho frío. Hay sectores sin luz, sin agua y hay mucha tierra'. El sector más afectado ha sido San Rafael, una comuna de la provincia de Talca.
 
De hecho es en estas situaciones donde más fortalecidas deben estar las organizaciones de mujeres, pues es común que en situaciones de catástrofes se incrementen los casos de violaciones y abuso hacia las mujeres. 'No hemos sabido de que haya habido acoso en las comunas. El problema va a ser en un tiempo más, cuando se haya tirado todas las construcciones afectadas abajo', anticipó. En Talca el terremoto tiró más del 60% de las edificaciones.
 
En Concepción, la Casa de los Colores está a cargo de la distribución de la ayuda en la región del Bío Bío. 'Nos cuesta mucho comunicarnos entre nosotras, no sabemos de compañeras heridas. La sede del Instituto Mujeres del Sur, donde funcionaba también Feministas Bío Bío, quedó inhabitable', fue la escueta respuesta que alcanzó a dar Carmen Durán, una de sus integrantes, ya que en muchos lugares sigue habiendo problemas de conectividad.
 
La mayor parte de la ayuda ha llegado desde las organizaciones. Desde el Fondo Alquimia y una serie de organizaciones de mujeres y a la que se sumó la Colectiva 8 de marzo (con las donaciones que se recibieron durante el acto del Día Internacional de la Mujer, realizado en el Parque Bustamante, en Santiago), se ha hecho llegar alimentos, artículos de higiene personal y dinero.
 
El Fondo Alquimia comenzó su campaña para movilizar recursos el 1 de marzo. En el sur, la ayuda se está distribuyendo a través del Centro Social Quidell, la Comunidad Lésbica la Teta Insurgente y la Casa de los Colores, en Concepción. La campaña tiene una primera etapa que consiste en comprar alimentos e insumos básicos. La ayuda que Quidell hace llegar a las mujeres se dirige principalmente a las que viven en zonas rurales, que han sido las que menos ayuda han recibido.
 
'Pero una segunda etapa apunta a la restauración del trabajo, del quehacer político en los territorios afectados. Se está realizando un diagnóstico de las organizaciones. Hay muchas que siguen con problemas de conectividad y hay lugares en los que no han recibido apoyo oficial', sostuvo María José Lizana, coordinadora de Desarrollo de Recursos a nivel nacional. El Fondo Alquimia está trabajando con Diáspora Solidaria, con sedes en España, Holanda y Estados Unidos, desde donde también están haciendo llegar ayuda financiera.
 
'Hay mucha fuerza, mucho empuje y muchas ganas de transformar por parte de las mujeres. Para todos este terremoto ha sido muy movilizador', concluyó Lizana. Mientras tanto, las organizaciones sureñas comenzarán a reunirse la semana que viene para crear una estrategia de reconstrucción.
 
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