Panamá 2010: 1º de Mayo
29/04/2010
- Opinión
“Éste es un día para rendir homenaje a todos aquellos que, en distintas latitudes, cayeron luchando para hacer más digna la vida del hombre y conquistar la auténtica libertad”. Salvador Allende, Presidente de Chile, 1º de mayo de 1971.
El 1º de mayo de todos los años sirve para que los trabajadores de todas las latitudes hagan un recuento de sus avances y retrocesos. Cada trabajador tiene que hacer un balance: ¿Estoy mejor que el año pasado? Los dirigentes obreros también tienen que revisar lo acontecido en el último año. ¿Están mejor los obreros del centro de trabajo que confiaron en ellos el liderazgo del movimiento? De igual manera, quienes se denominan dirigentes nacionales tienen que analizar la situación del país. ¿Está el país mejor en este 1º de mayo que hace un año?
Al igual que los países, los trabajadores tienen que sacar conclusiones para revisar sus metas y objetivos. Los empresarios que contratan a los trabajadores hacen el mismo ejercicio. Sus ejecutivos tienen que rendir cuentas a los propietarios de las empresas. Si las tasas de ganancia han bajado a los ejecutivos los destituyen. Si las ganancias aumentan, los ejecutivos son premiados.
En este 1º de mayo de 2010, los trabajadores tienen que preguntarse si sus salarios están mejor que el año pasado. También tienen que preguntarse si han mejorado las condiciones de trabajo. De igual manera, el trabajador tiene que preguntarse si su hogar está mejor que el año pasado. ¿Hay comida todos los días en la mesa, se sirven los “tres golpes”, están saltando “garrocha”? ¿Están los niños asistiendo todos los días a la escuela, hay buenos medios de comunicación, tienen libros?
Hay indicios que los trabajadores en 2010 están peor que el año pasado. El desempleo subió, la informalidad aumentó como consecuencia de las políticas de flexibilización, el precio de la canasta básica aumentó, el sistema educativo continúa desarticulándose, el transporte empeoró y la salud ambiental desmejoró.
Aún más, a partir del 1º de julio el impuesto al consumo subirá en un 40 por ciento. Para colmo, ahora hay una ley que prohíbe la protesta. Cualquier trabajador que proteste por estas condiciones sociales puede ser condenado a dos años de prisión.
Los propietarios de las empresas y sus ejecutivos se irán a la playa o a Miami este 1º de mayo. También se llevarán a algunos de sus trabajadores, para que no piensen mucho. Los que marcharán hacia la Plaza 5 de Mayo, de la ciudad de Panamá, tienen que elaborar una estrategia para enfrentar la ofensiva patronal – en combinación con el gobierno - que pretende empobrecerlos aún más.
En los próximos meses el actual gobierno presentará una ley que haga ineficaz eliminará la huelga. La legislación que se propondrá le permitirá al empresario contratar “rompehuelgas”. La nueva política introducirá un nuevo nivel de represión contra el trabajador y su familia. La muerte de jóvenes trabajadores y jefes de familia obrera, a manos de matones y agentes armados, se pondrá a la orden del día.
El primer punto en una estrategia que le permita a los trabajadores enfrentar la represión es la unidad de la clase obrera. Los trabajadores unidos pueden negociar mejor. Sobre la unidad de clase los empresarios tienen buena experiencia: Cuando sus intereses son amenazados cierran filas y reaccionan inmediatamente. Los trabajadores tienen unirse en este 1º de mayo para enfrentar los retos del futuro.
Los trabajadores conmemoran hoy el 1º de Mayo, fecha que recuerda los mártires de Chicago de 1886. En 1889 el primer Congreso de la segunda Internacional Socialista Obrera reunido en París, con motivo del primer centenario de la Revolución francesa, acordó fijar la fecha de mayo para honrar a todos los obreros muertos en sus luchas reivindicativas.
La clase obrera panameña se sumó a la tradición a mediados de la década de 1910 cuando trabajadores del Canal y los sindicatos de las ciudades de Panamá y Colón marcharon por las principales avenidas de las ciudades terminales. El gobierno nacional presidido por Belisario Porras, a pesar de las recomendaciones de sus partidarios y de los militares norteamericanos ocupantes de la época, evitó que la Policía o los provocadores interrumpieran las manifestaciones.
En las décadas siguientes, la represión contra los trabajadores y los sindicatos obreros se puso al orden del día. El Sindicato General de Trabajadores (SGT) escribió páginas heroicas en defensa de los derechos obreros entre las décadas de 1920 y 1950. De igual manera, se destacaron los sindicatos de los trabajadores de las bananeras y de los cañaverales.
Desde la década de 1940, en el caso de Panamá, el primero de mayo se ha convertido en fecha que despierta esperanzas entre los trabajadores y sospecha entre los grandes empleadores. En 2008 tres sectores de la clase obrera han anunciado su intención de marchar por la avenida Central de la Capital y realizar concentraciones en las inmediaciones de la Asamblea Nacional de Diputados.
Las organizaciones y los trabajadores, en general, coinciden que a pesar del crecimiento económico, la situación de la familia popular panameña ha estado empeorando en los últimos lustros. Cada vez son más las familias pobres, tanto en el campo como en la ciudad, que pasan a las filas de la indigencia. Importantes sectores de las capas medias han perdido sus ilusiones y han caído en la pobreza.
Según un comunicado dado a conocer hace un par de años por ULIP (Unidad de Lucha Integral del Pueblo), “la aplicación de políticas neoliberales ha creado una masa de familias trabajadoras indigentes sin capacidad para satisfacer sus necesidades básicas. La mitad de los trabajadores panameños son informales sin contrato ni seguridad social. Los obreros que aspiraban a una vivienda para su familia y educación para sus hijos, hoy se enfrentan a la pobreza”.
El poderoso Sindicato Unico de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACAS), coincidió al señalar que los trabajadores “vivimos bajo un sistema oprobioso y excluyente que promueve injusticias sociales y que cada vez amplía más la brecha entre ricos y pobres”.
La CGTP (Central General de Trabajadores), miembro del CONATO, señaló que “vivimos en el país del caos, la angustia y la desesperación, inmersos en una verdadera crisis económica, social y moral en la que la parte más dura y cruel la pagan los más empobrecidos y necesitados del país”.
En aquel 1º de mayo de 1886, el choque entre trabajadores y la policía de Chicago fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de mayo los obreros se congregaron en la Plaza Haymarket, frente a la fábrica agro-mecánica McCormik. La manifestación fue atacada violentamente por la policía muriendo aproximadamente 38 personas y 115 heridos. La cifra oficial de muertos nunca fue dada a conocer.
Durante el acto hablaron los dirigentes sindicales más destacados. En pleno acto, la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. Mientras se reprimía a los trabajadores, en un acto de provocación, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales. Un policía cayó muerto, lo que provocó una reacción mayor de las autoridades.
Todos los dirigentes obreros fueron detenidos y torturados. Se les acusó de la muerte del policia y de crear los desórdenes. El 9 de octubre de 1886, la Suprema Corte de Justicia de EEUU condenó a los acusados a morir colgados. Así se selló la suerte de Albert Parson, August Spies, Adolph Fisher, Louis Lingg y George Engel.
Antes de morir Spies diría que “llegará la hora en que nuestro silencio será mucho más elocuente que las voces que ustedes estrangulan hoy. Este es el momento más feliz de mi vida”. El 11 de noviembre de 1887 fue la fecha de la ejecución de los mártires de Chicago.
Como diría Allende, “este es un día para rendir homenaje a todos aquellos que, en distintas latitudes, cayeron luchando para hacer más digna la vida del hombre y conquistar la auténtica libertad”. Muchos trabajadores han sido llevados a la horca, a la silla eléctrica o al paredón. Muchos otros torturados y desaparecidos. En las grandes capitales mundiales, o en la salitrera de Santa María de Iquique, en las bananeras de Santa Marta o en la faja del Canal de Panamá no se han olvidado los sacrificios de los trabajadores.
Panamá, 1º de mayo de 2010.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de la Universidad de Panamá e investigador del CELA. http://marcoagandasegui10.blogspot.com (2010)
La Sala de Estudios Latinoamericanos tiene nueva dirección en Internet. Visítela: www.salacela.net.
https://www.alainet.org/es/active/37742
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