A Santos se le acabaron los electores

30/04/2010
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Al candidato Juan Manuel Santos parece que se le acabaron los electores. Las intenciones de voto en su favor se han estancado en cerca del 30%, mientras su competidor directo, Antanas Mockus, ha subido en la decisión electoral de los colombianos 20 puntos en el último mes, de acuerdo con cuatro encuestas distintas, las que también lo ponen a ganar en la segunda vuelta.
 
 Hasta comienzos del mes de abril, Santos parecía un candidato indestronable. Luego de las elecciones parlamentarias, donde triunfó el Partido de la U, las huestes uribistas ya lo veían como seguro ganador. Él se solazaba viendo cómo se destrozaba el Partido Conservador, seguro de que la mayoría de los militantes godos llegarían a su redil sin ningún problema. Las encuestas decían que él triunfaría en segunda vuelta con holgada diferencia. Su discurso de promoción del miedo estaba dando los resultados esperados.
 
Sin embargo, el país cambió repentinamente de rumbo. La gente empezó a mirar con especial simpatía la propuesta política presentada por la alianza Mockus – Fajardo, basada en la transparencia, la legalidad y el desarrollo humano. Los ojos de los electores apuntaron hacia un grupo político que apenas sí marcaba en los sondeos de opinión. Los más entusiastas fueron los jóvenes, quienes se metieron por entero en la modernidad comunicacional y a través de redes virtuales catapultaron a los exalcaldes, poniéndolos hoy con altas probabilidades de ganar las elecciones presidenciales.
 
La estrategia de Santos ha estado apuntalada sobre la altísima favorabilidad del presidente Álvaro Uribe, sin entender que para sabiduría popular una cosa es Uribe y otra cosa muy distinta cualquier otra persona, lo que se refleja en el hecho de que en las elecciones regionales perdieron todos quienes recibieron el guiño presidencial, tal es el caso de Enrique Peñalosa, Juan Lozano, Sergio Naranjo, Luis Pérez y Francisco Lloreda.
 
 Los asesores del candidato de la U, tampoco fueron capaces de leer de manera oportuna lo que estaba pensando el electorado e insistieron en un discurso contrario a las expectativas de los ciudadanos, quienes en vez de guerra interna y confrontación con los países vecinos, esperaban que alguien les hablara de empleo, educación, salud y anticorrupción.
 
Otro de los errores que tiene en jaque a Santos, es la escogencia de su candidato a la vicepresidencia, que resultó ser un personaje que no logró empatía con el uribismo pura sangre, pues lo califican como un peligro para la seguridad democrática, que no está sintonizado con el ideario del Presidente debido a su pasado comunista y no es garantía para asumir el poder si ello fuese necesario. Angelino Garzón espantó a muchos y no llevó votos a la campaña.
 
El estancamiento de Santos también se debe a que los más importantes organismos internacionales de derechos humanos de la OEA y Naciones Unidas, han mostrado con horror ante el mundo el caso de los falsos positivos que ocurrieron durante el presente gobierno, muchos de ellos mientras el candidato de la U era Ministro de Defensa.
 
 
 
Las peleas promovidas por Santos con los presidentes Chávez y Correa, han creando una sensación de inestabilidad y de guerra, que la gente no está dispuesta a tolerar, y prefieren acuerdos diplomáticos para normalizar las relaciones con Venezuela y Ecuador, y poder reactivar el comercio que hoy está paralizado y que perjudica de manera directa a cerca de dos millones de personas.
 
Paradójicamente, el presidente Uribe, que es el verdadero sustento de la campaña de Santos, se ha convertido también en su verdugo en las últimas semanas, debido a que sus declaraciones contra Mockus han sido recibidas por una franja muy grande de colombianos, como una intromisión inaceptable en la campaña presidencial y han preferido apoyar opciones distintas a la que ofrece la U.
 
El equipo estratégico de Santos no fue capaz de sostener el excepcional apoyo que tenía su candidatura entre los medios de comunicación, los que se han ido deslizando paulatinamente hacia la propuesta de Mockus, porque la ven más atractiva y con un respaldo social más creciente.
 
 Y, finalmente, Santos está siendo castigado electoralmente por los ciudadanos jóvenes, que viven en las áreas urbanas, que están mejor educados y que pertenecen a los estrados 3 a 6, y sólo se queda con el apoyo de la pobrería, que ha sido inducida a votar por él, con la expectativa falsa de que es el único que les garantiza los subsidios que da el Estado.
 
Humberto Tobón y Tobón
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