Pasado y presente
02/06/2003
- Opinión
El año 1970 y en el contexto del "proceso revolucionario de
las fuerzas armadas", presidido por el Gral. Juan Velasco
Alvarado, el entonces ministro del interior Gral. Armando
Artola renuncia a raíz de la represión a los pobladores de
Villa El Salvador y las muertes que ocasiona, y por el
encarcelamiento del hoy Monseñor Luis Bambarén. En el
segundo gobierno del Presidente Fernando Belaunde, su
ministro del interior Ernesto de la Jara también renuncia
con motivo de diferencias surgidas entre él y sectores del
alto mando de la Policía Nacional. Hoy, en cambio, el
ministro Aurelio Loret de Mola, autoproclamado responsable
de la represión desatada en Puno y de la muerte del
estudiante Jonhy Quilca, se aferra al cargo con el aval del
Presidente Toledo.
Seguramente no fue fácil para el Gral. Velasco y el
arquitecto Belaunde admitir las renuncias de sus
respectivos ministros. Ello no obstante, al menos como
hipótesis, fueron promovidas o aceptadas por ambos. Por
Velasco, para evitar la perdida de legitimidad social y
política de un régimen que promovía reformas y solía decir
"campesino el patrón no comerá mas de tu pobreza". Y por
Belaunde, como parte de ese juego suyo de conceder y ceder
a las pugnas internas del acciopopulismo de entonces, y de
ese modo dotarse del mínimo de cohesión política y
partidaria necesaria, para moderar a su manera la
desnacionalización y privatización del Estado y las
políticas públicas. Hoy, en cambio, el presidente Toledo
sostiene como ministro a Loret de Mola, se resiste a
cambiar su gabinete ministerial, y, también y sobre todo,
mantiene en plenitud la denominada "economía neoliberal"
impuesta por el fujimorismo, como en el caso del contrato
que establece la "renta básica" a favor de la Telefónica.
En consecuencia y en los límites de este breve y parcial
recuento, es posible afirmar que las renuncias de los
ministros, como secuela directa de los errores del
gobierno, no son ninguna novedad en el Perú. Inclusive, la
renuncia del ex ministro del interior Fernando Rospigliosi,
a raíz de las protestas contra las privatizaciones en
Arequipa, demuestra que tampoco lo es en la administración
Toledo. Por lo mismo, entonces, cabe preguntarse ¿qué se
esconde o qué se revela en la permanencia del gabinete
ministerial y en particular del ministro Aurelio Loret de
Mola? ¿es un capricho presidencial o una señal de las
correlaciones de poder en el toledismo y para enfrentar las
reivindicaciones y protestas sociales? ¿el "Estado de
emergencia" es una señal de esas correlaciones de poder?
¿será suficiente un cambio de gabinete? ¿es necesario hacer
cambios en la política económica? ¿qué dicen al respecto
los sectores en conflicto? Y, por cierto, ¿qué dicen los
firmantes del "acuerdo de gobernabilidad"?
Tal vez sea útil en la búsqueda de respuestas, o para la
formulación de otras preguntas y respuestas posibles, tomar
en cuenta que la existencia de individuos desiguales en la
sociedad civil y mercado y en la representación o acceso al
Estado -como ocurre en el Perú-, propician un desigual
ejercicio de los derechos civiles y modulan la democracia
representativa como una igualdad formal de las personas
ante el Estado y la Ley. No hay que ser muy sagas para
darse cuenta que aquello también está en juego en las
protestas sociales que hoy se abren camino a pesar y en
contra del "estado de emergencia", y que también tienen
mucho que ver con las negociaciones en curso.
Santiago, 3 de junio del 2003
https://www.alainet.org/es/active/3883
Del mismo autor
- Notas sobre Bolivia y el “Proceso de Cambio” 03/02/2015
- Señales de las primarias presidenciales en Chile 07/07/2013
- Señales del Paro Nacional en Chile 27/06/2013
- De las resistencias a las propuestas 19/07/2011
- Ecuador y la democracia en América Latina 26/04/2005
- Qué estado está ausente y presente en el Perú 26/04/2005
- Gabinete Merino y la cuestión del Estado 07/07/2003
- Por un gabinete sin confusiones 22/06/2003
- Pasado y presente 02/06/2003
- Rechazar el "Estado de Emergencia" 29/05/2003