Trinchera de los de abajo: la comunidad Joanea y los Zapatistas

La guerra por la Paz

24/06/2010
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INTRODUCCION

“El evangelio de la Paz es una guerra a muerte por la vida”
Dom Pedro Casaldáliga

En el presente trabajo se buscara presentar palabras y vidas de Paz, en el devenir histórico conflictivo de la humanidad. Nos servirán como grandes referencias, la comunidad primitiva cristiana del discípulo amado (Evangelio de Juan) y las comunidades Zapatistas, del sureste Mejicano. El primero como hito que quebró la historia de la humanidad, y el segundo como horizonte utópico de la actualidad, de todos los que luchan por otro Mundo necesario, posible y urgente.

El camino que recorreremos para esto es el siguiente:

         I.            Aproximación a la idea de paz.

a.       Aproximación intercultural

b.       Aproximación Bíblica

c.       Aproximación Zapatista

       II.            La Paz de Cristo y la Pax del Imperio: propuestas antagónicas de mundo.

Estructura y ubicación de los textos

a.       Jn 14,22-31: dos dadores de paz

b.       Jn 16,29-33: la lucha por la paz en el mundo, contra el mundo y por Otro mundo

c.       Jn 18,33-38a: dos Reyes de paz, frente a frente.

      III.            Revolución zapatista: la paz de los de abajo, un mundo donde caben todos y todas.

a.       La paz que se hace dialogando y que espera “de arriba” (1994-2002)

b.       La paz que se construye desde abajo (2003- …)

Queda planteado el desafío, y aunque ambicioso, intenta ser solo una introducción, un impulso para el debate de uno de los temas más urgentes de nuestro tiempo: la manipulación, utilización, mutilación, corrupción de la idea de paz. Revelar la lucha por la Paz de los seguidores y seguidoras de Jesús, revelar la lucha por la Paz de los zapatistas, traerá luz a nuestra lucha actual y develara las artimañas del poder en la construcción de “su paz”.

En lo relativo al método, utilizaremos los conceptos de “los de arriba” y “los de abajo”, siendo este ultimo, nuestro espacio de entrega, de lucha y de opción fundamental. Con estas categorías, abordaremos tanto las primeras comunidades, como la lucha zapatista, para ver el hilo conductor de lo que llamamos “la guerra por la paz”.

 

DESARROLLO

I. APROXIMACIÓN A LA IDEA DE PAZ: COMUNION EN LA DIVERSIDAD.

Para buscar un primer acercamiento al tema, haremos una mirada desde tres ángulos a la idea de paz, que nos ayudara a ver la complejidad del tema planteado. Además, podremos descubrir desde aquí, muchos desafíos actuales en nuestra tierra latinoamericana, y finalmente, podremos acercarnos a las conclusiones de este trabajo, como simples intuiciones que buscan inspirar caminos en los que construyen “por lo bajo” la Paz.

a. La paz, como Dios, no se puede encerrar en una palabra.

Comenzamos por reconocer que la idea instalada de paz que impera en el mundo occidental moderno, es una concepción heredada de la Pax Romana, y es esencialmente un contrato de dominación. La paz, no es mas que la opresión necesaria (y no mas, ni menos que ella) para que los de arriba puedan vivir según sus antojos. Todo camino fuera de este plan es violencia, inseguridad, delincuencia y merece ser combatido a muerte. Esta concepción de paz-dominación, heredada del Imperio Romano, es también el hilo conductor que nos permite tejer una idea común entre la lucha de la comunidad joanea, la de los zapatistas, y la nuestra.

Al romper el molde de la cultura única, occidental dominante, despertamos a un mundo de diversidad inmenso. Este es el paso necesario para podernos introducir al tema de la paz.

Mas de la mitad de la culturas del mundo no tienen un palabra para hablar de la paz. Esto nos devela lo complejo de querer encerrar en un concepto, un estado integral tan hondo como la paz.

Por esto, la paz, como el Dios de los hebreos, no tiene nombre en la mayoría de culturas del mundo, es algo que no se puede nombrar, para no ser manipulada.

Este punto, nos enfrenta a una de las grandes realidades: Dios, como la Paz, son quizás los dos elementos mas manipulados en la historia de los seres humanos.

A este primer punto, de la falta de una palabra para nombrar la paz en muchas culturas, sumamos otro, que complica mas todavía el objeto de estudio de este trabajo: en las culturas que se habla de paz, esta tiene un sentido muy particular en cada lugar y en cada tiempo.

Ante esta complejidad, ¿Solo nos queda abandonar la intención de sacar algo en limpio de esta temática? Creo que no, y es por ello, que nos introduciremos en la tradición Bíblica y en la tradición de lucha de América Latina, para develar una lógica común que parece cruzar la idea mas general de paz: la paz es la trinchera de lucha principal entre los de arriba y los de abajo en cada cultura, es el corazón del conflicto, es la principal contradicción[1].

Y aunque en este trabajo intentamos construir un hilo conductor para entender “la guerra por la Paz”, no busca en los mas mínimo ser una idea hegemónica ya que reconocemos el desafío ultimo para pensar en una paz verdadera: sin interculturalidad, la paz es utopía, como dice Raimón Panikkar[2].

b. El Shalom, lo bueno para los de abajo.

Resulta indispensable, sumergirnos en el mundo de la paz en el Antiguo Testamento, en la cultura del Pueblo judío, para luego entender la lucha de las primeras comunidades por la paz de Cristo. Aquí, como en muchos otros puntos, también hay un fuerte legado de la tradición que los primeros cristianos recogen, y esto nos revelara porque la idea de paz que el imperio les imponía, era intolerable para estas comunidades.

Los hebreos, en su camino de liberación y de compromisos con su Dios, construyeron la palabra hebrea Shalom, para ilustrar la totalidad integral del bienestar. Este Shalom, brota del don de Justicia que Dios da a su Pueblo (gracia, regalo), e implica una tarea para este mismo Pueblo (la construcción de esta no es mágica)[3]. En palabras mías, Dios posibilita la lucha colectiva por la paz, pero esta lucha le corresponde al Pueblo.

El shalom que caracterizaba el horizonte de este Pueblo, tiene una clara carga de cuatro conceptos que “deletrean” a Dios para los Hebreos: Jesed, Emeth, Sedeq y Mishpat. Estas palabras hebreas son traducidas en la Biblia como amor fiel, ternura, justicia, derecho. Todo esto es condición de posibilidad, ya que si no están presentes no es posible el shalom[4].

Gracias a lo anterior, descubrimos que es imposible hablar de paz (shalom) en la cultura hebrea sin trabajar antes por la justicia y el amor fiel. Podríamos decir, que para este pueblo es una ofensa hablar de Paz, sin justicia y amor.

Así mismo, la idea de Paz del Pueblo hebreo, tenía también un sentido relativo a la paz interior, a la armonía con Dios y con todo lo creado. Este aspecto de paz interior, es parte de esa idea de paz, pero no pondremos el acento en esta concepción de paz-armonía, porque muchos otros intencionadamente ya lo han hecho.

El Shalom se va perfilando ya en el Antiguo Testamento como el estado de Gobierno de Dios: “¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sion: ya reina tu Dios!” (Is 52,7).

Ese termino Shalom, se va revelando como el Reinado de Dios. Aquí, podemos ver también, la gran continuidad que hay con el Nuevo testamento, donde encontramos este Reino de Dios, como el horizonte utópico de la Vida de Jesús. Cuando Jesús levanto la vista, vio dos cosas: un Dios bueno que llama Abba (papacito) y el Reinado de ese Dios, que es Otro Mundo Posible.

De manera clara y concisa, X. Alegre presenta en síntesis lo anterior, y el cambio de lógica de esta paz:

Sorprendente para la “lógica del mundo”, esta paz, fruto de la justicia no se logra por medio del poder político o de medios violentos. Mas bien, se encarna en la fuerza “indefensa” del amor que, en el Antiguo Testamento, queda plasmada en la figura misteriosa del “siervo de Yahvé”, y que el Nuevo testamento vera encarnado en Jesús (cfr. Is 42,1-9 y 52,13-53 con Mt 8,6-17 y 12,15-21)[5].

La paz por la que lucharan las primeras comunidades, es posibilitada por el destazado en la cruz: Jesús (el siervo de Yahvé). La Paz esta en el corazón de su idea de Reino de Dios, y se consigue por medios alternativos a los propuestos por los poderes dominantes: ni la violencia, ni los de arriba (políticos) construirán la paz del Reino de Dios.

c. Los que declararon la Guerra, buscando la paz

El 1 de Enero de 1994, Méjico amanecía a sus miles de olvidados. El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), constituido por indígenas del sureste Mejicano, tomaba 7 cabeceras municipales del Estado de Chiapas. Méjico y el mundo, contemplaron con admiración, la valentía de estos hombres y mujeres.

Desde un inicio, presentaron las causas que movían su lucha:

Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz. Estas fueron nuestras banderas en la madrugada de 1994. Estas fueron nuestras demandas en la larga noche de los 500 años. Estas son, hoy, nuestras exigencias.[6]

Es de notar, que “la paz” es el culmen de las demandas. Ubicada al final de sus exigencias, representa a mi entender, el corazón de la lucha que se esconde detrás de los pasamontañas dignos del sureste Mejicano. La bandera de la paz, es también “la punta de lanza”  del conflicto entre los zapatistas (los mas pequeños de todos, los de abajo) y los malos gobiernos (los de arriba). Esta es, la cuarta guerra mundial de la que hablan los zapatistas: la guerra contra el neoliberalismo, y por la paz.

Podríamos decir, a modo de tesis, que el Otro mundo posible, por el que luchan los hombres y mujeres morenas de Chiapas, un mundo donde quepan muchos mundos, es otro modo de decir que luchan por la paz. Con esto espero no parecer reduccionista, ni mutilador de la heroica lucha zapatista, pero para no malentender mi tesis, es necesario quebrar la idea moderna que tenemos de Paz.

Hoy, como ayer, hablar de paz de manera descontextualizada es una especialidad de los de arriba[7]. Por esto, no puede usarse sin mas la misma palabra, ya que es necesario cargarla con otras significaciones (las 11 banderas anteriores a esta, son las que la posibilitan) y desde allí subvertir la idea de paz, desde abajo.

Con todo, los y las Zapatistas, son protagonistas hoy de la construcción conflictiva de una nueva paz. Y esta, tiene claramente raíces cristianas, pero re-leídas desde nuestro presente histórico en la América Latina de abajo y desde sus propias raíces culturales[8].

 

II.  LA PAZ DE CRISTO Y LA PAX DEL IMPERIO: PROPUESTAS ANTAGONICAS DE MUNDO.

“Mientras no se haga efectivo un nuevo modo de vivir, no tendremos paz”
Mons. Oscar Arnulfo Romero[9]

El Nuevo testamento, es un conjunto de libros construidos comunitariamente en un contexto determinado. En los dos siglos de producción de textos del Nuevo Testamento, el telón político de fondo, aunque cambiante, fue el Imperio Romano. Las primeras comunidades cristianas, eran conscientes de ser seguidoras de un hombre asesinado en nombre de la Pax Romana. Quitar a los textos de este contexto, es volverlos un simple pretexto para ideas o ideologías intencionadas.

La Pax Romana y el Culto al emperador, son los dos pilares del régimen imperial Romano. La primera consiste en presentar al Emperador como único “dador de Paz”, que llega luego de que los dirigentes del Pueblo lo han vendido al poder Romano o luego de que el Pueblo era arrasado militarmente (según se negocie y convenga). El culto al emperador, era el reconocimiento de la naturaleza divina del mismo, y su veneración publica.

Con todo, la comunidad cristiana primitiva, y en particular la comunidad joanea (objeto de estudio aquí), no podían tolerar ni la Pax Romana, ni el Culto al emperador. Pero a nuestro modo de ver, lo que esta en el corazón del conflicto entre la comunidad y el imperio, es la idea de paz. Resulta propio de un semita, no poder tolerar una reducción tan grande de la idea que ellos tenia de paz (Shalom): para un judío coherente con su historia, la paz propuesta por el imperio, no era mas que una caricatura del Shalom.

Esto nos lleva a poder afirmar que dentro de los muchos frentes de conflicto que tuvieron las primeras comunidades, el relacionado al imperio Romano tiene su corazón en la lucha por la Paz. La Comunidades “sin poder”, construyeron “de hecho” una alternativa desde el margen, desde abajo. Esta se oponía radicalmente al imperio, pero sin confrontar abiertamente con el, ya que no tenían capacidad de lucha a ese nivel y además debían enfrentar grandes conflictos internos y con los judíos[10].

El evangelio de Juan, es continuo objeto de manipulaciones que lo convierten, muchas veces, en un “evangelio espiritualista”. Ha sido la herramienta para que dentro y fuera de la Iglesia se construya un abismo entre Fe y Vida. Esto, no tiene ni fundamento histórico, ni base literal en los textos. Aunque vale decir, que fue una tentación desde los primeros tiempos (las cartas de Juan lo testifican, en la lucha contra la espiritualización de Jesús).

Para analizar este contenido político del evangelio de Juan, tomamos la idea de paz de la que venimos hablando, para utilizarla como clave hermenéutica.

En los sinópticos, corroborábamos  que la idea de paz era constitutiva y central en lo que Jesús presenta como Reino de Dios, su gran sueño (centro de su predicación y misión). En Juan, no aparece esta figura del Reino, pero a nuestro entender, la paz (herencia veterotestamentaria y respuesta al contexto imperial) es el punto clave para diferenciar dos concepciones de mundo () presentes en el evangelio de Juan (aquí dejamos fuera la concepción ligada al judaísmo y a la escatologia): un kosmos que es la comunidad joanica y otro que es el kosmos del Imperio Romano. Así, la propuesta alternativa de Jesús, llamada Reino en los sinópticos, es el Kosmos que crea la comunidad, como respuesta creativa y conflictiva al mundo Romano.

La base de esta paz, en los sinópticos parece estar cimentada en la Justicia (así lo atestiguan los pasajes del Reino como Mt 6,33), pero en el evangelio de Juan, la Paz de la comunidad se construye en torno al crucificado-resucitado y estará basada en el amor fraterno. La fe en Jesús y el amor al hermano, son temas programáticos del evangelio de Juan, que darán como fruto la Paz (la paz, construcción comunitaria, es amarse “al modito” de Jesús: Jn 13,34ss y 1 Jn 4,11ss).

Construir otra paz posible, será uno de los horizontes de esta comunidad, y lo veremos a continuación en tres textos centrales del Evangelio de Juan:

a.       Jn 14,22-31.

b.       Jn 16,29-33.

c.       Jn 18,33-38a.

Estructura y ubicación de los textos

Los primeros dos (a. y b.), son textos ubicados dentro de la cena de despedida de Jesús con sus amigos y amigas, y mas específicamente son  parte de los discursos que Jesús realiza para sus discípulos (Jn 13,33 – 17,26). En la división de estos 4 capítulos, seguiremos el planteo de León-dufour, Brown y Barret[11] que concuerdan en hablar de diferentes tradiciones en la construcción de los diálogos de despedida de Jesús, pero todos comparten el genero literario: el testamentario (presente ya en el Antiguo Testamento). La división de los discursos seria: primero 13, 33- 14, 31; segundo 15, 1 a 16, 4a; y el tercero 16, 4b a 16,33.  El capitulo 17 tiene una composición propia y diferente, análoga a Deuteronomio 33 (palabras de Moisés a Dios, posteriores a dejar su testamento).

De esta manera logra explicarse porque en Jn 14,31 Jesús y los discípulos se estarían encaminando al Getsemaní, pero luego aparecen otros capítulos, que son producción de otras tradiciones sobre la despedida de Jesús.

Con las tres versiones de despedidas citadas, se pueden identificar tres contextos vitales diferentes, apoyándose en las diferentes menciones del Paráclito[12]: el primero en contraposición al mundo, pero sin persecución en la comunidad (aquí se ubica nuestro primer texto); el segundo una comunidad en conflicto agudo con la sinagoga; y la tercera es posterior a la ruptura con al sinagoga (en esta tradición se ubica nuestro segundo texto).

Aunque aceptamos esos contextos vitales, demostraremos como desde el principio, se plantea con fuerza la contradicción entre la propuesta de Jesús y la del Imperio, sobre todo en la idea de paz.

Por ultimo, el tercer texto que veremos (c.) se encuentra dentro de la pasión de Jesús, mas específicamente en el proceso realizado contra Jesús (Jn 18,28 a 19,16a). Aquí seguiremos a Légasse[13], que estudia este proceso y lo divide según la articulación del “adentro - afuera” del pretorio, que caracteriza este dialogo de estructura concéntrica:

- Transición introductoria (Jn 18,28).

- Acto I:            Escena 1 (18,29-32) DENTRO

                        Escena 2 (18,33-38a) FUERA

                        Escena 3 (18,38b-40) DENTRO

                        1º Conclusión (19,1-3)

-Acto II: Escena 1 (19,4-7) FUERA

                        Escena 2 (19,8-12) DENTRO

                        Escena 3 (19,13-15) FUERA

                        2º Conclusión (19,16a)

El pasaje que estudiaremos queda ubicado en el Acto I, segunda escena, que es el corazón de ese acto: Jesús se enfrentara al mayor representante del poder imperial en su tierra, Poncio Pilato, por lo que este texto resulta fundamental para desarrollar nuestra idea central: detrás de la lucha de la comunidad con el mundo, esta la guerra por conquistar la paz, no la del Imperio, sino la del Crucificado.

Luego de haber ubicado los tres textos en sus contextos literarios, pasamos a analizarlos individualmente:

 

a. Jn 14,22-31: dos dadores de paz

Le dice Judas -no el Iscariote-: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Les he dicho estas cosas estando entre ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo la paz, mi paz les doy; no se la doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarden. Han oído que les he dicho: Me voy y volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y se los digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean. Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levántense. Vámonos de aquí»

Jesús esta en Jerusalén. En esa larga cena de despedida que nos presenta Juan con grandes monólogos de Jesús, motivados por preguntas de los discípulos. En este texto, la pregunta inicial de Judas separa dos partes de un monologo (Jn 14,9-21 y Jn 14,23-31): ¿Porque te vas a manifestar a nosotros y no al mundo? Aquí como en todo el Evangelio, esta planteado el conflicto entre la comunidad y el mundo.

Jesús comienza a responder, hablando de su relación con el Padre, y del envió del Espíritu Santo, de ese defensor que “enseñara y recordara” a la comunidad lo que Jesús ha hecho. La hora de Jesús, es también la hora de envió del Espíritu Santo, que vivificara la comunidad, y los mantendrá fieles en las diferentes coyunturas, en el seguimiento de Jesús.

El versículo 27, parece ser un corte abrupto. Deja de hablar del Espíritu Santo, recupera la primera persona y afirma:

Eirhnhn afihmi umin, eirhnhn thn emhn didwmi umin ou kaqwς o kosmoς didwsin egw didwmi     umin. mh tarassesqw umwn h kardia mhde deiliatw.

Este versículo marca el comienzo del cierre de este monologo de despedida de Jesús (para esta tradición), que concentrará en cuatro versículos, el mensaje final de Jesús para los suyos (la comunidad). En clave testamentaria, se presenta la gran herencia de Jesús en “La Paz”, ¿Por qué Paz nos deja? ¿Cómo puede identificar esa paz la comunidad, en medio de tantos conflictos y confrontaciones? Claramente la que deja Jesús, está preñada de conflicto y envalentona a los suyos. Mas que paz-armonía, es presentada como paz-trinchera para la comunidad.

No estamos de acuerdo, con autores como León-Dufour, que afirman que este es un versículo de transición. Parece ser mas bien el corazón del discurso de despedida en esta tradición: Jesús es el que puede darnos paz, en nuestro corazón y en la comunidad, frente al príncipe de este mundo (aunque la alusión en el pasaje se dirige a Judas, no puede quitársele a este término su carga político-social).

En este versículo 27 la comunidad nos presenta a Jesús como “el dador de paz” y de una paz otra que la del mundo. Aquí, existe consenso entre los estudiosos, de que hay un claro señalamiento y confrontación de la imagen de Jesús y la imagen del Cesar. El titulo de “dador de paz”, era atribuido únicamente al Cesar, con lo cual, esta frase puesta en boca de Jesús constituye  la presentación clara de una alternativa en la comunidad: de Jesús nace la posibilidad de otra paz, diferente a la que impone el imperio. Esta paz, será en la comunidad, por la gracia del Padre y el impulso del Espíritu Santo; pero será también en lucha con el mundo.

En el texto, en resumen, encontramos la conflictividad abierta entre el Imperio Romano, y la comunidad, que se ve exigida por sus necesidades vitales y construye respuestas creativas desde la fe. La comunidad no negocia con el Imperio, y además de oponerse a la imagen del Cesar como dador de paz, presentan una alternativa: Jesús es la única autoridad en la comunidad y solo “su paz” es la verdadera, que de El Proviene.

b. Jn 16,29-33: la lucha por la paz en el mundo, contra el mundo y por Otro mundo

Le dicen sus discípulos: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios.» Jesús les respondió: «¿Ahora creen? Miren que llega la hora (y ha llegado ya) en que se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.»

Seguimos ubicados en el contexto de la cena final de despedida. Nuevamente un comentario de los discípulos (ahora puesto en plural), antecede a un monologo de Jesús. Ellos afirman estar entendiendo sus palabras (ya que no habla ahora en parábolas) y hacen una confesión de fe: “creemos que vienes de Dios”.

Jesús responde a esto, con una pregunta que cuestiona la fe de los discípulos y plantea la situación que están por enfrentar. Es “la hora”, concepto propio de Juan para señalar la crucifixión-exaltación de Jesús, que ya ha llegado en que ellos se dispersaran y Jesús solo quedara acompañado del Padre.

El vv. 33, resulta relevante:

tauta lelalhka umin ina en emoi eirhnhn echte. en tw kosmw qliyin ecete. alla qarseite,     egw nenikhka ton kosmon.

El versículo parece recapitular gran parte de la pericopa, diciendo “les he dicho estas cosas”, y explica la finalidad de tantas palabras, “para que tengan paz en mi”. Y en 33b, vuelve a colocar esta paz de Jesús (de la comunidad), en su contexto de conflicto: el mundo, el cual ha vencido Jesús.

Es claro que este final (que antecede a la conocida oración sacerdotal), da por un lado, un peso testimonial a los monólogos de Jesús, que se defiende ante el juicio que el mundo emprende contra el, y que el mismo vence. Tanto el príncipe de este mundo, como ese mundo, no pueden con Jesús, esta es la experiencia de la comunidad Joanea que experimenta en el amor la presencia real del crucificado.

El vv. 33 no deja dudas: la paz de Jesús, es una lucha abierta con este mundo. La comunidad desprende “del maestro” el modelo de paz, que ha podido contra la propuesta del Imperio. La victoria de Jesús contra el Mundo, es en si mismo la supremacía de la subversiva esperanza transformadora, que se encarna en la comunidad Joanea: no han podido con la fe y el amor.

Es de notar, que en este pasaje Jesús habla de tener paz “en El”, a lo que opone las tribulaciones del mundo. Aquí me gustaría resaltar un desafío y un riesgo: la teología Jonaea trabaja en base a contraposiciones (dualismos), que no buscan fomentar “escapismos o sectarismos” en la comunidad (riesgo), sino aclarar los desafíos. Es por esto que identificamos que el texto plantea la plataforma de lucha de la comunidad con el Mundo, que es Jesús (la victima dignificada). Es “en Jesús” como es posible vencer al mundo (imperio) en esta lucha por la Justicia, la vida, la dignidad… es decir, la paz.

Jesús será el Dador y posibilitador de la Paz en la comunidad, pero además será “la trinchera” (como lugar existencial), para que la comunidad lucha con el Mundo por “Otra paz”.

c.  Jn 18,33-38a: dos Reyes de paz, frente a frente.

Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mi?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Respondió Jesús: «Mi reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.» Entonces Pilato le dijo: «¿luego tú eres rey?» Respondió Jesús: «Si, como dices, soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?»

Este texto, esta ubicado dentro del proceso de condena a muerte de Jesús. Su encuentro con Pilatos, por pedido de los judíos que no podían darle muerte, es el corazón del juicio del Mundo contra Jesús.

Es un encuentro cara a cara, entre dos modelos, entre dos reyes, entre dos sistemas, entre dos propuestas, entre dos paces. Jesús y Pilato, los de abajo y los de arriba, la comunidad y el imperio. Por todo esto, este pasaje resulta de especial interés para presentar lo que creemos que es la piedra de toque del conflicto Comunidad-imperio: la Paz.

Pilato comienza con la acusación central a Jesús, pero formulada a modo de pregunta: “¿Eres tu el rey de los judíos?”. En esta pregunta se concentra el corazón de la acusación que los lideres judíos habían construido contra Jesús, y por esto Jesús le cuestiona si lo pregunta por el mismo u otros se lo han dicho (esto es confirmado en las palabras de los sumos sacerdotes, que oponen el reinado del Cesar al de Jesús, para fundamentar la condena a muerte)[14]. Esto revela el claro sentido político del asesinato de Jesús, y la responsabilidad que la comunidad le adjudica al “príncipe de este mundo”, en la muerte del maestro.

Para nuestro estudio, resulta de gran relevancia el versículo 36, que es la respuesta de Jesús a una segunda pregunta “¿Qué has hecho?” Y Jesús responde sobre lo que ha hecho en su vida, y revela con claridad su proyecto (voluntad del Padre), que le costara la vida: “Mi reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.”

Este pasaje, no pueda ser mas claro: la propuesta de Jesús, su reinado en la historia, nada tiene que ver con las practicas de los poderes de este mundo. La comunidad se desliga abiertamente de los caminos violentos, pero también se enfrente de lleno a la propuesta del imperio (aquí se puede ver un claro grito por la desmilitarización[15]). Jesús presenta una comunidad que pudiendo haber combatido, no lo hace, porque ese es “el juego del imperio”, esa es la paz que desde arriba les proponen. Al afirmar Jesús, dentro del pretorio, que “no es de aquí” su reino, deja en evidencia que el lugar de su proyecto-reinado esta en el otro polo existencial: abajo y no en el poder.

Gracias a estos textos, descubrimos una comunidad que no pide permiso para construir otro orden alternativa, la Paz de Cristo será el cimiento para unas comunidades con otra lógica, con otra vida, con otros horizontes.

 

III. REVOLUCIÓN ZAPATISTA: LA PAZ DE LOS DE ABAJO, UN MUNDO DONDE CABEN TODOS Y TODAS.

Vimos que, callando, mejor podíamos escuchar voces y vientos de abajo, y no sólo la ruda voz de la guerra de arriba [...]. Así, en muchos se afirmó la necesidad de la paz con la justicia y la dignidad como apellidos.[16]

En los 16 años de “vida pública” del Movimiento Neo-zapatista, y en sus 26 años de organización militar (EZLN), hay un contundente continuidad en la idea que se percibe de Paz. Esta nunca es solitaria sino que presenta dos compañeras que la constituyen: la dignidad y la justicia. Estos son los pilares que cruzan todo el camino de lucha de los zapatistas, que como ya dijimos, “declaran la guerra buscando la paz”[17].

Pero parece sorprendente, encontrar también que la paz es presentada como la consecuencia de la conquista de las tres banderas centrales de los zapatistas, que hondean en las banderas negras con corazón rojo de estrella, en Chiapas:

La paz vendrá de la mano de la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos. No puede nuestro paso encontrar la paz justa que nuestros muertos reclaman si es a costa de nuestra dignidad mexicana. La tierra no tiene reposo y camina en nuestros corazones.[18]

Esta idea de que la paz debe caminar acompañada para ser verdadera, está presente desde bien temprano en los comunicados del EZLN, y a nuestro modo de entender, está en el corazón de su guerra por la Paz, que no comenzó hace 16 años, sino hace mas de 500 años.

Pero esta Paz, al igual que en las comunidad primitiva del discípulo amado, se va historizando y es interpelada en cada momento histórico. Nosotros nos atrevemos a dividir en dos el camino de Paz construido heroicamente por estos Pueblos dignos de Chiapas:

a. La paz que se hace dialogando y que espera “de arriba”(1994-2002).

El 1 de enero de 1994, el EZLN le declara la guerra al Ejercito Federal de Méjico. Realiza movimientos militares, toma cabeceras municipales, recupera tierras, expropia bienes, libera presos políticos y demás acciones. Pero estaba claro, que el grito que nacía en ese amanecer (¡Ya basta!), estaba destinado al gobierno de Méjico, responsables de los males que sufren estos Pueblos de la Tierra.[19] Por esta razón, la fase posterior al cese al fuego constituida por una sucesión de tres diálogos, presenta al EZLN y al gobierno como los dos grandes interlocutores (mediado por diferentes organismos como la CONAI encabezada por Samuel Ruiz o el COCOPA). El camino del dialogo, fue la exigencia de la “sociedad civil”, pero también fue la apuesta del zapatismo, que “confió” en la posibilidad de construir una acuerdo que sembrara una verdadera paz para los de abajo (los pueblos de la tierra de Méjico). Pero para el gobierno, el dialogo solo fue un circo mediático que simulo “una buena voluntad” inexistente, porque los sordos no saben escuchar.

A pesar de todo, la sucesión de estos tres diálogos (el de catedral, de la Selva y de San Andrés) tuvieron como fruto los conocidos acuerdos de San Andrés, firmados el 16 de Febrero de 1996. Parecía que la voluntad y la lucha, habían superado las constantes crisis de este dialogo y lograban al concertación de un acuerdo básico, nacido de una negociación entre las partes. Pero estos acuerdos, desenmascararon a los poderosos y su “siempre” mala voluntad. Los zapatistas dirán luego de la traición a los acuerdos de San Andrés en la Quinta Declaración:

Consecuentes con el camino que ustedes nos pidieron andar, dialogamos con el poderoso y llegamos a acuerdos que significarían el inicio de la paz en nuestras tierras, la justicia a los indígenas de México y la esperanza a todos los hombres y mujeres honestos del país.

A la paz que ofrecíamos, el gobierno opuso la guerra de su empecinamiento.

Desde entonces, la guerra en contra nuestra y de todos los pueblos indios ha seguido.

Desde entonces, las mentiras han crecido.

Desde entonces se ha engañado al país y al mundo entero simulando la paz y haciendo la guerra contra todos los indígenas.[20]

 Los zapatistas entraron en un silencio prolongado después de la traición a los acuerdos de San Andrés, que se rompía con estas palabras (parecido al silencio de Jesús con Pilatos en la hora de la Verdad). Habían concluido en su silencio, que el poderoso se había desenmascarado solo en sus mentiras  de “simular la paz y hacer la guerra”. Y aquí, comenzara a romperse una lógica que dominó hasta este momento: el dialogo con los poderosos como camino a la paz, se volvió cada vez más difuso, entre la persecución y asesinatos de una guerra de baja intensidad planificada desde el gobierno, sumado a las traiciones de “los de arriba”.

El 2000, re-abría una esperanza. El fin de una “dictadura” de 71 años del PRI, se concretaba con la llegada al poder de Fox. Este, al asumir coloco en agenda nacional el conflicto de Chiapas, y mostro voluntad para recuperar el dialogo y “la paz”. Los zapatistas se mostraron accesibles, y volvieron a un camino que parecía cerrado. Esta vez con más presión y determinación, “la marcha del color de la tierra” del 2001, sería el método de presión para defender la reforma de derechos indígenas del COCOPA, fruto de los acuerdos de San Andrés. Pero esta esperanza, duro muy poco, y en Abril de ese año se daba una traición que generara un quiebre en el movimiento: se aprueba una ley, que no contiene en lo más mínimo los rasgos esenciales de las exigencias de los zapatistas y de los acuerdos.

Los zapatistas vuelven al silencio, y se concentran en la construcción “de hecho”, de las exigencias negociadas. Ese camino no había resultado. Era la lección de la historia, abandonar esas vías y retomar con fuerza el camino por lo bajo.

b. La paz que se construye desde abajo (2003-2010)

Ahora si no había vuelta atrás. El cauce del rio de las autonomías, no podría detenerse. El camino desde abajo y por abajo, había superado ya las tentaciones del poder[21]. El 1 de Enero de 2003, San Cristóbal amanecía como hacía 9 años, “tomada” por hombres y mujeres de la Tierra, pero esta vez desarmados. Allí se presentaría el calendario de luchas, y en agosto de ese año, una re-organización interna, mataría a “las aguas calientas” para dar vida a “los caracoles”, corazón de la nueva apuesta por la autonomía de los zapatistas. Las Juntas de Buen Gobierno (en oposición y alternativa a los malos gobiernos), serán los mandos civiles que aprenderán a “mandar obedeciendo” (contra los que mandan mandando). Se había consumado en hechos, el cambio histórico de interlocutor: la paz será fruto de los de abajo, con los de abajo.

Desde 1995, los zapatistas percibían que la lucha por la paz era el elemento aglutinador entre las gentes: “Vimos que la lucha por la paz sumó ella, y no nosotros, a gentes nuevas y buenas, hombres y mujeres que, pudiendo optar por el cinismo y la apatía, eligieron el compromiso y la movilización”.[22] La Sexta Declaración de la Selva Lacandona y la Otra Campaña ya serán fruto de este camino hacia abajo. El plan de lucha está diseñado ahora por los ríos subterráneos, por “las geografías de abajo”. Y desde allí, la paz y no será posible en base a Diálogos con los que nos oprimen, sino que será producto de una construcción solidaria y comunitaria entre los de abajo (ese Otro Mundo Posible, en el que también caben los de arriba, pero en otra lógica).

Para terminar, sumamos un aporte de experiencia personal en la zona: estando en los altos de Chiapas, para el inicio del 2010, se respiraba en las comunidades, “el miedo a la guerra” y su “plegaria por la paz” (como ese ayuno de Acteal, que amanecía en masacre hace 12 años). Ante mi desconcierto, las palabras sencillas de una de las integrantes de la Junta de Buen Gobierno de Oventic trajeron luz: “Esperamos que no pase nada, pero no sabemos cuáles con los planes del mal gobierno, ellos piensan en guerra”[23]. La paz de las comunidades, se construye en clara oposición a los planes del mal gobierno, que diseñan la arquitectura de la guerra.

“Salud y recordad que la paz, o es justa y digna o no es más que una guerra oculta.”
Subcomandate Insurgente Marcos
[24]

 

CONCLUSION (a modo de intuiciones para seguir andando…)

1. Hasta que se rompa en nuestra cultura Occidental moderna la concepción de paz-dominación, la Paz será una guerra para desenmascarar esa lógica de muerte, y será la trinchera para que “desde abajo” brote la vida de “lo Otro”. En este sentido, la paz actual contiene constitutivamente una guerra.

2. Esta Guerra por la Paz esta encarnada, como lo hemos visto, en el movimiento Cristiano Joanico y en el movimiento zapatistas. Ambos representan una intuición fundamental y un faro, en nuestro camino de liberación y de paz para todos y todas.

3. Una prueba de los anterior en nuestra Latinoamérica, es la dolorosa “paz de los cementerios”, sobre la que descansan nuestras débiles democracias. La paz, en las condiciones actuales, es sometimiento (con 12 muertos diarios como en El Salvador) o es un genocidio (como los 30.000 detenidos-desaparecidos de la dictadura de 1976 en Argentina). ¿Cómo puede sostenerse una idea tan cruel de paz, que el único camino para las mayorías sea el sometimiento al hambre, o el asesinato por la digna rebeldía?

4. Una pintura en mi colonia de San Salvador dice: “la paz es el respeto al derecho ajeno”. Esta idea de paz-tolerancia, es entendible entre los de abajo, que vivimos agobiados por las necesidades y además vivimos la inseguridad. Pero la propuesta Jesuanica (muy clara en el Evangelio de Juan), supera por mucho este “respeto”, buscando un compromiso radical con la vida del otro, en la solvencia de las necesidades básicas. La paz de la solidaridad entre los de abajo, es más cercana a nuestra fe.

5. Para los de arriba, la base de la paz es el Olvido y nosotros luchamos por la Memoria. Para los de arriba, la justicia solo abre heridas y para los de abajo, sin ella no hay dignidad ni paz. Las amnistías de los grandes crímenes actuales en nuestros países (el salvador es un doloroso ejemplo) y las rebeldías de la memoria (sean las abuelas de Plaza de Mayo en Argentina o los Zapatistas de Méjico[25]), evidencian esta insuperable contradicción entre los de abajo y los de arriba.

6. “La violencia es el campo de los de arriba, que nos han llevado hacia ahí. No es nuestro camino”. Estas palabras de un ex-combatiente del FMLN[26] (El Salvador), me trajeron luz para revelarme que esta guerra por la paz, debe realizarse desde abajo por medios no-violentos. Los zapatistas también nos atestiguan una opción grande por la no-violencia (a pesar de ser constantemente agredidos por el gobierno y paramilitares), y de igual modo, no es posible tener base bíblica para buscar caminos violentos desde la fe (solo una lectura fundamentalista del pasaje de Jesús en el Templo con los vendedores puede justificar esto). Aun reconociendo la injustica estructural como la primera violencia, nuestra respuesta tiene que cortar ese espiral, para generar vida, para construir la Otra paz.

7. Hace una semana, una abuela de Plaza de Mayo en Argentina, declaraba como testigo clave en un juicio por la verdad, se condeno a cadena perpetua a un genocida.[27] Ella me afirmaba entre risas y emoción: “siento una gran paz”. Y sin lugar a dudas, hay una paz que es necesaria en el corazón, que nace de la Justicia y de la dignidad de las víctimas, que posibilita que en nuestra guerra por la paz, no reproduzcamos lo mismo contra lo que estamos combatiendo.

PD: un cuento para los de abajo, atrincherados en la paz.

Había una vez, dos veces y mil veces, una abuela muy tierna y muy Otra.

Esta abuela, había sido joven, bella y picara, amaba a la vida. Jugaba en los campos, corría a las nubes y soñaba en los horizontes. Sus días pasaban cargados de soles, y sus noches eran un abrazo eterno en la ternura de la luna.

La Abuela, todavía joven, no supo vivir sin los otros. Aprendió a amar la vida en los otros, y se enamoro tanto de ellos y ellas, que se lanzo sin dudarlo en ese cauce del amar… perdón, quise decir del luchar!

Y paso sus días entre ese amar-luchar, que nunca supo diferenciar. Y cada vez que acariciaba el arcoíris que la impulsaba, ese se desvanecía en mil poesías y la desafiaba nuevamente a “seguir andando”. Y así fue, la abuela no se detuvo… y fue dejando su juventud, hasta ponerse así como dicen “adulto”. Y ella que mucho caminaba, encontró un compañero y de la mano, siguieron amando-luchando, y ese camino se pario en ternura. Y ella nació, con cara tímida miro el sol, y sin poder caminar todavía, ya acaricio ese arcoíris que mantenía en camino a sus papas.

Y según cuentan los más antiguos, el tiempo paso y la niña creció, y también supo caminar y tomarse de la mano, para no hacerlo sola. Porque parece que el camino, se volvía horizonte, solo caminando de la mano. Y así fue…

Pero una noche, el agua llego. Lo obscuro de la tierra cubrió el cielo todo, y las nubes tomaron los suelos. El sol se escondió y la luna entro en huelga de princesas. El arcoíris se destiño, y sus colores corrieron por los ríos, hasta perderse en el mar. Los pocos ganaron de miedo al mundo. Eso, que movía el corazón de la abuela y de su hija, se volvió más lejano y por ello más urgente.

El egoísmo, gano en el corazón de los pocos y decidieron acabar con los Otros. Y en ese “plan de idiotas”, la abuela y la hija se perdieron de vista. El abuelo y la abuela también. La esperanza que estaba por parir la hija, también fue arrebatada. Todo pareció hundirse, todo perdió su color…

En la soledad y el dolor, algunos encontraron por lo bajo una luz. En ellos, y en los otros que moraban en el silencio cómplice de la resistencia. Esa luz, como fueguitos, fue ardiendo en esa leñita seca, que era el corazón de esos otros y otras. Ese fuego, encendió la llama de la dignidad, de la memoria, de la resistencia, de la esperanza y del amor. Encendió, lo que los pocos buscaban apagar.

En el silencio, la verdad ardió. Pero solo en la clandestinidad. Para mientras se mezclaba el agri-dulce que “sostenía” en el dolor de lo “inhumano”. Y en ese misterio, los calendarios le ganaron a la impaciencia. Y el día llego…

La flor de la palabra, de esa abuela muy otra, sembraba un árbol necio y terco. Ese árbol crecía más rápido que su sombra, y en ella se comenzaban a cobijar muchos. Los pañuelos volvieron a secar las lágrimas de nuestra ingenuidad y liberaron el pelo al son de los vientos. Los ocultos mostraron su rostro y ya no hubo lugar para el olvido, porque la memoria gano el mundo. Y las hojas al caer del árbol, dibujaban en lo bajo, una certeza: NUNCA MÁS.

Y cuando eso paso, el amor gestado en la subversiva esperanza, daba sus frutos para todos. Y en la dignidad de la resistencia de la abuela y en la ternura viva de la hija, nacía el retoño del escándalo: la justicia que re-inventa la paz.

 

Chin Pum

San Salvador, El Salvador

Junio de 2010



[1] En Palabras de Ivan Illich: “bajo la cobertura del desarrollo una guerra mundial se ha librado contra la paz de la gente”. Illich, lo coloca en las ultimas tres décadas, pero a mi entender este hilo conductor de guerra por la paz, entre arriba y abajo, a persistido como constante en la historia, pero con diferentes justificaciones en cada tiempo.

[2] En el libro “Paz y desarme cultural”, indispensable en esta mirada intercultural.

[3] Cfr. Xavier Alegre, “La Paz en el Evangelio”, Revista Latinoamericana de Teología, Vol. 68, año XXIII, 2006, pp. 195-200.

[4] Cfr. Isaias 42, 17-18; 60, 17b-18

[5]  Xavier Alegre, op. cit., p. 204.

[6] EZLN, Cuarta Declaración de la Selva Lacandona, Chiapas, Mejico, 1 de enero de 1996.

[7] Interesante para corroborar esto, es oír las palabras de paz de los gobernantes o la jerarquía eclesial, en los grandes conflictos actuales. Sus llamados de paz, son claras invitaciones al sometimiento. Esto no es la paz.

[8] Hoy ya nadie se atreve a pensar al movimiento zapatistas, sin el trabajo de base de muchas décadas de la Diócesis de Chiapas, con Samuel Ruiz como facilitador. La evangelización comprometida desde la fe, la eclesiología de la mesa compartida y la democratización de los ministerios, con una gran apuesta por el diaconado de casados, son elementos esenciales para leer este proceso de dignificación de estos Pueblos.

[9] Mons. Romero, Homilia del 19 de Febrero de 1978, San Salvador.

[10] Pablo Richard presenta la conflictividad como una posible clave del lectura del evangelio de Juan: conflicto con los Judíos, intra-comunitario, con los gnósticos, con otros movimientos (entre ellos el del bautista) y con el imperio. En el evangelio y también en las cartas se ve con fuerza los conflictos de esta comunidad. El apocalipsis, atribuido a esta escuela joanica, muestra la crispación del conflicto con el poder político imperial.

[11] Leon-Dufour,  Lectura del evangelio de Juan  Jn 13-17, Ed. Sigueme, Salamanca, 1995, pp. 57-59.

[12] J. Painter, NTS 27, 1981, pp. 525-543.

[13] Simon Légasse,  El proceso de Jesús. La pasión en los cuatro evangelios, Ed. Desclee de Brouwer, Bilbao, 1996, pp.453-457

[14] Cfr. Jn 19,12.

[15] Interesante aquí resulta la lectura de: Theisen, Pax Romana et Pax Christi. El cristianismo primitivo y la idea de paz.

[16] EZLN, Quinta declaración de la Selva Lacandona, Chiapas, Mejico, 17 de Julio de 1998.

[17]“No es nuestro el camino de la guerra. [...]Nuestro el camino de la paz que se siembra con dignidad y se cosecha con justicia y libertad.” Estas palabras que abren la Quinta declaración de la Selva Lacandona, dejan clara la opción por la Paz de los zapatistas.

[18] EZLN, Tercera declaración de la Selva Lacandona, Chiapas, Méjico, 1 de Enero de 1995.

[19]  La Primera declaración de la Selva Lacandona (1 de Enero de 1994), dirige ese “Ya Basta”, hacia esos que “son los mismos”, los traidores de siempre, “los que nos roban todo”.

[20] EZLN, Quinta declaración de la Selva Lacandona, Chiapas, Mejico, 17 de Julio de 1998.

[21] Ya en 1998 habían afirmado en la Historia de los otros” el 20 de enero de 1998: “Nuestro interlocutor no es el gobierno mexicano. Ese, como dijimos, ya no escucha. Nuestros interlocutores son ustedes, los miles y miles de personas que en México y en el mundo quieren y buscan el fin de un sistema de opresión que no es más que una guerra en contra de la humanidad.” Sin embargo, el cambio de gobierno trajo una nueva esperanza y en consecuencia, una nueva decepción “con los de arriba”.

[22] EZLN, Quinta declaración de la Selva Lacandona, Chiapas, Mejico, 17 de Julio de 1998.

[23] En la caseta de la junta de Buen Gobierno de Oventic, el 30 de Diciembre de 2009, mientras nos explicaban las causas de nuestra salida de ese Caracol.

[24] Sub Comandante Marcos, por el EZLN, “A la Conai: Pero el gobierno dice que es falso que simule la paz y haga la guerra“,4 de enero de 1998.

 

[25] Aquí ampliar: Jerome Baschet, La rebelión de la Memoria, Ed. CideciUni-Tierra, San Cristobal de las Casas, 2009.

[26] Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que enfrentó al ejercito Salvadoreño en los 12 años de guerra interna (1980-1992),

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