Es ley el matrimonio igualitario
22/07/2010
- Opinión
No existe una manera hegemónica de amar, tampoco una sexualidad ni un erotismo único. Tomar conciencia de que hacer el amor, a veces, va más allá del complemento corporal y la capacidad procreativa de la humanidad, es la batalla ganada por la comunidad homosexual argentina.
Además de la reciente conquista del matrimonio igualitario, la sociedad pudo debatir y apoyar una realidad no reconocida hasta el momento. Con la reciente aprobación de la ley, se otorga un derecho que fue coartado y, si este reconocimiento tiene la aceptación social, tal como quedó demostrado, se acorta el camino para llegar a la plena igualdad.
Quizás la historia cuente que esta conquista tuvo a los detractores de siempre: la iglesia y los grupos conservadores. Ese mismo poder que se opuso a la ley del divorcio en la década del ochenta, el mismo que se opone a los preservativos, y el que trunca el derecho a decidir de las mujeres.
La pelea por el matrimonio igualitario se inició en mayo de este año, cuando los diputados y diputadas dieron media sanción a la modificación del Código Civil. A partir de entonces, la espera se hizo más tensa. Así, la oposición en el Congreso mostró el costado más conservador y el cardenal Jorge Bergoglio, máximo representante de la cúpula eclesial, dijo que el matrimonio igualitario es la "pretensión destructiva al plan de Dios".
La posibilidad de adoptar bebés fue otro de los blancos de la discusión, ante lo cual Bergoglio se pronunció: "Está en juego la vida de muchos niños que serán discriminados de antemano, privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones".
En tanto, María Rachid, presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gay, Bisexuales y Trans (FALGBT), sostuvo que "las voces encontradas fueron violentas y agresivas (…) me parece que está bien que haya gente que no esté de acuerdo, lo que me parece que no está bien es que intenten imponer su opinión al resto de la sociedad y pretender quitarnos el derecho de formar las familias que nosotros elegimos constituir".
Más allá de estos arcaicos conceptos eclesiales, el Senado aprobó la ley en la helada madrugada del 15 de julio, con 33 votos a favor, dos en contra y tres abstenciones. Con esta medida, Argentina se convierte en el noveno país que legaliza el matrimonio homosexual; antes lo hicieron Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia e Islandia.
"Es muy halagador para nuestras parejas y también por el valor que va a tener en nuestra sociedad, valorando la diversidad", dijo César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), en un comunicado público.
En el medio de la sinuosa llegada a la aprobación del matrimonio igualitario, un grupo de senadores, que se oponían a la iniciativa, presentó un proyecto de unión civil. Es decir, una figura intermedia, que legaliza una unión, pero que no tiene los mismos derechos que un matrimonio heterosexual. Finalmente, esta iniciativa no fue tratada.
"Estamos muy contentos con este avance, es una conquista de derechos, que no es sólo de la comunidad homosexual, sino de toda la sociedad. Se pudo debatir, opinar y dio lugar a que un sector se saque la careta", dijo a SEMlac Mariano Rapetti, uno de los representantes de la Agrupación Nacional Putos Peronistas.
Lo que se modificó es la ley civil y no la figura "sacramental" del matrimonio, que impone la iglesia católica. Es decir, la iglesia no tiene incumbencia. El punto es que la jerarquía eclesial siempre se siente con incumbencia cuando se trata de libertades, cuerpos y sexualidades.
"La iglesia mostró su debilidad política", continuó Rapetti ante SEMlac. "En esta oportunidad puso todos sus recursos y, aún así, no logró vencer. Es que la sociedad reclama cambio y con este apoyo (la sociedad) ha demostrado que quiere un estado separado de la iglesia; quiere un estado laico que respete las diferentes visiones del mundo".
"El Estado debe garantizar que podamos elegir libremente. La próxima batalla la daremos con la defensa a la identidad de género, porque las travestis y trans necesitan que se respeten todos sus derechos plenamente", añadió.
Fue una batalla que terminó en una fiesta y, para un sector de la sociedad, fue vivido como un campeonato mundial de fútbol ganado por el seleccionado argentino.
Es un crecimiento de la sociedad, porque ha reconocido los derechos de un sector históricamente vapuleado, burlado, violentado. El matrimonio igualitario ahora es un derecho civil, un derecho humano. El matrimonio entre personas del mismo sexo es una cuestión de libertad de elección, de igualdad. Y sí, también es una cuestión de amor.
Fuente: http://www.redsemlac.net/web/
https://www.alainet.org/es/active/39774
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