El despertar de la movilización
- Opinión
Distintas manifestaciones, paros indefinidos, huelgas de hambre de trabajadores/as, de los prisioneros políticos mapuche y marchas de estudiantes, marcadas por una implacable represión policiaca, ha sido la tónica que se registra casi a diario en Chile, durante las últimas tres semanas, sin que ninguna de estas noticias, sea parte de la parrilla informativa de los medios de comunicación oficiales.
En las portadas de los diarios sólo vemos a los famosillos de turno, enfrascados en peleas intestinas por sus diversos amores, o mujeres en poses sensuales, mostrando algo de carne al desnudo. En tanto, el caso de los mineros atrapados en una mina de Copiapó en el norte del país, se ha convertido en el drama nacional, que ya comienza a tener ribetes parafernálicos, donde el dolor es convertido en mercancía para el morbo, que todo lo esconde.
Pasado el pánico y la destrucción del terremoto vivido en febrero recién pasado, a Piñera se le han venido de golpe, uno tras otro, paros, marchas y huelgas que tienen como objetivo demandar una mejor calidad de vida para los más pobres de este país, para los que no son parte de la casta privilegiada.
Trabajadores/as Movilizados/as
Funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas han protagonizado paros parciales en distintas ciudades, en protesta por la eliminación a nivel nacional, del viático de frontera a los funcionarios de una ciudad del sur, y aseguran que esto es solo el comienzo de una acción a nivel de todo el país, por tanto, se aprestan a preparar un paro general de todos los funcionarios. Por su parte, los trabajadores de la Empresa de Correos de Chile, también protagonizan un paro nacional, que comprende la participación de más de cinco mil trabajadores, demandan condiciones laborales dignas, exigiendo un aumento del 30% de los sueldos más bajos. Los dirigentes han declarado que hace 14 años no reciben un reajuste de sueldo, situación que ha llevado al endeudamiento de las personas.
La Asociación de Funcionarios del Fosis, también expresaron su protesta frente al despido de trabajadores/as de la dotación central en Santiago; los socios del Sindicato de la empresa Cervecería Austral S.A., comenzaron un paro indefinido para exigir el aumento de su sueldo base y un bono por término de conflicto, la empresa solo ofrece un incremento del 2,75%. Según declaraciones del presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), alrededor de dos mil quinientos trabajadores/as han sido despedidos, desde que asumiera como presidente Sebastian Piñera, en marzo pasado. La ANEF agrupa a unos 80.000 empleados públicos.
Más de 300 funcionarios de dos sindicatos de trabajadores de Casa de Moneda, continúan con su paro indefinido, en tanto ocho de ellos comenzaron una huelga de hambre en carpas instaladas frente al local de la empresa, sin que tengan aún una respuesta a sus demandas de mejores condiciones laborales. Por otra parte, mujeres afectadas por el no pago de subsidios del Programa Fondo Solidario de Vivienda iniciaron una huelga de hambre, hace más de 12 días, después que la ministra de Vivienda y Urbanismo, Magdalena Matte, les comunicara que siete mil familias se quedaran sin acceder al beneficio.
En medio de este panorama de movilizaciones, demandas y exigencias, en el norte de Chile, 33 mineros quedaron atrapados en un derrumbe, el pasado 5 de agosto, sin que hasta ahora pueda hacerse algo para poder rescatarlos, develando que el país de los jaguares de América Latina, es sólo para las cinco familias más ricas, que gozan de sus privilegios a costa de la sangre, el dolor, la vida y la explotación de las y los trabajadores. El norte de Chile tiene hoy un desierto florido que ha sido regado por la sangre de nuestros mineros, como muestra brutal del modelo económico y político que impera en la sociedad chilena. La vida de un/a trabajador/a no tiene ningún valor, a los dueños de la mina, les conviene más pagar una multa por las infracciones cometidas, que invertir dinero para velar por la seguridad de sus trabajadores.
Suma y sigue
El sábado 14 de agosto, carabineros del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE), allanaron violentamente la sede de la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), en el marco de la llamada “operación Salamandra” o también conocido mediáticamente como el “Caso bombazos”, incautando pertenencias personales, ropa, computadores, celulares y fotografías, relacionadas con el Proyecto Memoria Oral del pueblo Mapuche, además de material testimonial de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos. Este allanamiento hace rememorar prácticas de terror impuestas en tiempos de dictadura.
El sur de Chile, donde se encuentran las comunidades mapuche, está prácticamente militarizado. A diario hay secuestros de jóvenes, niños y mujeres, detenciones arbitrarias, allanamientos violentos, ingreso de personal del Gope, disparando a diestra y siniestra, sin que ningún organismo gubernamental se pronuncie al respecto, dejando un saldo de prisioneros, que posteriormente son acusados de acciones subversivas, y a los que se aplica la nefasta Ley Antiterrorista, que permite tener testigos protegidos, y largos sumarios, impidiendo tener acceso a las pruebas y a las acusaciones por parte de los abogados defensores de los prisioneros políticos (P.P.) mapuche.
En este marco, 32 P.P. mapuche iniciaron hace más de un mes una huelga de hambre con carácter de indefinida, para demandar del Estado chileno la no aplicación de la Ley Antiterrorista en sus juicios; ser juzgados por la justicia civil y no por tribunales militares, como sucede en la actualidad; la libertad inmediata de todos/as los/as PP mapuche y el término a la militarización de las zonas en conflicto territoriales en el Wallmapu (país mapuche)
Pingüinos en resistencia
Hace más de dos meses que volvió la movilización “pingüina”, los/as primeros/as fueron del colegio secundario “Confederación Suiza”, uno de los establecimientos emblemáticos, de la aún fresca “revolución pingüina” realizada en el 2006. En la actualidad, solo un dato duro como botón de muestra, de 10 estudiantes, sólo 4 terminará su educación secundaria, y de esta cifra, si tienen dinero para pagar la universidad, al menos uno podrá convertirse en profesional. Esta es la frustrante realidad para estos/as jóvenes que exigen tener derechos.
Lentamente comenzaron a plegarse los establecimientos educacionales de Santiago, y hoy de las distintas regiones del país exigen detener la agenda privatizadora de todo el sistema educativo chileno, que impulsa el actual gobierno; la promoción de una educación gratuita, laica, de calidad y no discriminatoria; aumentar los fondos estatales destinados a la educación universitaria; rebajar la matrícula en instituciones públicas; retirar a la banca privada del sistema de financiamiento universitario, porque este sistema otorga becas a los que pueden pagar y no a los que tienen capacidad de estudiar.
Han hecho gala de todo tipo de movilizaciones, entre ellas, las tomas “fantasmas”, entrando a tomarse los colegios por la noche, y al llegar los efectivos policiales con órdenes de desalojo, no encuentran a nadie. Tomas verdaderas, resistiendo incluso al arresto, los golpes de palos, los coches lanza aguas, y el bombardeo sistemático de gases lacrimógenos. La respuesta por parte de las autoridades de gobierno no se ha dejado esperar, teléfonos celulares intervenidos, guardia permanente de carabineros en las inmediaciones de los colegios, controles de identidad, detenciones por sospecha en la vía pública, y todo su sistema de seguridad dispuesto para aplastar al movimiento secundario.
Hace tres semanas, que día y noche realizan actividades, entre las cuales están los “paros culturales”, que consiste en montar espectáculos con bandas musicales, mimos, cantantes y obras de teatro, tanto al interior de los establecimientos educacionales, como fuera de ellos. Y siguen resistiendo a la más violenta represión que se ha desatado en su contra, adolescentes entre 13 y 17 años vejadas sexualmente en los cuarteles de carabineros, soportando los golpes al ser detenidos/as. Pese a la represión bestial de que han sido objeto, continúan movilizados/as, convocando a marchas por las calles de Santiago y del resto de país, congregando a más de 6 mil estudiantes secundarios y universitarios.
Estas/os jóvenes, de mirada transparente y hablar claro, dan lecciones de resistencia y capacidad movilizadora a este pueblo, que lentamente comienza a despertar del largo sueño concertacionista. Cabe destacar su dignidad, la unidad, la seriedad que tienen para impulsar su movimiento estudiantil. En su última declaración pública manifiestan “Hoy, estudiantes universitarios y secundarios estamos más unidos que nunca y nuestras demandas son sentidas por la gran mayoría de los chilenos/as, que comparten luchar por una Educación Pública, por el fin al lucro en la educación y por frenar la privatización que impulsa el gobierno empresarial”.
Estos/as jóvenes plantean que el gobierno recurre a la violencia, pero ellos recurren a los argumentos y al apoyo de la sociedad chilena. La concertación hizo su labor somnífera y le allanó el camino a la Derecha, pero aquí está la esperanza, en este presente lleno de pingüinos/as, trabajadores/as y un pueblo mapuche que lucha con fuerza por su dignidad.
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