Yasuní, la batalla no ha terminado aún
08/09/2010
- Opinión
Tras años de intenso activismo y cabildeo por parte de ecologistas y pueblos indígenas, el gobierno de Ecuador finalmente firmó el acuerdo Iniciativa Yasuní-ITT el pasado 2 de agosto. Esta es la primera vez en la historia que un gobierno accede mediante un acuerdo vinculante a dejar combustibles fósiles bajo tierra.
La Iniciativa pretende dejar bajo tierra por perpetuidad los 850 millones de barriles de petróleo que se estiman están en el bloque ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini), el cual ocupa casi 200 mil hectáreas de bosque tropical dentro del Parque Nacional Yasuní. Esta área natural protegida de 982 mil hectáreas fue creada en 1979, y en 1989 la UNESCO la declaró una reserva mundial de la biosfera. La Iniciativa Yasuní-ITT evitará que se emitan sobre 400 millones de toneladas de dióxido de carbono.
A cambio de este compromiso, el gobierno de Ecuador solicita $350 millones al año por diez años (en el ejemplar anterior del Monitor dijimos erróneamente que eran $350 millones a lo largo de diez años, nuestras disculpas). Hasta ahora los gobiernos de Alemania, Bélgica, España, Francia e Inglaterra han expresado interés en hacer donaciones. Los fondos serán administrados por un fideicomiso establecido por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. Estará controlado por cinco síndicos, dos de los cuales serán seleccionados por el presidente de Ecuador. El dinero se utilizará en inversión social, energía renovable, reforestación y eficiencia energética.
Este arreglo es consistente con el concepto pre-colombino de Sumak Kawsai, o "buen vivir", el cual está recibiendo amplia aceptación entre ecologistas y progresistas latinoamericanos. Según el economista ecuatoriano Pablo Dávalos, Sumak Kawsai “es la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza desde una visión de respeto, porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana, porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la diversidad, porque es la oportunidad de oponerse a la violencia del sistema”.
Según el Movimiento Mundial por los Bosques, el acuerdo Yasuní-ITT "constituye una opción nacional para conseguir fondos sin destrozar más la Amazonía, es una forma de frenar genuinamente el cambio climático, y podría abrir la puerta a la construcción de una economía post-petrolera, post-extractivista."
Sin embargo, la batalla no está ganada todavía. El gobierno de Ecuador puede declarar el acuerdo nulo y sin efecto si no llega el financiamiento. El presidente ecuatoriano Rafael Correa requiere que lleguen los primeros $100 millones en los primeros 18 meses, así que los partidarios de la Iniciativa ya están corriendo contra el reloj. Si no se pueden recaudar $100 millones en 18 meses no se puede esperar que se puedan recaudar $350 millones todos los años. Según un artículo publicado por el grupo ambiental FOBOMADE: "El proyecto Yasuní-ITT enfrenta amenazas múltiples; la crisis global pone en duda su viabilidad financiera. Se teme que el propio gobierno ecuatoriano sabotee la Iniciativa si la comisión negociadora no lograr conseguir el financiamiento necesario."
Hay que señalar que el camino que llevó a la firma del acuerdo Yasuní-ITT no fue un paseo, fue un camino borrascoso, a veces lleno de conflicto y choques verbales entre las partes interesadas. El presidente Correa no siempre fue cooperador, y en ocasión hasta amenazó con retirarse de las negociaciones y autorizar la extracción petrolera en el Yasuní.
Los observadores de este proceso están de acuerdo en que la Iniciativa no hubiera tenido posibilidad de progresar de no haber sido por el extraordinario proceso revolucionario democrático por el cual Ecuador ha pasado estos años recientes. Un alzamiento indígena llevó al derrocamiento del gobierno y a nuevas elecciones, en las cuales salió victorioso el nuevo partido Alianza PAIS. El nuevo presidente, el izquierdista profesor de economía Rafael Correa, convocó una asamblea constituyente que en 2008 redactó una nueva constitución para el país.
La asamblea constituyente fue presidida por el ministro de energía y minería Alberto Acosta, un economista con una larga asociación con la izquierda y con el movimiento ecologista. Acosta, uno de los fundadores y principales ideólogos de Alianza PAIS, fue co-autor de libros junto con Esperanza Martínez, líder del grupo ecologista Acción Ecológica. También participó en conferencias y talleres del Instituto de Estudios Ecologistas, institución fundada por Acción Ecológica en 1995. Martínez fue asesora de Acosta cuando éste dirigió la asamblea constituyente.
La constitución que redactaron es una de las más progresistas de América Latina. Establece que el agua es un derecho humano, un bien público y un patrimonio nacional; reconoce que la naturaleza tiene derechos; y declara como mandato del gobierno la soberanía alimentaria y el Sumak Kawsay.
Pero la tinta en esta nueva constitución ni siquiera se había secado cuando aparecieron grietas en el nuevo orden político. Acción Ecológica y otros grupos denunciaron las nuevas leyes de minería y agua como contrarias a la letra y espíritu de la nueva constitución. En 2009 el presidente Correa respondió clausurando Acción Ecológica, acción que revirtió gracias a una intensa y eficaz campaña internacional de solidaridad con Acción Ecológica.
En enero 2010 Correa lanzó una arenga en su programa radial semanal, amenazando con retirar el apoyo de su gobierno a la Iniciativa Yasuní y autorizar la explotación petrolera en el área si no se le daba control directo sobre el fideicomiso que recibiría los fondos de la Iniciativa. Tronó en contra de "ecologistas infantiles", la "izquierda infantil" y los líderes indígenas, y declaró que estos sectores eran peores enemigos de su gestión de gobierno que sus oponentes de derecha. El canciller Fánder Falconí renunció en protesta contra estos ataques verbales. Pero Correa no paró ahí, en los días que siguieron alegó que Falconí, Acosta y Martínez estaban actuando tras bastidores en contra de su gobierno.
La pérdida de Falconí y Acosta- quien ya había roto con el gobierno- no fue una pérdida pequeña para el gobierno de Correa. El ahora ex-canciller había estado, junto con Acosta, entre los fundadores de Alianza PAIS. Hay, de hecho, una gran amistad entre ambos, comenta el economista catalán Joan Martínez Alier, ecologista de renombre mundial: "Ambos representan una nueva corriente latinoamericana contra el desarrollismo extractivista, ambos reclaman una transición hacia economías sostenibles. Acosta apela sobre todo a los movimientos sociales del ecologismo popular y a movimientos indígenas, Falconí se decanta más bien por la acción planificadora del Estado, pero eso son matices dentro de una posición común post-extractivista en política económica."
Lo peor parece haber ya ha quedado atrás. Ya que el acuerdo Yasuní-ITT ha sido firmado, el reto principal ahora es conseguir el financiamiento a tiempo. Pero Acosta advierte que se asoman retos adicionales:
“Esta Iniciativa no puede servir de pretexto para que gobierno del presidente Correa hinche el pecho y diga que ya hacemos mucho por la Naturaleza y la vida de los pueblos no contactados, mientras, simultáneamente, amplíe la frontera petrolera en el centro sur de la Amazonía y aliente la minería metálica a gran escala a cielo abierto”. Advirtió que no alcanza con el fideicomiso; el gobierno “tampoco debería tolerar actividades petroleras en los márgenes del ITT, lo que incluye el respeto irrestricto a los pueblos en aislamiento voluntario en cualquier lugar de la Amazonía”.
También dijo que el gobierno debería detener “las otras amenazas que se ciernen sobre el Yasuní, como son la deforestación y extracción ilegal de madera, la colonización sin control, el turismo ilegal... También habrá que controlar las actividades que se despliegan en los bloques petroleros adyacentes y las mismas carreteras abiertas para los proyectos petroleros cercanos”.
FUENTES:
Alberto Acosta, entrevista por Franck Gaudichaud. 6 de agosto 2010. http://rebelion.org/noticia.php?id=110813
FOBOMADE (Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo) "La Iniciativa Yasuní-ITT tiene 18 meses de plazo para recaudar sus $100 millones" 1 de septiembre 2010. http://fobomade.org.bo/bsena/?p=902
Martínez-Alier, Joan. "La Iniciativa Yasuní se encamina al triunfo". 4 de agosto 2010. http://www.biodiversidadla.org/Principal/Contenido/Documentos/En_Ecuador_la_Iniciativa_Yasuni_ITT_se_encamina_al_triunfo
Movimiento Mundial por los Bosques (WRM). "Primeros pasos para dejar el petróleo bajo tierra en el Yasuní" Boletín #157, Agosto 2010.
La Iniciativa pretende dejar bajo tierra por perpetuidad los 850 millones de barriles de petróleo que se estiman están en el bloque ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini), el cual ocupa casi 200 mil hectáreas de bosque tropical dentro del Parque Nacional Yasuní. Esta área natural protegida de 982 mil hectáreas fue creada en 1979, y en 1989 la UNESCO la declaró una reserva mundial de la biosfera. La Iniciativa Yasuní-ITT evitará que se emitan sobre 400 millones de toneladas de dióxido de carbono.
A cambio de este compromiso, el gobierno de Ecuador solicita $350 millones al año por diez años (en el ejemplar anterior del Monitor dijimos erróneamente que eran $350 millones a lo largo de diez años, nuestras disculpas). Hasta ahora los gobiernos de Alemania, Bélgica, España, Francia e Inglaterra han expresado interés en hacer donaciones. Los fondos serán administrados por un fideicomiso establecido por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. Estará controlado por cinco síndicos, dos de los cuales serán seleccionados por el presidente de Ecuador. El dinero se utilizará en inversión social, energía renovable, reforestación y eficiencia energética.
Este arreglo es consistente con el concepto pre-colombino de Sumak Kawsai, o "buen vivir", el cual está recibiendo amplia aceptación entre ecologistas y progresistas latinoamericanos. Según el economista ecuatoriano Pablo Dávalos, Sumak Kawsai “es la posibilidad de vincular al hombre con la naturaleza desde una visión de respeto, porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana, porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la diversidad, porque es la oportunidad de oponerse a la violencia del sistema”.
Según el Movimiento Mundial por los Bosques, el acuerdo Yasuní-ITT "constituye una opción nacional para conseguir fondos sin destrozar más la Amazonía, es una forma de frenar genuinamente el cambio climático, y podría abrir la puerta a la construcción de una economía post-petrolera, post-extractivista."
Sin embargo, la batalla no está ganada todavía. El gobierno de Ecuador puede declarar el acuerdo nulo y sin efecto si no llega el financiamiento. El presidente ecuatoriano Rafael Correa requiere que lleguen los primeros $100 millones en los primeros 18 meses, así que los partidarios de la Iniciativa ya están corriendo contra el reloj. Si no se pueden recaudar $100 millones en 18 meses no se puede esperar que se puedan recaudar $350 millones todos los años. Según un artículo publicado por el grupo ambiental FOBOMADE: "El proyecto Yasuní-ITT enfrenta amenazas múltiples; la crisis global pone en duda su viabilidad financiera. Se teme que el propio gobierno ecuatoriano sabotee la Iniciativa si la comisión negociadora no lograr conseguir el financiamiento necesario."
Hay que señalar que el camino que llevó a la firma del acuerdo Yasuní-ITT no fue un paseo, fue un camino borrascoso, a veces lleno de conflicto y choques verbales entre las partes interesadas. El presidente Correa no siempre fue cooperador, y en ocasión hasta amenazó con retirarse de las negociaciones y autorizar la extracción petrolera en el Yasuní.
Los observadores de este proceso están de acuerdo en que la Iniciativa no hubiera tenido posibilidad de progresar de no haber sido por el extraordinario proceso revolucionario democrático por el cual Ecuador ha pasado estos años recientes. Un alzamiento indígena llevó al derrocamiento del gobierno y a nuevas elecciones, en las cuales salió victorioso el nuevo partido Alianza PAIS. El nuevo presidente, el izquierdista profesor de economía Rafael Correa, convocó una asamblea constituyente que en 2008 redactó una nueva constitución para el país.
La asamblea constituyente fue presidida por el ministro de energía y minería Alberto Acosta, un economista con una larga asociación con la izquierda y con el movimiento ecologista. Acosta, uno de los fundadores y principales ideólogos de Alianza PAIS, fue co-autor de libros junto con Esperanza Martínez, líder del grupo ecologista Acción Ecológica. También participó en conferencias y talleres del Instituto de Estudios Ecologistas, institución fundada por Acción Ecológica en 1995. Martínez fue asesora de Acosta cuando éste dirigió la asamblea constituyente.
La constitución que redactaron es una de las más progresistas de América Latina. Establece que el agua es un derecho humano, un bien público y un patrimonio nacional; reconoce que la naturaleza tiene derechos; y declara como mandato del gobierno la soberanía alimentaria y el Sumak Kawsay.
Pero la tinta en esta nueva constitución ni siquiera se había secado cuando aparecieron grietas en el nuevo orden político. Acción Ecológica y otros grupos denunciaron las nuevas leyes de minería y agua como contrarias a la letra y espíritu de la nueva constitución. En 2009 el presidente Correa respondió clausurando Acción Ecológica, acción que revirtió gracias a una intensa y eficaz campaña internacional de solidaridad con Acción Ecológica.
En enero 2010 Correa lanzó una arenga en su programa radial semanal, amenazando con retirar el apoyo de su gobierno a la Iniciativa Yasuní y autorizar la explotación petrolera en el área si no se le daba control directo sobre el fideicomiso que recibiría los fondos de la Iniciativa. Tronó en contra de "ecologistas infantiles", la "izquierda infantil" y los líderes indígenas, y declaró que estos sectores eran peores enemigos de su gestión de gobierno que sus oponentes de derecha. El canciller Fánder Falconí renunció en protesta contra estos ataques verbales. Pero Correa no paró ahí, en los días que siguieron alegó que Falconí, Acosta y Martínez estaban actuando tras bastidores en contra de su gobierno.
La pérdida de Falconí y Acosta- quien ya había roto con el gobierno- no fue una pérdida pequeña para el gobierno de Correa. El ahora ex-canciller había estado, junto con Acosta, entre los fundadores de Alianza PAIS. Hay, de hecho, una gran amistad entre ambos, comenta el economista catalán Joan Martínez Alier, ecologista de renombre mundial: "Ambos representan una nueva corriente latinoamericana contra el desarrollismo extractivista, ambos reclaman una transición hacia economías sostenibles. Acosta apela sobre todo a los movimientos sociales del ecologismo popular y a movimientos indígenas, Falconí se decanta más bien por la acción planificadora del Estado, pero eso son matices dentro de una posición común post-extractivista en política económica."
Lo peor parece haber ya ha quedado atrás. Ya que el acuerdo Yasuní-ITT ha sido firmado, el reto principal ahora es conseguir el financiamiento a tiempo. Pero Acosta advierte que se asoman retos adicionales:
“Esta Iniciativa no puede servir de pretexto para que gobierno del presidente Correa hinche el pecho y diga que ya hacemos mucho por la Naturaleza y la vida de los pueblos no contactados, mientras, simultáneamente, amplíe la frontera petrolera en el centro sur de la Amazonía y aliente la minería metálica a gran escala a cielo abierto”. Advirtió que no alcanza con el fideicomiso; el gobierno “tampoco debería tolerar actividades petroleras en los márgenes del ITT, lo que incluye el respeto irrestricto a los pueblos en aislamiento voluntario en cualquier lugar de la Amazonía”.
También dijo que el gobierno debería detener “las otras amenazas que se ciernen sobre el Yasuní, como son la deforestación y extracción ilegal de madera, la colonización sin control, el turismo ilegal... También habrá que controlar las actividades que se despliegan en los bloques petroleros adyacentes y las mismas carreteras abiertas para los proyectos petroleros cercanos”.
FUENTES:
Alberto Acosta, entrevista por Franck Gaudichaud. 6 de agosto 2010. http://rebelion.org/noticia.php?id=110813
FOBOMADE (Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo) "La Iniciativa Yasuní-ITT tiene 18 meses de plazo para recaudar sus $100 millones" 1 de septiembre 2010. http://fobomade.org.bo/bsena/?p=902
Martínez-Alier, Joan. "La Iniciativa Yasuní se encamina al triunfo". 4 de agosto 2010. http://www.biodiversidadla.org/Principal/Contenido/Documentos/En_Ecuador_la_Iniciativa_Yasuni_ITT_se_encamina_al_triunfo
Movimiento Mundial por los Bosques (WRM). "Primeros pasos para dejar el petróleo bajo tierra en el Yasuní" Boletín #157, Agosto 2010.
Para más información:
Ruiz Marrero es autor, periodista y educador ambiental. Su página web, Haciendo Punto en Otro Blog (http://carmeloruiz.blogspot.com/), está dedicada a perspectivas ecologistas y progresistas. Es autor del libro Balada Transgénica y director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico (http://bioseguridad.blogspot.com/).
https://www.alainet.org/es/active/40747
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