Entrevista con la dirigente juvenil de la CLOC Zaira Picay

Juventud rural apuesta a quedarse en el campo

14/10/2010
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Migración del campo a la ciudad y hacia otros países, enormes dificultades para acceder al empleo, a la tierra y a la educación, son algunos de los problemas que afronta la juventud rural de América Latina. Ésta, sin embargo, busca alternativas para quedarse en el campo, para no migrar,  para desarrollar un modelo de agricultura alternativo  respetuoso de la vida y de la naturaleza.
 
Para debatir estos temas se reunieron 173 jóvenes de 56 organizaciones de 17 países en la III Asamblea de Jóvenes que se desarrolló en los días previos al V Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina) que se lleva a cabo en Quito, Ecuador, del 12 al 16 de octubre.
 
“Este Congreso de la CLOC  es muy importante, es de mucha relevancia para  nuestro proceso de jóvenes y para el proceso de transformación de nuestra sociedad a nivel de Latinoamérica y a nivel mundial, porque lo que pretendemos es crear alternativas para hacerle frente al sistema en el que estamos viviendo”, dijo Zaira Carolina Picay López (21años), quien pertenece al Movimiento Juvenil del Campo de Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) de Nicaragua  y es coordinadora del Movimiento Juvenil Centroamericano de Vía Campesina.  Con ella, mantuvimos la siguiente entrevista.
 
  Zaira Carolina Picay López. Foto:Idania Trujillo
 
¿Cuáles son los resultados principales de la III Asamblea de Jóvenes de la CLOC?
 
Uno de los resultados es que nos declaramos acordes con las banderas de lucha de la CLOC –Vía Campesina y uno de los acuerdos tiene que ver con los derechos humanos juveniles, otro es la defensa de la soberanía territorial y el rechazo a las bases militares de Estados Unidos y en particular en Colombia en donde los jóvenes no pueden decidir si tienen derecho o no hacer el servicio militar, y si ellos no lo hacen tienen que pagar al Estado y eso es una forma de violentar sus derechos cómo jóvenes.
 
También tratamos sobre la criminalización de los jóvenes  campesinos e indígenas; el acceso a la educación, a la salud; nosotros tenemos un reto de trabajar en un programa de formación política e ideológica de cara a la juventud en Latinoamérica; también la participación e integración de la juventud con énfasis en las mujeres, porque en muchas organizaciones hay participación de la juventud pero la mayoría  son varones y las mujeres estamos un poco aparte; la lucha contra las transnacionales y el saqueo de nuestros recursos y nuestros bienes de la madre naturaleza como las explotaciones de la minería a cielo abierto y las hidroeléctricas.
 
Nosotros, como jóvenes indígenas y afrodescendientes,  decimos un NO a estas transnacionales que llegan a explotarnos, a quitarnos la riqueza y nuestros bienes, generando una migración del campo a la ciudad y del campo hacia otros países, por tanto no se genera una seguridad y una buena calidad de vida, porque los jóvenes tenemos allí un lugar para vivir,  un empleo seguro, sobre todo porque la educación es bastante complicada y no tenemos acceso y tampoco es de tan buena calidad.
 
¿Ustedes son la generación del recambio de la CLOC?
 
Nosotros como generación del cambio de la CLOC  no lo vemos tanto así, sino que decimos somos jóvenes que tenemos que trabajar de la mano de los dirigentes adultos que están actualmente, para aprender de ellos, para intercambiar experiencias y para que nos vayamos empoderando de la lucha que ellos llevan y para, en el futuro cuando ellos ya no estén, nosotros le demos continuidad,  pero no en ese entonces sino ahorita comenzar a generar procesos de cambio como jóvenes para en el futuro continuar con esos procesos.
 
¿Ustedes aman el campo? ¿Su lucha es para no emigrar?
 
Esa es la lucha que tenemos como jóvenes, uno de los retos es cómo hacer para que los jóvenes no migremos y para eso los jóvenes tenemos que tener acceso a la tierra, algo que en los últimos años no se ha dado. Hemos sido despojados, todos los campesinos en general, nuestros padres, han sido despojados, han tenido que vender su tierra o han tenido que salir porque los presidentes dan concesiones para la minería de cielo abierto, para las hidroeléctricas y todos esos proyectos, y nosotros como jóvenes estamos más desposeídos, porque no tenemos acceso a ningún crédito y peor a la tierra. Nosotros como jóvenes estamos en esa lucha para ver cómo creamos un programa o algo para que el joven se quede en el campo, para que trabaje en el campo, por eso estamos con escuelas de agroecología, formando a la juventud en el tema de la producción agroecológica, trabajamos por el rescate de las semillas criollas y los mercados de consumo que nosotros como jóvenes podamos crear en nuestras comunidades, producir en nuestra tierra y vender a nivel local, para así tener un ingreso,  porque sabemos que hay cosas que no podemos producir y las tenemos que comprar,  pero también generar intercambio como se hacía antes: unos producían fríjol, otros producían maíz, y así satisfacer nuestras necesidades vitales.
 
¿Qué piensa de los y las jóvenes del campo y de la ciudad que se involucran en las maras, en las pandillas?
 
Todo eso es producto del sistema en que nos desenvolvemos la juventud, porque muchos jóvenes no tienen acceso a la educación, sus padres no tienen para darle una buena educación y si acaso dejan de estudiar no tienen acceso a un empleo digno,  justamente porque no se han formado, y porque por ser jóvenes somos discriminados porque nos piden experiencia y como jóvenes no la tenemos en ese momento, porque estamos comenzando. Entonces algunos jóvenes,  al no tener otras opciones,  como que se integran a eso, entonces el mismo sistema en el que se desenvuelven: el consumismo, el individualismo, el querer ser más que los demás, ha llevado, por ejemplo, a las drogas, se meten al narcotráfico para obtener  gran cantidad de dinero, buenas casas, buenos carros, todo eso, están felices por un momento, pero en la realidad no lo están, porque sus familias no están tranquilas.
 
Lo mismo sucede con las maras, hay jóvenes, hay niños, a los que van integrando desde pequeños. Como jóvenes y como niños estamos empezando a conocer la vida, y entonces somos vulnerables y estamos buscando un modelo y es allí donde llegamos y nos metemos, quizá porque nos sentimos como acogidos, como acompañados en esos espacios, y ahí llegan a caer, y entonces eso no es algo bueno porque eso perjudica a la juventud y a la sociedad en general. Como jóvenes pensamos que los gobiernos, en coordinación con los movimientos sociales, deben  ejecutar programas para que los grupos juveniles salgan de eso, pero con programas alternativos de formación para que ellos puedan trabajar y tener otras opciones para sobrevivir.
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