Condolencias

23/11/2010
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No es fácil atender los llamados al optimismo, cuando la cifra de compatriotas muertos se incrementa a diario y, menos aún si con todo y los esfuerzos de manipulación, es inocultable el hecho de que entre los caídos, hay mujeres, niños, jóvenes y hombres de trabajo cuyo destino fue estar en el lugar y momento equivocados. ¿Quién querría pasar sus vacaciones en Acapulco si supiera que el destino es una fosa común? ¿Con qué confianza los padres de jóvenes universitarios esperan su regreso, si pueden ser víctimas de un fuego cruzado o una identificación equivocada? ¿Qué factor cambió la atención de la nota roja de los feminicidios hacia los juvenicidios? ¿Serán suficientes la banderas entregadas a esposas e hijos de soldados “muertos en cumplimiento del deber” para llenar la ausencia de un jefe de familia? Éstas y muchas más son las preguntas que se hace un pueblo atemorizado, triste y sin esperanza.
 
Por más boletines de prensa o costosos anuncios publicitarios que nos atosiguen, los responsables de ofrecernos una convivencia armónica, no pueden ocultar una realidad, en la cual los policías del Distrito Federal –imagine a los municipales– carecen de la mínima capacitación para merecer el cargo. No se requiere más que observarlos para darse cuenta que apenas son franeleros elevados de rango. Usted los ve en las esquinas: sin hacer nada, no son capaces de darle orientación acerca de una calle, una dependencia o un servicio, ¡ah! pero la prepotencia se les va a la cabeza, con la sola posibilidad de chiflar un pito, haciendo señas a una dama de edad, para apurarla u obligarla a detener su vehículo. Salvo en casos inminentes, se hacen “ojo de hormiga” cuando se les llama en una emergencia; y si acaso están ahí, seguramente no alcanzarán al perpetrador o serán heridos convirtiéndose en víctimas o en héroes momentáneos de noticiario.
 
Todo en México parece estar muriendo. Decenas de hombres y mujeres que hacían de la libertad de expresión su trabajo como periodistas, ya no están con nosotros. Muchos más, reciben un día y otro también toda suerte de amenazas, muchas de ellas de los propios gobernantes. Ciudadanos impotentes ven como el derecho es manipulado por la gente del poder en turno –Coyoacán y muchas delegaciones acumulan casos de prepotencia de autoridades locales y federales coludidas en contra de la gente–, así como el ping pong entre las procuradurías, incapaces de detener a rateros de casa habitación, violadores de mujeres y niños, y monstruos que matan a golpes y entierran gente con vida. “Lamentamos y condenamos la muerte de...” es el guión del pésame para familiares de presidentes municipales, candidatos que no alcanzaron a tomar posesión, y en general para una nación bañada en la sangre de un pueblo que no acierta a entender por qué los asesinan.
 
Pero no sólo se matan personas con balas –perdidas o dirigidas–, la gente también fallece de hambre, por falta de higiene, por el frío, por enfermedad –física o del alma– y mueren también muchas instituciones. El ISSSTE y el IMSS, son sólo dos ejemplos. ¿Sabía usted que entre 1977 y 1982, el IMSS construyó 3 mil 790 unidades, de las cuales 2 mil 717 eran rurales? Hoy sin más explicación –ojalá de verdad los legisladores logren que se les aclare algo– se nos dice que está al borde de la quiebra y en su memoria de recursos físicos y materiales reporta para el 2009, sólo 3 mil 619. En el comparativo al que me estoy refiriendo se habla de 3 mil 665 unidades médicas, en la actualidad reportan mil 796. ¿Dónde desaparecieron? ¿Ya las privatizaron? ¿Qué pasó con las clínicas rurales que había en 1981? ¿Qué hacen hoy las mil 12 unidades médicas rurales “de esquema modificado”?
 
En 1972, cuando la población nacional era de 48.2 millones de habitantes, los trabajadores asegurados eran poco más de 11.5 millones (23%), para el 2009 los datos del IMSS reportan 19 millones en una población de más de 105 millones de habitantes (17%). ¿Por qué en las cifras alegres no se habla del subempleo? ¿La “quiebra” es para vender barato como se ha hecho con otras instituciones hoy muertas? ¿A qué obedece la insistencia en mentir? ¿Quiénes serán los nuevos millonarios que al igual que con Mexicana de Aviación, quedarán impunes?
 
Habría que dar el pésame a cientos de empresas exitosas que antes exportaban granos, azúcar, acero, petroquímicos y muchos otros de la industria de transformación. Hoy importamos lo básico, el maíz que recibimos es el que en otras latitudes se da al ganado, comemos alimentos genéticamente modificados, nuestras mujeres se mueren de cáncer de seno, la población se enferma de nódulos malignos en todos sus órganos y las trasnacionales se enriquecen por vender paliativos para la diabetes, la hipertensión, los riñones, sin que nadie haga algo para relacionar esto con la contaminación del aire o del agua. ¿Cómo afecta el cloro o el mercurio a la salud? ¿Qué relación hay entre estas “enfermedades modernas” y las hormonas que comen pollos, pescados y reses? ¿Será este el mercado que visualizan los futuros compradores del IMSS y del ISSSTE?
 
 Si el número de muertos ya rebasa los 30 mil –y aunque se trate de presuntos sicarios o narcos, sus familias también se duelen con el deceso– y las instituciones en ruina irreparable suman decenas, hay la fundada sospecha de que son insuficientes las más de 25 mil 800 referencias que Google recopila por condolencias atribuidas a nuestro presidente en México. Ahora que si usted quiere ver una oportunidad de negocio en este asunto de las condolencias, abra cualquiera de las 5 mil 300 referencias comerciales y encontrará: franquicias para tarjetas, postales o arreglos florales especializados en la muerte. Si esto le parece patético, entonces simplemente ordene por internet un libro o sugerencias para redactar mensajes o cartas de pésame. Así es el mundo del mercado, hasta el dolerse o sentir tristeza con otra persona por la pena que le aflige, puede representar un negocio.
 
Nuestras condolencias, por la pérdida del trato cortés, la mano amiga y los valores.
 
Fuente: Forum en línea
 
https://www.alainet.org/es/active/42482?language=en

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