Sálvese quien pueda
- Opinión
Los miembros del Tea Party tienen voz y voto, como lo reflejaron las últimas elecciones legislativas en Estados Unidos. Los ultraconservadores se preparan ya para ocupar asiento en el Congreso de los Estados Unidos. La derecha republicana sólo ha tenido que dar un paso atrás para recuperar el rumbo hacia el Capitolio.
“Este país es nuestro, recuperémoslo”. Así de firme se mostraba hace unos meses el ex-congresista republicano Tom Tancredo durante una convención del Tea Party y así resumía el espíritu de este movimiento cada día más influyente. Sus miembros se erigen en defensores de los “principios y valores básicos de los Estados Unidos”. Hablan de respetar los derechos inalienables proclamados en
En esta lucha por recuperar “lo que les pertenece”, el Tea Party ha encontrado varios obstáculos: el más grande de todos, el Presidente Obama. Y detrás de este, su ley de Sanidad, sus planes de estímulo económico y los impuestos. Todo esto amenaza sus ideas neoliberales, su deseo de vivir en un país en el que el Estado no intervenga en la economía, donde el mercado sea el que determine el funcionamiento del sistema. La vieja lucha contra el pago de impuestos, origen de aquel histórico Motín del té que dio nombre a este movimiento, se repite en un contexto muy distinto. En momentos de crisis es fácil defender estas ideas, ganarse al pueblo con soluciones mágicas. Lo peligroso es ocultar otras detrás.
Al Tea Party tampoco le gustan los inmigrantes. Convencidos de que América es para los americanos - olvidan quiénes eran los Cherokees o los Apaches-, todo lo que llegue de más allá de sus fronteras les produce pánico y desconfianza. Tom Tancredo lo dejó claro en la cadena de televisión CNN, donde arremetió contra “el culto al multiculturalismo, apoyado por los liberales y por la gente de izquierda, que no tienen el mismo concepto de América que tenemos nosotros”. Entre los líderes del movimiento destaca Marco Rubio. Este nuevo Senador de Florida, hijo de exiliados cubanos, agitaba así a sus seguidores en un reciente acto de campaña: "Somos el país más próspero que jamás ha habitado la tierra, y no por accidente. No porque dios ame a los americanos más que a ningún otro pueblo, sino porque los americanos que habitaron este país hicieron lo que fue necesario para hacer que América sea así de excepcional, así de grande". Toda una oda a
La ultraderecha no quiere leyes medioambientales que puedan perjudicar el interés de sus empresas, ni políticas de planificación familiar que contradigan su moral católica. Tampoco les importa la educación pública. Ya lo demostraron cuando pidieron que se suprimiera el Ministerio de Educación. Quieren permiso para tener armas. Les hemos oído quejarse por el aumento del gasto en Sanidad. Del gasto militar, Marco Rubio decía hace tan sólo unos días: “países como Corea del Norte, una de las naciones más pobres del mundo, invierten ahora en armas nucleares. América debe mantener ese ritmo también. Es algo muy peligroso. No podemos perder nuestra ventaja militar”.
Resulta contradictorio que este país “grande y excepcional” tenga tanto miedo. La misma estrategia una y otra vez. El argumento de la seguridad nacional ya se ha cobrado demasiadas vidas.
A la administración Obama le toca asumir y luchar. Los republicanos ya son mayoría en
Estados Unidos mira para adentro. Ahora todos los estados miran hacia dentro. También las personas. El Tea Party es sólo un reflejo de todo esto. Cuando el sistema capitalista aprieta, sálvese quien pueda.
- Leticia Roncero Portas es periodista
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