Gran Misión Vivienda

19/05/2011
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Lo primero que celebro de la Gran Misión Vivienda Venezuela es que nace de una autocrítica.
 
La práctica de la crítica y la autocrítica es esencial en toda Revolución. Criticar la realidad injusta y los errores, es el primer paso para activar las energías positivas que habrán de cambiar una situación que no deseamos colectivamente.
 
La autocrítica es la disposición de enmendar nuestras propias falencias. Es el acto de reflexión y rectificación necesario para elevarnos por encima de nuestras debilidades y miserias; para ser mejores revolucionarios.
 
Con esta sincera autocrítica, el Gobierno Bolivariano reconoce no haber atendido el problema de la vivienda con efectividad y asume la corrección de esta falta.
 
Lo segundo que valoro como un gran acierto, es que la respuesta a esta debilidad sea generar un gran movimiento social con protagonismo popular.
 
Es hora de entender que para superar las taras del sistema capitalista y transformar el Estado a su servicio, tenemos que despertar movimientos sociales organizados con claridad de objetivos y la fuerza necesaria para sustituir la vieja estructura burocrática que es enemiga de la Revolución.
 
Hay ideólogos en la dirección de la Revolución que creen que eliminar el Estado burgués es cambiar la división político territorial; vaya craso error de concepción! Sería como maquillar un cadáver para que se vea saludable.
 
Si el principal sostén del Estado burgués, amén de la economía capitalista dominante y las relaciones alienantes que le son propias, es el aparato centralista burocrático que reproduce sin cesar los contravalores del parasitismo, la flojera, el individualismo y la corrupción.
 
Por eso se han hecho tan necesarias Las Misiones como alternativa a “Ministerios” paquidermos e inservibles que amontonan igual papeles que personas en sus edificios capitalinos.
 
La Gran Misión Vivienda Venezuela, con la esperanzadora expectativa que ha generado en la ciudadanía, tiene que curarse de otro mal que nos azota: el electoralismo.
 
No puede caerse en el inmediatismo demagógico por la proximidad del evento electoral. La permanente improvisación de iniciativas ante sucesos comiciales, termina por volver todo efímero e increíble.
 
La masa en movimiento es la cura preventiva para esos posibles males. La fuerza material para esta enorme tarea la tiene el pueblo, y, ese pueblo organizado en movimiento, es la fuerza moral –como diría Simón Rodríguez- para garantizar que el discurso y la consigna se concreten en obra límpida y liberadora.
 
Tampoco es buena la dispersión de mandos. Vemos muchas caras conocidas mostrándose como voceros de la misma tarea. Hay que unir la “masa” en un solo músculo y bajo una sola voz.
 
El gobierno movimiental es una herramienta útil para la transición socialista. Una forma de colectivizar compromisos y juntar voluntades para el logro de objetivos.
 
Enhorabuena Gran Misión revolucionaria
 
- Yldefonso Finol es Constituyente de 1999. Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
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