Humala: su deuda es con el voto popular

12/06/2011
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A las pocas horas de conocerse el resultado de las elecciones presidenciales peruanas se producía lo que era dable esperar si el ganador era el militar retirado Ollanta Humala, fundador del Partido Nacionalista.
 
 La Bolsa peruana se desplomó y la UBS, banco privado suizo que maneja las grandes fortunas e inversiones en distintos mercados, lanzó una advertencia sobre Perú por los “riesgos políticos” que surgen de la victoria de Humala, según informaron las agencias noticiosas internacionales.
 
 Al día siguiente, tras las declaraciones tranquilizadoras del presidente electo, que dijo que convocaría “a los mejores cuadros técnicos e intelectuales” para hacer un gobierno de ancha base, la bolsa se recuperó  con rapidez. El significado de este episodio es claro.
 
 Ollanta Humala está a prueba, pero no por el pueblo que lo eligió sino por los sectores más pudientes del Perú, que votaron por su contendora Keiko Fujimori. Y hasta ahora Humala se ha mostrado más dispuesto a satisfacer a estos sectores antes que a los que le dieron el triunfo. Humala ganó en 19 de las 25 regiones de su país, de acuerdo a los informes de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE, y obtuvo el 51,6 por ciento de los votos según el último informe entregado, sobre  un total del 98 por ciento de los sufragios.
 
Esas regiones son las del sur del país, donde impera una tendencia nacionalista que  se inclina a la izquierda. Son las regiones más pobres y marginadas, como Ayacucho, Huanuco, sectores de la Amazonia y otros, donde Humala obtuvo votaciones superiores al 50,60 y hasta 70 por ciento.
 
 Keiko Fujimori, que perdió con el 48.5 por ciento, obtuvo sus votos en Lima, Callao y cuatro regiones del norte, que se cuentan entre las más favorecidas por el gobierno actual. El cuadro es muy claro, Humala es presidente electo gracias al voto popular, pero reacciona a las presiones de sus adversarios porque de ellos depende que llegue al Palacio Pizarro, la casa de gobierno.
 
 Algunos argumentarán que tiene razón porque respondiendo a los intereses de esos grupos obtendrá los recursos que el modelo económico vigente requiere, pero si no atiende a lo que con justa razón le demanden los sectores populares que le dieron el triunfo se verá en una difícil encrucijada.
 
 La historia habla
 
 Perú tiene una historia relativamente reciente que ha recuperado importancia debido a la calidad de militar de Humala, aunque ya se haya retirado. Eso quedó en evidencia en la entrevista que después de la elección le dio a una periodista de la cadena estadounidense CNN, quien a través de una pregunta intentó relacionarlo con el gobierno que encabezara el general Juan Velasco Alvarado de 1968 a 1975.  Humala se apresuró a deslindarse, respondiendo rápidamente que esa había sido “una dictadura militar”. Aunque él nació en julio de 1962, como ciudadano y como militar se supone que tendría que conocer mejor la historia de su país. Más aún cuando siendo presidente electo le hacen una pregunta como esa.
 
 El general Velasco y los coroneles que lo apoyaban dieron en 1968 un golpe de Estado contra el entonces presidente Fernando Belaúnde. La causa inmediata fue el escándalo del contrato mediante el cual se entregaba el petróleo peruano a la estadounidense International Petroleum Company en condiciones inconvenientes para el país. Había una página en especial, la “página 11”que establecía esas condiciones y que “se perdió” cuando se pidió que se la entregara a la publicidad. El gobierno de Belaúnde ya era objeto de múltiples denuncias de corrupción y la “página 11” fue el detonante del golpe. La pobreza y la desigualdad eran tan grandes, que ya había surgido una guerrilla en 1965, encabezada por Luis de la Puente Uceda, quien provenía del APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido que después derivó en una colectividad socialdemócrata.
 
 De la Puente pertenecía al ala radical y la alianza del APRA con el gobierno de derecha de la época determinó la ruptura y surgimiento de la guerrilla, la que fue combatida y derrotada por el ejército el mismo año en que se inició.
 
 Sin embargo los militares que lo combatieron sentían gran respeto por De la Puente y el episodio los hizo reflexionar, según me relataron los coroneles que dieron el golpe con Velasco y que en conjunto iniciaron el estudio de una alternativa para su país, la que se expresó en el Plan Inca, que rescata los intereses nacionales y se abrió a la participación popular.
 
 Esto dio origen a lo que se conoció como el “velasquismo” o el “tercerismo”, que se empezó a analizar en los estamentos militares y políticos latinoamericanos, lo que inquietó a Estados Unidos, que envió en misión de observación a Nelson Rockefeller, que luego fue vicepresidente de ese país.
 
 Rockefeller recibió grandes demostraciones de rechazo y luego redactó un informe, que lleva su nombre, en el que recomendaba el establecimiento de gobiernos militares, pero “amigos” de Estados Unidos. Esa fue la base de las dictaduras militares que se instalaron en América Latina en los años setenta del siglo pasado.
 
 El general Velasco, enfermó, a raíz de un aneurisma le habían amputado la pierna derecha y fue destituido por el general Francisco Morales Bermúdez en 1975 a pretexto de incumplimiento del Plan Inca, pero fue Morales quien desarticuló ese plan y los coroneles que habían dado el golpe con Velasco fueron expulsados del país y llegaron exiliados a México.
 
 Entonces empezó la dictadura militar. Morales Bermúdez gobernó hasta 1978, año en que convocó a una Asamblea Constituyente y a elecciones que se realizaron en 1980, por presión del Fondo Monetario Internacional y la oligarquía peruana. Fernando Belaúnde Terry volvió a ser presidente.
 
 El dilema de Humala
 
Estos antecedentes históricos pueden explicar, aunque no justificar, las declaraciones de Humala tanto en relación al velasquismo como a las presiones provenientes del mundo financiero, declaraciones que a la vez exhiben debilidades y temores.
 
 El apoyo que recibió de Vargas Llosa le aportó poco o nada, sólo contribuyó a condicionarlo. La televisión mostró a sectores que apoyaban a Keiko Fujimori expresando el temor de que Humala reviviera el proyecto del general Velasco, proyecto que el presidente electo parece desconocer.
 
 Pero de sus múltiples declaraciones de estos días se desprende también que no está informado de los acontecimientos latinoamericanos del último tiempo, como el impulso que ha tomado UNASUR, el nuevo entendimiento Venezuela-Colombia o el significado del regreso del presidente Zelaya a Honduras y de Honduras a Petrocaribe.
 
 Tampoco ha sido claro sobre el indulto que dijo le otorgaría al ex presidente Fujimori, preso por corrupción y violaciones a los derechos humanos. Talvez está esperando que el indulto lo otorgue el actual presidente Alan García, como se rumora desde hace semanas en la capital peruana.
 
 La falta de definiciones claras y propias por parte de Humala apunta a una falta de compromiso con algún grado de inseguridad que podría provenir del cambio que experimentó desde su anterior  candidatura presidencial.
 
 - Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
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