Crónicas de sangre
15/10/2003
- Opinión
Como es bien sabido en los primeros días de octubre del año 1492 Colon
junto a un grupo de osados marineros conquistan y comienzan la empresa
de la colonización de lo que hoy es Amárica, que por cierto fue un
eventos sangriento, cuyas heridas hoy aún no llegan a cicatrizarse.
Pero, la paradoja de la historia se vuelve a repetir, casi en las
mismas semanas que Colon había comenzado el proceso colonial con los
pueblos de esta parte del continente, hoy los herederos de criollo-
mestizos mal llamados bolivianos, re-emprenden la conquista, buscando
vaciar sus requizas como lo es con el gas natural, pero
fundamentalmente de acabar con la conquista de las conciencias, de las
almas, que por centurias han sido rebeldes en una permanente lucha
anticolonial y han demandado y aún demandamos derechos políticos
legítimos y justos, acuden a la consabida maquinaria de muerte y el
extermino del otro, en este caso de los Aymaras y Qhiswas. Ello es sólo
una muestra que el fenómeno del colonialismo es una estructura vigente
al interior de los Estados naciones latinoamericanos. En esta ocasión
no quiero hacer ninguna interpretación, sino que mi intención es que la
propia opinión internacional forme su idea y evalue los hechos de
sangre perpetrados por el Gobierno de Gonzalo Sanchez de Lozada y sus
aliados en Bolivia, quienes viven aún el sueno de un racismo
recalcitrante:
Miércoles 8 de octubre de 2003.
Se inicia paro cívico en la ciudad mas jóven e indígena de Bolivia: El
Alto, demandando "gas para los bolivianos", "no a la exportación del
gas". Se producen marchas de las juntas vecinales, universitarios de la
UPEA y Central Obrera Boliviana, hacia la ciudad de La Paz. Hay
circulación normal de vehículos particulares y públicos, sólo hasta la
Ceja, que es límite entre las dos ciudades y por la vía al Aeropuerto,
bajo control militar.
Carreteras a los Yungas completamente bloqueadas, del mismo modo que a
la región del Lago y otros departamentos. Transporte interdepartamental
muy escaso y casi suspendido, por temor a la masacre.
Jueves 9 de octubre de 2003.
Continúa paro cívico en El Alto; bloqueos y marchas congregan a más
organizaciones que las del pasado día. El autotransporte mantiene la
situación de día anterior. A altas horas de la noche y en la madrugada
aún se puede encontrar algún minibús hacia las diferentes zonas del
Alto, desviando por calles aledañas a la ruta normal.
Transporte interdepartamental mucho más escaso y casi suspendido.
En La Paz, los transportistas anuncian al gobierno un plazo hasta el
día lunes para solucionar los conflictos, de otro modo, amenazan
paralizar sus servicios a partir del día martes.
Viernes 10 de octubre de 2003.
En El Alto, mismo panorama del día anterior en cuanto a paro cívico,
movilizaciones y tránsito vehicular que ya no se encuentra a ninguna
hora hacia las zonas del Alto por temor a pedradas. Desde día anterior
la gente ya sólo se desplaza a pie.
Por la noche, campesinos suspenden huelga de hambre que llevaban en
Radio San Gabriel, a la cabeza de Felipe Quispe, probablemente ante
amenaza de un Estado de Sitio, pues momentos antes se visibiliza vasta
presencia militar (4 tanques y muchos soldados) en las cercanías del
lugar donde se encontraban congregados.
Transporte interprovincial e interdepartamental completamente
suspendido, por inhabilitación de carreteras. Cerca al medio día se
producen los primeros enfrentamientos con los militares en Ventilla
(ciudad de La Paz), donde se encuentra el primer grupo de mineros, y en
la zona Santiago II y Ceja de El Alto, debido a que se pretendía
reprimir las movilizaciones hacia La Paz, se deja un saldo de 2 muertos
y algunos heridos. Se pretende incendiar el bosquecillo de Pura Pura.
Sábado 11 de octubre de 2003.
En El Alto se mantiene el paro cívico, con bloqueo de absolutamente
todos los accesos hacia la ciudad de La Paz (incluido Pasankeri, que al
momento era la única vía expedita), y escasamente hay ingreso al
Aeropuerto, por control militar.
Los marchistas de las organizaciones alteñas durante su recorrido hacia
La Paz empiezan a bloquear parte de la Autopista y la zona La Portada,
cortando el acceso por la carretera antigua (Avenida Naciones Unidas).
Pasado el medio, poco a poco se va paralizando el autotransporte hacia
el Alto. La gente se moviliza a pie y quienes tienen bicicletas las
sacan para transportar a la gente por la avenida Juan Pablo II, pero
por los bloqueos sólo pueden llegar hasta la Avenida "La Paz". Donde se
encuentran congregados numerosos grupos de gente, igual que en la
avenida "final Los Andes", "Puente Rio Seco" y "Ex tranca de Rio Seco"
(El Alto). En todos estos puntos los vecinos de cada zona se encuentran
reunidos, comunicando y discutiendo sus determinaciones; los bloqueos
comprenden cercos con montones de piedras y vidrio disperso por medio
de la carretera, fogatas de maderas y llantas, y en algunos casos
barreras con alambre de púas. En el sector del matadero, hileras de
cuernos de toro. Absolutamente todas las tiendas, negocios o almacenes
están cerrados, sólo se pueden ver pocos vendedores ambulantes de fruta,
refrescos, comida u otros comestibles pequeños en puestos improvisados.
Por la noche, los vecinos de la zona de Senkata pretendían tomar el
regimiento del lugar, lo cual no se logró debido al enorme resguardo
militar que opusieron a favor los militares por refuerzo de otros
cuarteles.
Domingo 12 de octubre de 2003.
Se continúa con el panorama del día anterior, movilizaciones, paro,
bloqueos. En La Paz se empieza a sentir la escasez de carburantes y gas
licuado, debido a que la Planta de Senkata ha sido rodeada por los
marchistas y se halla obstruida para la distribución y provisión normal.
Los transportistas anuncian paralización de sus servicios desde el día
lunes, igual que los panificadores, maestros, gremialistas entre otras
organizaciones.
En el Alto, al promediar el medio día se inicia la masacre el Santiago
II, mismo lugar en que la situación empeora al atardecer y noche,
especialmente cuando el gobierno decide movilizar un "comboy" de
cisternas de gasolina desde la planta de Senkata para provisionar de
este carburante a las distribuidoras de La Paz, pretendiendo impedir la
paralización vehicular prevista para el día siguiente. Para cuyo
cometido se utiliza las fuerzas militares como escoltas del comboy, y
estas comienzan a disparar durante todo su recorrido a quemarropa a los
pobladores de la zona, teniendo como consecuencias 7 muertos y varios
heridos.
Por su parte, después de recorrer la avenida Juan Pablo II con el mismo
procedimiento, en la zona Río Seco, el tiroteo comienza como a las
14:00 horas, cuando 4 camiones llenos de soldados llegan a la extranca,
e intentando dispersar a los bloqueadores, disparan a todos los que
allá se encontraban, mismos que si bien pretenden enfrentarlos con
palos y piedras, no pueden lograrlo, cuando los militares estaban
bastante munidos de proyectiles (o sea que no sólo eran balines) e
incluso ametralladoras, mientras un helicóptero y un avión sobrevolaban
la zona también disparando, logrando afectar a varias zonas aledañas,
como Villa Ingenio, Zona Brasil, entre otros. Mientras que en la zona
San Roque y camino a Laja se daban los mismos hechos, propiciados por
los refuerzos de los militares acantonados en Chua (zona lacustre).
Tales acontecimiento no pueden ser considerados enfrentamientos, sino
más bien masacres o matanzas, pues los militares comenzaron a disparar
a toda la gente del lugar que no contaba con ningún tipo de armamento.
Resultado de todos estos ataques fueron 27 muertos en las primeras
zonas, sin contar los del sector de Río Seco que llegaban a los 22 y
cerca de 77 heridos en total.
Todos por disparos de bala.
El panorama es claro todos los afectados eran civiles, tan sólo un
militar había muerto y era por un disparo de su propio superior a razón
de que se había negado a disparar a la gente del lugar. Se tenía
noticias de que en el cuartel de la Fuerza Area Boliviana un grupo de
soldados eran fuertemente castigados y estaban completamente
incomunicados por algún intento de amotinamiento. La situación era
dramática, pues murió gente inocente que nada tenía que ver siquiera
con el movimiento, es el caso varios niños o personas que murieron
dentro sus casas por el alcance de los proyectiles y, entre otros, un
anciano que venido del campo aprovechaba para vender un poco de sus
productos y fue encontrado muerto junto a una bolsa de pito y bolsas
plásticas, obviamente no le alcanzaron las fuerzas para resguardarse
del sorpresivo ataque.
Entre tanto, las autoridades gubernamentales negaban públicamente los
hechos y se excusaban argumentando la labor de las fuerzas armadas de
"protección" y "defensa civil". Hasta ese día aún se les hablaba de
interponer el diálogo para llegar a acuerdos en base a las demandas de
la población, siempre y cuando se desmilitarizara el Alto, pero ellos
se negaban arguyendo estar abiertos al diálogo sin condicionamientos,
pues la militarización era para preservar la seguridad ciudadana. Claro,
en Río Seco (El Alto) los militares se hicieron presentes para disparar
a cualquier cantidad de gente, pero no para defender el ataque a una
gasolinera de la zona, cuyas oficinas fueron incendiadas y saqueadas
por un grupo de vándalos infiltrados en el movimiento que, quien sabe,
eran pagados por el mismo gobierno o gente que pretendía aprovecharse
la situación en su beneficio. Motivo por el cual las juntas vecinales
se empezaban a organizar en comisiones de vigilancia para resguardar
sus propiedades y se reunían en las esquinas de las calles, provistos
de palos, alrededor de fogatas, velando su propia seguridad y la de sus
familias. Cuando los tiroteos y explosiones de amedrentamiento
continuaron aún en la noche y madrugada por la mayor parte de las zonas
de El Alto.
Lunes 13 de octubre de 2003.
Conmovidos por los resultados de la masacre del día anterior en el Alto,
las diferentes organizaciones de La Paz también se organizaron y
decidieron apoyar al movimiento alteño. De ahí que la ciudad quedó
completamente paralizada durante todo el día. Ni siquiera el grupo de
cisternas que lograron llegar a la ciudad en la madrugada, a costa de
muchas vidas, pudo normalizar las actividades, cual era la intención
del gobierno. Determinando paro indefinido, se unieron a la protesta
los gremialistas y todos los sectores que se habían manifestado el día
anterior, de manera que los mercados cerraron puertas y sólo vendían
sus productos clandestinamente, por las largas filas que se formaban en
sus puertas para abastecerse de cualquier comestible.
Los hospitales anuncian estar completamente llenos por la cantidad de
heridos y antiguos enfermos que dados de baja no pueden retornar a sus
casas por los bloqueos, motivo por el cual se les va acabando las
provisiones de alimentos y medicamentos, además de oxígeno.
En Rio Seco se produce una explosión de la gasolinera asaltada día
antes, producto de los cual hay muertos y varios heridos con quemaduras
y los centros de salud no cuentan con los medicamentos necesarios para
su atención, pero tampoco los pueden trasladar a hospitales de La Paz,
debido a que las ambulancias ya no cuentan con gasolina.
Renuncia a su cargo el Ministro de Economía: Torrez Obleas. Y Carlos
Mesa Vicepresidente niega su apoyo al Presidente, aunque no renuncia.
El Presidente da un mensaje a la nación advirtiendo que no renunciará a
su cargo, para preservar la democracia.
Martes 14 de octubre de 2003.
Las marchas desde el Alto hacia La Paz, paro general indefinido y
bloqueo de caminos continúan. Numerosos grupos de gente se concentran
en el centro paceño para protestar por las masacres y arbitrariedades
militares, y estos son reprimidos por los militares que tratan de
dispersar a la gente con gases y disparos. Igual que el día anterior,
intentan tomar la Plaza Murillo, pero no lo logran y pacíficamente
circulan por el centro de la ciudad, que también se siente atemorizado
por la gran cantidad de marchistas. Este día se enfatiza en el control
de infiltrados vándalos en las filas de los marchistas, promoviendo un
control desde las mismas filas.
Siendo que este día también se han organizado y deciden unirse a las
protestas la gente de la zona sur (riberas claro está), las mismas
también son reprimidas en su intento de llegar al centro paceño, en la
zona de Calacoto, Chasquipampa y Mallasa, siendo el resultado 5 muertos
y casi 20 heridos de bala.
Se declara feriado bancario en todo el país, pues el Banco Central no
puede proveer de circulante a los departamentos, debido a los bloqueos.
Por la tarde el NFR se reúne con el Presidente y el MIR y anuncian
haber realizado propuestas que se determinarían una vez estudiadas por
Sanches de Lozada. A la vez que llega un miembro de la OEA.
Cerca de las 18:00 llega a la Paz el primer grupo de mineros, que desde
el fin de semana se encontraba plantado en Ventilla, ingresando al
centro por calles aledañas, para no ser reprimidos por los militares y
luego son alojados en las aulas de la Universidad Mayor de San Andres,
desde donde empiezan a pedir alimentos para su estadía en La Paz, hasta
lograr sus demandas.
Al final de la tarde, llegan a Villa Fátima (ciudada de La Paz) los
cocaleros de los Yungas y son bien recibidos por los vecinos de la zona,
dicen ser sólo una parte: los jóvenes, pues la gente mayor se quedó en
el camino para controlar el bloqueo.
A los Ministros se les bajaron los humos y en su impotencia por hacer
algo, los de Participación Popular, Salud y otros, comunican que se
decidió indemnizar a las familias de los muertos y cubrir los gastos de
entierros y curaciones de los heridos.
Se nota que la prensa internacional destaca los hechos sucedidos en
Bolivia, pero que hacen ver al gobierno como víctima de la situación,
propiciada por Felipe Quispe y Evo Morales.
Miércoles 15 de octubre de 2003.
Sanches de Lozada, Jaime Paz y Manfred Reyes anuncian a la nación haber
llegado a un acuerdo, como mayoría por dos tercios de votos, y
manifiestan cuatro puntos: referéndum en todos los departamentos para
consultar estrategias de exportación del gas; revisión de la ley de
hidrocarburos; implementación de la Asamblea Constituyente, en un plazo
de 60 meses; y preservación de la democracia.
Algunos apoyan al presidente, como la Nación Camba cruceña (región
oriental de Bolivia), los empresarios ganaderos del Beni.
Por la mañana, en Patacamaya (zona rural de La Paz) murieron 2 mineros
y hay 16 heridos, pues el ejercito pretendió bloquear su marcha hacia
La Paz a balazos, todos los pertrechos (comida, ropa, frazadas) de los
mineros fueron decomisados por los militares, incluidos sus camiones,
sobre lo que comunicaron haber encontrado y decomisado dinamita,
explosivos y armas Fall. El distrito de Huanuni ha sido cercado por los
militares.
Radio Pio XII y TV universitaria, de Oruro, fueron dinamitados y en La
Paz se denuncian atentados y amenazas a diferentes medios de
comunicación (4 RTP, 36 Cadena A, 21 Gigavisión, Red Ada, Erbol, una
"radio Jiménez" es clausurada) que dieron seguimiento real y verídico a
los hechos sangrientos. Además de que el Diario y Pulso (edición
especial) comunicaron que una camioneta sin placa incauto sus
ejemplares de la fecha, comprando todo el material en algunos casos y
en otros simplemente decomisándolo.
Feriado bancario solamente en La Paz.
Cerca de las 16:00, a la cabeza de Ana Maria Campero (Ex defensora) un
"contingente de intelectuales, artistas y empresarios", conformado por:
1 parroco jesuita, Sacha Llorenti, Javier Hurtado, Jenny Cardenas,
Ricardo Calla, Silvia Rivera y dos más, inician una huelga de hambre en
la Iglesia las Carmelitas, convocando a la ciudadanía paceña a
organizar más piquetes en las iglesias de cada barrio del país,
demandando paz y defensa de la democracia con derecho a la vida y a la
libertad de expresión, y la renuncia de Goni. Por la noche, este
movimiento llega a la decena: Mujeres Creando en la casa de la cultura,
Cecilia Barja en San Francisco, Silvia Rivera en el Montículo, otros
tantos en San Miguel, Obrajes y otros. Por esto los del gobierno
catalogan a Ana Campero de propiciar movimiento político por no haber
sido elegida como defensora.
Por la noche, a partir de las 10:00, hubo un operativo de rastrillaje
militar en las zonas de Rio Seco y aledaños (El Alto), empezando con un
corte de luz y tiroteo, además del helicóptero y avión que no dejaron
de sobrevolar durante todos estos días, tras lo cual empezaron a
ingresar a varias casas, buscando a dirigentes campesinos o mineros, y
material explosivo, especialmente en algunas zonas donde vivían mineros
relocalizados. Al parecer no encontraron a ningún dirigente, pero
detuvieron a muchas personas y no se sabe dónde las llevaron, un oscuro
operativo del que nadie da razón y que al parecer fue comandado por
agentes chilenos. Ante lo cual continúan las vigilias nocturnas de los
vecindarios.
Jueves 16 de octubre de 2003.
Hay mayor desabastecimiento de alimentos y de gas, tanto en La Paz como
en el Alto, aunque el gobierno anuncia garantizar la canasta familiar
posibilitando el transporte aereo de carne y verduras, la noche de hoy,
y llegar a negociaciones sectoriales con los panaderos. En torno a la
plaza Murillo todas las esquinas permanecen atrincheradas por los
soldados que desde el día lunes la mantienen completamente desértica y
todas las actividades gubernamentales tienen como centro de
concentración único la casa presidencial. Se ven francotiradores en los
edificios cercanos al centro.
Se anuncia reinicio de sesiones del Congreso, de diputados y senadores
tanto del oficialismo como de la oposición, para debatir problemas y
buscar soluciones, particularmente sobre los puntos planteados por el
Presidente. Exclusivamente para esto se reabrirá el aeropuerto,
habilitando vuelos desde todas las regiones.
Al medio día, la movilización en el centro paceño es tan o más numerosa
que hace dos década, cuando se inaugura la democracia en Bolivia. La
cantidad de gente es inmensa e innumerable, sin duda es el sentimiento
humanitario, por los tantos muertos caídos durante estos días, el que
tiene tanta convocatoria, y no así lider o partido político alguno.
Mientras en el cielo se ve un avión sobrevolando. La plaza San
Francisco rebalsa de gente portando palos, banderas y wiphalas con
crespones negros y carteles que piden la renuncia de Goni, bajo el
grito unánime de "ahora si, guerra civil", "fusil, metralla, el pueblo
no se calla". Entre estos se encuentran cerca de 5000 cocaleros que
llegaron desde los yungas, otros miles de alteños, mineros,
gremialistas, trabajadores obreros, y eso que no pudieron llegar el
otro grupo de mineros desde Huanuni, debido a que fueron arremetidos en
Patacamaya, por lo cual no pudieron llegar aún, igual que los
gremialistas orureños. La gente sigue y sigue llegando, también desde
las diferentes zonas paceñas, para congregarse en un Cabildo que
determinará decisiones ante el mensaje último de Goni, que es
catalogado como tardío después de las tantas muertes. Todos concuerdan
en la renuncia de Goni. El movimiento fue absolutamente pacífico.
Desde San Miguel se pretende iniciar una cadena humana que traspase
barricadas y todo tipo de bloqueos hasta el Alto, como actos simbólicos
que puedan propiciar concertación.
Cochabamba sigue paralizada, hay marchas en el centro de la ciudad y
bloqueos de caminos y calles, reiterando la renuncia de Goni, aunque no
hubieron enfrentamientos con militares, como sí el día de ayer, con los
universitarios de San Simon. Aunque los militares desbloquean las
carreteras, los campesinos se dan modos para volver a bloquearlas.
En Potosí, a la cabeza del CAOP, organización de los ayllus originarios
inician la marcha hasta La Paz, demandando la renuncia de Goni y no
exportación del gas, anunciando que sus filas engrosarán en Oruro,
donde se uniran pobladores de ayllus de Oruro y otros departamentos.
En Argentina, casi 20.000 personas marchan hasta la Embajada boliviana,
en apoyo a la demanda de renuncia de Goni, por los sangrientos hechos
que propiciaron contra la población.
En total los muertos son 77 contabilizados y confirmados en los
diferentes ataques.
* Marcelo Fernandez Osco es Intelectual Aymara-Bolivia.
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