Reflexiones
A las puertas de un proceso de depreciación del Lempira
25/07/2011
- Opinión
Sólo para ilustrar iniciaremos esta reflexión diciendo que existe una diferencia conceptual entre lo que es la “devaluación” y lo que es la “depreciación” de una moneda. Ambas traen como resultado que, en este caso el Lempira perderá su valor ante las otras monedas, o lo que es lo mismo que cada vez tendremos que pagar más lempiras para comprar otras monedas como dólares, euros, córdobas o quetzales.
La diferencia consiste en que “devaluación” es una política consciente y deliberada, en la que la autoridad monetaria, en Honduras, el Banco Central, decide “devaluar” y establecer un nuevo tipo de cambio en el que no se pagarían 18.90 lempiras por un dólar, sino, pongamos como ejemplo, 20 lempiras por dólar.
La palabra “depreciación” significa que el valor del lempira será determinado por las fuerzas del mercado o sea por la oferta y la demanda que en Honduras no es más que la influencia que tengan el pequeño grupo de compradores y vendedores de dólares que son capaces de mover el mercado con dos o tres millones de dólares en una jornada de compra o venta de divisas en el Banco Central; cantidades que en otro país con una economía más desarrollada no afectarían el tipo de cambio, pero que en nuestro país son cantidades muy significativas.
En estos días en que el Banco Central de Honduras ha anunciado que va a “liberar el mercado de divisas” lo que en realidad nos está diciendo es que a partir de la fecha del anuncio, el precio del Lempira cambiará de acuerdo a la demanda de dólares. Cuando las personas que realizan transacciones internacionales quieran muchos dólares entonces nuestra moneda será menos deseada y por lo tanto se “depreciará” y, cuando la gente quiera más Lempiras y venda sus dólares a los bancos, el Lempira se “apreciará”.
La pregunta clave a responder es ¿Porqué el Banco Central de Honduras está abandonando el sistema tipo de cambio fijo o “regulado” que nos ha acompañado desde hace algunos años, para pasar a un sistema de tipo de cambio “flexible” o determinado por el mercado?; ¿A qué se debe éste cambio?
La única explicación “económicamente” aceptable que le puedo encontrar en este momento implica el análisis de la combinación de tres factores muy propios y característicos de nuestra muy particular y caótica economía, y son los siguientes: El exceso de deuda pública interna y externa acumulada que presiona el enorme y creciente déficit fiscal sobre todo después del golpe de Estado; la cada vez mayor acumulación de dólares provenientes del narcotráfico que son lavados en la banca nacional y que luego y en grandes proporciones “se fugan del país” y; el tercer elemento pero muy fundamental, es el triste papel “Cuasi-Fiscal” del Banco Central de Honduras. Estos tres factores, íntimamente ligados son determinantes para comprender cómo funcionan las cosas en nuestro país.
Parece mentiras la siguiente afirmación: “El país esta lleno de dólares y cada vez se está llenando más”. El Banco Central de Honduras está reportando que para esta fecha las reservas internacionales netas (RIN) ya superaron los ¡3 mil millones de dólares¡ ¿Cómo es posible que Honduras tenga en éste momento más de 3 mil millones de RIN en el Banco Central?, cuando la economía en el año 2009 creció negativamente un -2.5%, en el año 2010 Honduras creció apenas un 1.5%, y el estimado de crecimiento económico de este año es de “cero” 0%. Y si a lo anterior le agregamos que las valiosas transferencias de nuestros compatriotas en el extranjero están cada vez más difíciles por las dificultades económicas en los países desarrollados y por la persecución migratoria, más el altísimo costo del petróleo que importamos, no se necesita ser Milton Friedman o John Maynor Keynes para darse cuenta que en Honduras hay un lavado de dólares, como popularmente se diría: “perro” y totalmente descarado, que aún cuando una parte pequeña de esos montos, se gastan e invierten en el país, por ejemplo en la industria de la construcción o en el comercio, el grueso del lavado sólo recibe su proceso de “legalización o blanqueado” bancario, para “fugarse” del país hacia paraísos fiscales en Panamá, Gran Caimán, Suiza, Singapore y otros centros financieros internacionales creados para asegurar el “secreto financiero”.
Podemos resumir diciendo, que el lavado de dólares dentro de la banca hondureña permite el ingreso de una gran cantidad de dólares, pero también que la liberalización del tipo de cambio va a facilitar la “fuga” de capitales fuera del país, haciendo que las Reservas Internacionales Netas en el Banco Central crezcan mucho menos y con seguridad se reduzcan debido a que se estará permitiendo el acceso “libre” de los grandes compradores a sus reservas con la idea de facilitar que los “ricos” abandonen el barco que ellos mismos están hundiendo.
Adicionalmente, el Banco Central, como una cosa muy hondureña, dentro de sus posibilidades legales “puede emitir bonos para financiar el déficit fiscal”. Esta posibilidad para un economista extranjero especializado es asunto de total “asombro y perplejidad” y se le denomina el “papel cuasi fiscal del Banco Central”.
Es una de esas tantas cosas que decimos “estilo Honduras”. Esto quiere decir que el Gobierno Central es autorizado, todos los años por el Congreso Nacional, para cubrir parte de lo que no puede cubrir con los ingresos corrientes, por ejemplo los impuestos mediante la venta de bonos. Esto es normal en cualquier país, pero lo que no es normal y que se convierte en un “disparate económico” es que parte de esos bonos los compre el Banco Central de Honduras ¡!!!!!., por lo que el Banco Central de Honduras participa pagando los gastos del presupuesto y como consecuencia, tiene enormes pérdidas, tal y como las tiene todas las instituciones públicas que compran bonos.
Pero lo que es aún más “asombroso” es que el gobierno central o sea la Secretaría de Finanzas no “reconozca” la deuda que tiene con el Banco Central.
En otros palabras: el gobierno hace gran parte de sus gastos con deuda y una de las personas jurídicas a las que les pide prestado es al Banco Central; y al Banco Central el Gobierno nunca le paga. A este enredo antes los economistas le llamaban “emisión inorgánica” y equivale a que el gobierno se meta a “robar” al Banco Central.
Lo más grave es que ahora y desde hace algunos años es que la Secretaría de Finanzas le puede vender bonos “en dólares” al Banco Central. Algo así como si el Banco Central de Honduras, produjera dólares y no sólo lempiras y ahora “se roben” los dólares de las reservas internacionales netas y de paso no reconozcan el robo.
De manera que en Honduras nuestro sistema bancario recibe dólares (la mayoría narco-dólares) y esos dólares se acumulan en las Reservas Internacionales Netas y luego esas reservas sirven no sólo para pagar los compromisos internacionales, por ejemplo importaciones, sino que desde hace algún tiempo sirven para cubrir el gasto público. De esa forma los empleados públicos, sobre todo los de alto nivel viven y gozan de presupuestos que deberían ser “imposibles” en un país tan empobrecido, porque cuando necesitan dinero, lo sacan del Banco Central, claro que de una manera legal y permitida por el contubernio entre el Congreso y el Gobierno Central.
Sólo para concluir esta parte, podemos decir que la liberalización del tipo de cambio, permitirá al gobierno central y digámoslo mejor, a la Secretaría de Finanzas, convertir más fácilmente parte de sus ingresos en dólares a cambio de bonos o lempiras, manteniendo sus compromisos presupuestarios en Lempiras.
Recordemos que muchos de esos compromisos presupuestarios son deuda bonificada en lempiras del Gobierno que han sido adquiridos por instituciones sociales como IMPREMA, INJUPEN, IPM, INPREUNAH y el IHSS. Sólo en el 2,010 el Gobierno pagó a IMPREMA más de 3,500 millones de Lempiras en bonos.
En conclusión
¿Qué se puede esperar de esta liberalización del tipo de cambio por parte del gobierno de Pepe lobo?
Lo que se puede esperar es que se acelere la demanda de dólares, sobre todo para la fuga de capitales, el pago de la factura petrolera y para el financiamiento del déficit fiscal. Como consecuencia de la presión por demanda, la moneda hondureña se depreciará.
En los primeros meses, la depreciación podría ser muy leve, debido a la fortaleza actual de las reservas internacionales netas, pero después de algunos meses la depreciación no se podrá desacelerar, causando una gran cantidad de efectos negativos para la mayoría de los hondureños, y muy especialmente convirtiendo a las instituciones sociales poseedoras de bonos públicos en Lempiras en dueñas de “papeles sin valor”, terminando de descapitalizar las instituciones sociales y por lo tanto dejando sin sus servicios a los hondureños y hondureñas que además, tendríamos que sufrir una inflación que se convertirá en el peor impuesto para los más pobres.
Tegucigalpa M.D.C.
Julio, 2.011
- Marco Burgos es economista.
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