El anti desarrollo del acuerdo entre China y Río Negro

23/08/2011
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Nuestra comunidad y el mundo son informados acerca del valor en ascenso de los recursos naturales, entre ellos los hídricos, y de su carácter estratégico para el desarrollo de los Estados. El panorama futuro nos alerta sobre la escasez del agua y el devenir de políticas y geopolíticas para su adquisición.
 
Nuestros recursos hídricos, particularmente en Patagonia, son altamente apetecidos por su cantidad, calidad y por su disponibilidad, ya que se utilizan en un bajo porcentaje. También tenemos tierras aptas para riego, actualmente utilizadas en régimen de secano.
Presentimos –con razón– que el resto del planeta, principalmente los países hegemónicos, serán los principales interesados en su aprovechamiento. Tenemos la experiencia histórica de las consecuencias negativas para el bienestar de los argentinos ante las demandas internacionales de nuestros bienes naturales.
 
La realidad reciente demuestra que no siempre estas concepciones están reflejadas en las propuestas de desarrollo. Este parecería ser el caso del acuerdo de cooperación entre la provincia de Río Negro y la empresa China Heilongjiang Beidahuang State Farms Business Trade Group CO. LTD, que básicamente supone poner a disposición de la firma 300.000 hectáreas a ser regadas y alguna infraestructura adicional.
 
Tres ríos Colorado
 
Tener conciencia de la participación de los recursos hídricos en la economía es saber que, cuando nos comemos una manzana, disponemos del uso de de 200 litros de agua del sistema natural, unos 1.000 litros por kilo de fruta aplicados mediante riego. Siguiendo este razonamiento se puede estimar que para regar 300.000 hectáreas se requieren tres ríos como el Colorado o la tercera parte del Río Negro fluyendo constantemente. La exportación por las empresas chinas del producto agrícola logrado con este caudal de agua (sea soja, colza, manzana u otro) representa una buena manera de llevarse el agua patagónica a otros países como China o los Emiratos Árabes. Además de entregar 3 ríos Colorado se pone a disposición tierra apta para riego y el sol patagónico. Adicionalmente, se corre con el riesgo de degradación de la tierra y el agua si su manejo resulta inapropiado, cuestión bastante frecuente aún en los países desarrollados. El mal negocio para el país se completa si la mano de obra a emplear es china, como ya ocurre en las tierras adquiridas por la Nación asiática en África para los mismos fines.
 
Interacciones
 
Todo producto o bien de la sociedad se genera por la interacción del sistema natural (agua, sol, tierra, petróleo, aire, etc.) y el sistema económico (mano de obra medios de producción, capital, infraestructura) en partes que dependen del bien a producir, ya sea para exportar o consumir internamente. Cuanto más incide el componente económico en los productos, más valor agregado tendrán y más se dependerá de la estabilidad de la economía (local y mundial). Cuanto mayor sea la incidencia del sistema natural, menor el valor agregado, pero mayor también será nuestra estabilidad, pues está basada en recursos naturales propios y renovables (si se utilizan de manera sustentable).
Tomar conciencia del valor que tiene la “naturaleza” y su preservación es en gran parte saber cuánto de lo que usamos proviene de ella. Por ejemplo, la madera de una mesa tiene un costo dado por la tala de árboles, aserrado, transporte, etc., pero en él no se incluye el valor que tiene por su propia función el árbol en la naturaleza: contribuir a preservar la cantidad y calidad del agua que fluye por el río. El valor natural incorporado en un producto, la mesa en este caso, no está reflejado en su valor monetario, por lo cual tiende a ignorarse. Pero existe, no es gratis, y está relacionado con la pérdida del recurso agua cuando una cuenca es desforestada. Preservar los recursos naturales es el reaseguro de nuestra economía, bienestar y estabilidad. Pergeñar un modelo de desarrollo es en gran medida saber congeniar ambos componentes: “economía” y “recurso natural” y plasmarlo en un sistema económico regional sustentable y distributivo. Si la cesión de 300.000 hectáreas solamente incluye el componente “natural”, se acerca más a un proyecto minero extractivo que a un plan de desarrollo agrícola.
 
Neocolonialismo
 
Arabia Saudita para ser autosuficiente en trigo invirtió montos astronómicos para desarrollar su cultivo en el desierto. Sin embargo debe abandonar el programa en 2008 cuando comprueba que el agua captada para riego es tomada de acuíferos que no se recargan y se secan aceleradamente. Algo parecido ocurrió en las planicies del norte de China por un desarrollo agrícola desmedido en relación a sus recursos naturales. Las limitaciones de estos países los llevan a la política de exportar capitales e importar alimentos.
 
Al decir de Jacques Diouf (The Economist, 2009), presidente de Organización para la Agricultura y Alimentación, (FAO de la ONU) se trata de transacciones “neocolonialistas”. China está comprando 2,8 millones de ha. en el Congo para aceite de palma y otros 2 millones de ha. para biodiésel en Zambia. Corea, 69.000 ha. en Sudán. Emiratos Árabes, 400.000 ha. para cultivar trigo en Egipto. Libia 100.000 ha. en Mali para cultivar arroz. En Etiopía, capitales saudíes, mediante leasing exentos de impuestos, invierten 100 millones de dólares destinados a trigo, arroz y cebada mientras que el Programa para la Alimentación Mundial (WFP) gastó 116 millones de dólares (2007-2011) para proveer 230 toneladas de alimentos a los etíopes con carencias nutritivas. Cabe destacar que estos acuerdos se establecen, no entre compañías de capitales privados sino, en su mayoría entre gobiernos de países o provincias.
 
Recalculando
 
A la Argentina le costaría alrededor 2.000 millones de dólares poner 300.000 ha. bajo riego, con una recuperación del capital invertido en aproximadamente 8 a10 años. Un emprendimiento de este tipo involucra mano de obra nacional, insumos y maquinarias nacionales, infraestructura, distribución de la tierra y tamaño de los establecimientos, etc. En otras palabras: desarrollo que produce desarrollo. El Alto Valle, por ejemplo, con una superficie de 50.000 ha tiene un producto bruto agrícola del orden de los 500 millones de dólares.
 
En el caso de las 300.000 ha. en negociación con China, se generará un producto agrícola y agroindustrial cuyo valor principal es el valor natural incorporado y sería solo éste si la componente “económico” para producirlo perteneciera al sistema económico chino (maquinarias, fertilizantes, plaguicidas, etc). En definitiva, estamos frente a un transvase de 3 ríos Colorado o un tercio del Río Negro a China además de ceder el uso (¿sustentable?) del suelo, corriendo el riesgo de degradación del agua restante o residual que no utilizarán. Así parece ser la estrategia que los países hegemónicos aplicarán para “llevarse” agua pura y la fertilidad del suelo. Es más práctico, factible y rentable desde los países “ricos” exportar capitales e importar los productos agrícolas, que requieren agua pura de ríos y glaciares, y hacerlo con el mínimo valor agregado, y en lo posible negociando para que estos “insumos” pertenezcan al sistema económico del país importador.
 
Parece clara entonces la necesidad de contraponer un plan de desarrollo agrícola que resguarde a la Patagonia de esta nueva estrategia mundial, estableciendo directrices que mantengan el concepto de tierra productiva como bien social 2
 
Federico Horne
Dr. en Recursos Hídricos. Prof. de la Facultad de Ciencias Agrarias. Director ITAMA, UNCo
https://www.alainet.org/es/active/48909
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