Chávez, el camoruco

14/09/2011
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Hugo Chávez repite frecuentemente que “uno tiene varios nacimientos”. Es cierto. Hay gente que luego de sufrir un grave accidente o superar alguna enfermedad, se dice: “Volví a nacer”. También las personas que logran apartarse de un vicio que les dominaba, exclaman con orgullo por la victoria alcanzada: “he comenzado una nueva vida”.
 
En esto casos donde lo personal predomina, se trata del agradecimiento con la oportunidad de seguir viviendo o vivir mejor; aquí están presentes con mucha fuerza valores de formación, religiosos o culturales, pero que constituyen un elemento determinante del entrono moral existencial.
 
El asunto con Chávez es que éste hace rato dejó de pertenecer al simple mundo de lo personal. No basta siquiera que él diga ahora “voy a vivir más para mí”, ¡que va! en el caso de Hugo Chávez eso ya no es posible.
 
Al entregarse al poderoso torbellino de la historia, el hombre entra en una dimensión incontrolable por sí mismo. Su vida, en cierta forma, no le pertenece. Un día y otro aparecerán acontecimientos independientes de su voluntad que lo arrastrarán a estar allí donde las circunstancias obligan y no donde el ser individual anhela.
 
Internamente vivirá azotado por las contradicciones entre el deseo de vivir para el amor de pareja, para el amor familiar, para el solaz, para los placeres de la contemplación y la cotidianidad, para las inquietudes espirituales, para el ansia del saber, para las creaciones particulares tan legítimas y ambicionadas; pero todo ello quedará siempre relegado ante el insuperable imán de la Revolución.
 
Esto no es una perversión de la personalidad. Esto es una imposición histórica, una construcción social inevitable.
 
García Márquez lo expresa de esta manera en un pasaje de El Coronel no tiene quien le escriba: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez."
El ser histórico que es Hugo Chávez, dejó de ser individuo para pasar a ser un hacedor de historia. Estas personas no nacen así del vientre, a estas personas las hace la vida con sus múltiples determinaciones, azares, conexiones vitales, y razones.
 
Los enemigos de la Patria han acariciado con morbosidad patológica la posibilidad de la muerte de Chávez. Han planificado e intentado el magnicidio desde sus tiempo de candidato presidencial y siendo Presidente se empeñaron aún más en ello.
Pero el Comandante ha superado múltiples traiciones, atentados, golpes, referéndum, sabotajes, paros y guarimbas, y ha ganado todas las elecciones.
 
Los hermanos cubanos, cuando la derecha internacional arreció con su campaña sobre la supuesta enfermedad fatal del Comandante en Jefe y especularon insistentemente sobre su muerte, se burlaron del enemigo diciendo que Fidel era como el caguairián, un árbol perenne de la flora vernácula de la isla.
 
Podemos decir, parangonando la comparación, y en razón de que en Sabaneta de Barinas cuentan con la presencia ancestral de un camoruco gigante, inmortal, fuerte y frondoso, que nuestro Chávez es el camoruco nacional.
 
Como ya el CNE fijó fecha para la próxima contienda electoral, pues sin vacilar, digamos de una vez, a mi Camoruco voy. No pierde con nadie.
 
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
 
Yldefonso Finol
Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados
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