Guatemala estuvo de fiesta ayer, y hoy no hay tiempo para la resaca, y no es para menos. En las elecciones de yer fue derrotado el abstencionismo, el miedo, la violencia y el mito de un ex golpista que durante quince años asustó con el "petate del muerto" de su supuesta victoria electoral y desde la presidencia del Congreso permitió que se torcieran las leyes, apañó la corrupción y promovió la confrontación entre distintos sectores de la sociedad guatemalteca. Efraín Ríos Montt ha muerto políticamente y no podemos ocultar nuestra satisfacción por la decisión que miles de guatemaltecos tomamos ayer. Cuando todavía no hay resultados finales, la tendencia indica que habrá una segunda vuelta entre Oscar Berger de la Gran Alianza GANA y el segundo lugar Álvaro Colom de la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE. Ambos están muy distanciados del tercer lugar ocupado por Ríos Montt del partido oficial, FRG. Salvo algunos lamentables y aislados incidentes, afortunadamente las predicciones apocalípticas que se hicieron previo a las elecciones no se cumplieron. No hubo desbordes de violencia, se mantuvo la calma, y especial mención merece la masiva presencia de guatemaltecas y guatemaltecos a las urnas. A pesar de lo reducido de los problemas graves, la gran mayoría de los problemas se derivaron de una inadecuada preparación del Tribunal Supremo Electoral, TSE; que dio la impresión de no estar esperando tan masiva presencia de electores. Aunque se reconoce el trabajo del TSE para garantizar la pureza del proceso, hay que señalar que la actualización del padrón generó problemas para muchas personas que o no votaron o tuvieron que hacer grandes esfuerzos para hacerlo y muchos de los centros de votación no eran adecuados, lo que frente al entusiasmo por sufragar provocó desbordes e incluso un par de muertes en Nebaj, Quiché. Los que actualizaron sus datos tuvieron la impresión de ser castigados ya que tuvieron que hacer largas filas, de no menos de dos horas y muchos de tres, cinco y hasta siete horas. También destacó la falta de preparación de muchas juntas receptoras de votos, lo que hacía innecesaria y desesperadamente largo el proceso de votación. Esta elección deja la lección de la necesidad de una profunda reestructuración del padrón electoral y de los mecanismos con los que se vota. Seiscientos votantes por mesa resulta un número exagerado cuando acuden quinientos ochenta, como pasó en muchísimas mesas capitalinas. Los resultados preliminares pero con tendencias bastante definidas nos dejan el retorno del ex presidente Álvaro Arzú a la alcaldía capitalina, que seguramente será convertida en su enclave, como la única compensación al desastre que su Partido Unionista obtuvo en las elecciones presidenciales; seguramente tendrá una reducida bancada en el Legislativo. De estas elecciones municipales pueden sacarse dos conclusiones. Una es que la población razonó muy bien su voto, pues favoreció a un partido para el Ejecutivo y a otro para la Alcaldía; y la segunda es el rechazo total al partido dirigido de Ríos Montt, que impulsó la candidatura del tan rechazado Rabbé, tanto por su incidencia en el monopolio de la televisión abierta, como por su desafortunado paso por el Ministerio de Comunicaciones. Es previsible que el Consejo Municipal tendrá una composición diversa y no puede garantizarse que, en el caso de un triunfo final de Berger, tengan la capacidad de desarrollar buenas relaciones con el Gobierno central. Los resultados para la presidencia y vicepresidencia mostraron un fraccionamiento del voto interesante. Ríos Montt ganó por amplio margen en Departamentos en los que la violencia contrainsurgente fue más aguda: como en Quiché, Huehuetenango, Alta y Baja Verapaz. Álvaro Colom tuvo ventaja en el altiplano central y occidental, con población mayoritariamente indígena y un poco menor en el sur. Oscar Berger dominó el distrito central, llegando al 50% y ganando el oriente y nororiente del país. Finalmente, las tan cuestionadas encuestas demostraron bastante exactitud, tanto respecto de los primeros lugares, como de los partidos que estaban condenados a sacar muy pobres resultados y varios de ellos a perder el registro electoral, al no alcanzar el mínimo de votos (4% de los votos válidos), o al menos un diputado; entre estos destacan la Democracia Cristiana (el último partido histórico que existe) y la ex guerrilla aglutinada en la URNG, que hasta ahora ha obtenido un reducidísimo 1.5%, aunque este puede variar todavía un poco. Son notables los resultados alcanzados por la Alianza Nueva Nación, ANN, una izquierda que, a juzgar por los resultados, el electorado identificó como renovada e interesante, seguramente muy motivada por la importantísima figura nacional que es la Diputada Nineth Montenegro, que no sólo ha sido reelecta, sino que arrastró a algunos de sus compañeros en la capital, incluyendo un notable beneficio para Pablo Monsanto, que encabezando el listado nacional, pareciera casi electo. Los resultados iniciales del listado nacional de diputados indican que GANA tendrá una importantísima cuota de diputados, ya que anda un poco arriba del 30%; la segunda fuerza en el legislativo seré UNE, seguida por el FRG y PAN. ¿Quién será el próximo Presidente de Guatemala? Es una pregunta que tendrá que tendrá respuesta hasta el 28 de diciembre. Tanto Berger como Colom tendrán 45 días para convencer a los ciudadanos, esperamos que presenten programas realistas de gobierno, mucho más específicos e incluyendo propuestas concretas y cuantificables para solucionar la problemática del país. Esperamos que se supere el espíritu confrontativo que caracterizó a la primera vuelta, y finalmente tomen en serio al electorado, que ya demostró una incipiente madurez política, y finalmente nos presenten también a su equipo de trabajo Las expectativas de la ciudadanía están focalizadas en una segunda vuelta armoniosa, aunque hay factores que no dejan de constituirse en potenciales factores de inestabilidad, ya que aunque el partido oficial estará ausente de la disputa, seguramente tratará de evitar la victoria de Berger y GANA. Un factor determinante en mantener la ecuanimidad y serenidad, estará determinado por la actuación de los dos candidatos, sus partidos, y la ciudadanía en general. En los siguientes días presentaremos las conclusiones que se derivan de los resultados del proceso electoral. Sin embargo, no podemos dejar pasar ni un solo día para expresar nuestra satisfacción por las muestras de civismo proyectadas ayer por los guatemaltecos y guatemaltecas. La historia nos da una lección a la que hay que debiéramos tener la capacidad de sacarle provecho como pueblo. Es un rechazo a la violencia y un rechazo a que regreso el pasado, que se expresaba en una candidatura obtenida sobre la base de violentar el orden constitucional. Final y definitivamente el pueblo ha sido el mejor juez y elector. I.dem Reporte Diario de noticias y análisis de tendencias, Guatemala, 10 noviembre 2003, Nueva Época número 377