Carta Abierta al Relator especial de la ONU para los pueblos indígenas

No es “vacío de poder” sino arrogancia y codicia

28/09/2011
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Señor,  James  Anaya
Relator especial de la ONU para los pueblos indígenas
 
Carta Abierta
 
Respetuoso saludo.
 
Desde el Tejido de Comunicación y de Relaciones Externas para la Verdad y la Vida de ACIN y tomando en cuenta su valiosa e indispensable labor en defensa de los pueblos indígenas del continente, nos sentimos en la obligación de referirnos y poner en conocimiento nuestra palabra, frente a su afirmación en el reciente informe que se realizó al frente del Consejo de los Derechos Humanos en Ginebra, Suiza sobre la situación de los pueblos indígenas, donde plantea que: el “vacío de poder” es tal vez la principal amenaza que sufren los pueblos indígenas de América Latina, pues en casos como el de Colombia los ha situado al borde de la extinción. Ese vacío de poder es aprovechado por grupos narcotraficantes o fuerzas armadas irregulares, que pasan a controlar amplias zonas de territorio pobladas por indígenas.
 
Seguramente recordará la visita realizada en años anteriores al Territorio de Convivencia Diálogo y Negociación de la María Piendamó en el Cauca - Colombia. Allí pudo usted conocer en versión directa de las víctimas, parte de la realidad que se vive en los territorios del Cauca. Hoy, con gran preocupación le manifestamos que esta realidad no ha mejorado, por el contrario, se han incrementado en el territorio los grupos armados legales e ilegales y con ellos la reiterada violación de Derechos Humanos. Desde el gobierno se facilita cada vez más la entrada de empresas extractivas a territorios indígenas. Las amenazas, el desplazamiento y los asesinatos se intensifican. Lastimosamente las observaciones y recomendaciones planteadas de su parte (y de quienes lo antecedieron) a las entidades gubernamentales de nuestro país, aún están lejos de ser atendidas.
 
Señor Relator, respetuosamente afirmamos que no es el “vacío de poder” la amenaza que se ensaña  contra los pueblos indígenas de Colombia y América Latina. El vacío de poder no existe. Existe el abuso de poder, de modo que los territorios se militarizan, por el Estado en primer lugar, por grupos armados articulados al Estado y que siguen sus mismos propósitos estratégicos y económicos (los paramilitares); en segundo lugar,  por la insurgencia armada. No es vacío de poder lo que hace que los narcotraficantes y bandas irregulares entren al territorio y menos que esto sea la causa de la extinción de los pueblos indígenas. Es, por el contrario, la imposición del poder hegemónico de las transnacionales que se sirve de la guerra (así venga de actores armados legales o ilegales, como de la izquierda, el narcotráfico o la derecha), y de argumentos como ese del pretendido “vacío de poder”, para ocupar territorios indígenas, asesinar, desplazar comunidades y despojar hasta la extinción a nuestros pueblos.
 
Esta afirmación relativa al supuesto “vacío de poder”  ayuda a legitimar y justificar la creciente  ocupación armada (venga de donde venga). Es decir que, quienes adelantan megaproyectos extractivistas y geoestratégicos para la acumulación con fines de lucro, se sirven estratégicamente de la guerra con el pretexto del “vacío de poder” para, en última instancia, despojarnos de nuestras culturas, Planes de Vida, y de nuestras vidas. Debemos manifestarle de manera urgente, con el respeto que tanto usted como su labor de Relator de los Pueblos Indígenas nos merece, nuestra preocupación ante la posibilidad de que una vez más el argumento del supuesto “vacío de poder”, ahora en su informe, sirva como pretexto para escalar la ocupación, el terror, la propaganda y la consecuente legislación de despojo en contra de nuestros pueblos.
 
Debemos insistir en reiterar nuestra convicción en el sentido de que como Relator, lo mueven sentimientos de compromiso con nuestros pueblos. Es por ello, que nos vemos en la obligación de señalarle lo que a nuestro juicio y en este contexto es un error que merece toda su atención. Señor Relator, usted ha hecho eco de lo que nos sucede en este mismo momento: nos están extinguiendo como pueblos y culturas, junto con la vida de nuestros territorios.
 
Coincide con la publicación de su informe un hecho doloroso que se suma a muchos otros que se vienen dando en el Cauca y Colombia: fue asesinada Maryi Vanessa Coicué de apenas 11 años de edad, por combates entre actores armados. Maryi Vanessa, era hija de Abel Coicué, compañero nuestro, comunicador indígena, comunero y autoridad. (vìnculo al comunicado y al video). No alcanzamos a poner en palabras el dolor, la desolación y la zozobra que vive Abel, su compañera y madre de Maryi, y nuestras comunidades. Dolor que nos causan con frialdad calculada quienes sienten que somos un estorbo para sus ambiciones de poder. En memoria de Maryi Vanessa, de las demás víctimas que lloramos y que siguen cayendo. En nombre de las comunidades indígenas Nasa y de Colombia, con Abel lo llamamos a que corrija este error y a que convoque, desde su cargo de responsabilidad, a que se respete la autoridad ancestral y colectiva en nuestros territorios. A que no se siga aduciendo el “vacío de poder” como pretexto para matarnos y despojarnos. A que cesen de extinguirnos y de entregar territorios indígenas a quienes aprovechan ese pretendido vacío de poder para acceder a riquezas y alimentar su insaciable ánimo de poder y lucro.
 
 La única autoridad, Usted lo sabe como hermano indígena, nos viene de nuestra Madre Tierra y se traduce en la legitimidad ancestral y colectiva de nuestros pueblos indígenas a vivir bajo su mandato, en equilibrio y armonía. El mandato tan difícilmente logrado y expresado en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, en particular el Artículo 30, es contrario en espíritu y práctica al argumento del “vacío de poder”:
 
1. No se desarrollarán actividades militares en las tierras o territorios de los pueblos indígenas, a menos que lo justifique una razón de interés público pertinente o que se haya acordado libremente con los pueblos indígenas interesados, o que éstos lo hayan solicitado.
 
2. Los Estados celebrarán consultas eficaces con los pueblos indígenas interesados, por los procedimientos apropiados y en particular por medio de sus instituciones representativas, antes de utilizar sus tierras o territorios para actividades militares.
 
A los pueblos indígenas en Colombia nos eliminan a través del desarrollo de actividades militares que son contrarias a nuestro interés colectivo y al interés público. Pero además, no se realiza ningún tipo de consulta y se ignora abiertamente la decisión y el mandato recurrente de nuestros pueblos en el sentido de exigir que todos los actores armados salgan de inmediato de nuestros territorios.
 
Aún es tiempo de detener el genocidio al que nos han destinado desde la conquista por la insaciable ambición de poder. Porque lejos de un vacío de poder, lo que venimos sufriendo por más de 500 años, es consecuencia de un poder excesivo. Lo que está haciéndonos desaparecer es el vacío de sabiduría y humildad que respete el derecho humano fundamental del que se derivan todos los demás: el de convivir, armonizando la historia y la naturaleza, según el Mandato de nuestros mayores y la enseñanza de nuestras abuelas.
 
Santander de Quilichao, septiembre 25 de 2011.
 
Tejido de Comunicación 
 Y de relaciones externas para la verdad y la vida
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