TIPNIS, ¿un ensayo del método libio?
09/10/2011
- Opinión
En el prolijo sendero boliviano, de innumerables historias revolucionarias inclusas, el caso TIPNIS es y será un hito aleccionador para un pueblo de vocación revolucionaria pero preso del presagio del mito de Sísifo.
Nada menos cuando el desesperado mundo del siglo XXI miraba con esperanzas al actual proceso boliviano como el referente de transformaciones estructurales posibles, apareció en el camino el bullicioso caso TIPNIS que no sólo oxigenó a la convaleciente (en ideas) oligarquía boliviana, sino que tantea el grado y la profundidad de la conciencia y convicción política de las y los bolivianos promotores y baluartes del proceso. El caso TIPNIS no es ninguna inocentada ambientalista o indigenista, es un ensayo para la revalidación de la eficacia del método libio.
El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro- Sécure (TIPNIS), mide 12 363 km² (1.236 296 hectáreas) Pertenece a los departamentos de Beni y Cochabamba. A 300 kilómetros de la frontera con Brasil. En este territorio, básicamente virgen, carente de vías de comunicación, electricidad y otras facilidades, conviven en condiciones de empobrecimiento y precariedad primitiva, y no en bucólica armonía con la naturaleza, los pueblos indígenas: moxeño, yuracaré y chimán. Además, están varias comunidades de “colonizadores”.
Con el objetivo de articular las zonas aisladas del territorio nacional, el gobierno de Evo Morales, emprende ambiciosos proyectos camineros. Uno de éstos, para articular a las poblaciones del altiplano y valles con la Amazonía de Bolivia, pasa por TIPNIS. Actualmente, para ir de Beni a Cochabamba, se requiere 3 días de viaje (900 km). Con la nueva carretera, que pasaría por TIPNIS, la distancia se acortaría a 300 km.
Este proyecto caminero es lo que está sacudiendo, no al gobierno de Morales, sino al soñado y esperanzado proceso de cambio boliviano. Aunque parezca jocoso: un país empobrecido y sin carreteras suficientes, ahora, se encuentra en pie de lucha contra un proyecto caminero que cruza por TIPNIS. ¿Qué pasa con esa Bolivia aguerrida y promisoria de los guerreros del arco iris?
Lo que significa vivir en el aislamiento caminero
Yo, soy indígena quechua. Aprendí el español a los 9 años. Viví en una comunidad campesina, a 40 km. de la punta carretera. Sin electricidad, sin motores, sin centros educativos, ni postas médicas. Para llegar a la punta carretera (poblado municipal más próximo donde hice la primaria), necesitábamos viajar un día y medio a pie, y detrás de las mulas. Dormíamos sobre el fango, bajo los árboles, tapados con plásticos agujereados. Mi padre, cuando fue niño, tuvo que viajar a pie 7 días, detrás de las mulas, para llegar a su escuela que jamás concluyó. Actualmente, la carretera avanzó, rompiendo la selva semitropical, y se encuentra a 3 horas de la casa de mis padres.
La última vez que fui a visitar a mis ancianos padres en la comunidad, con pesar vi, desde el camión en que me transportaba, en medio de la selva frondosa, surcada por la carretera, a un oso perezoso que huía con dificultad del ruido del motor por el barranco dejado por el tractor. No imaginan las contradicciones que me generó aquel cuadro.
Para serles honesto, quien suscribe, sin aquella bendita carretera jamás hubiera aprendido a escribir, mucho menos conocido las grandezas y las miserias de la modernidad, patrimonio de la humanidad. Mi madre aislada ya hubiera fallecido por sus complicaciones cardíacas. Pero no crean. Aquella carretera me sigue generando contradicciones. Especialmente ahora que soy indígena urbano, y por mi identidad Tierra. Pero, ¿con qué derecho podría yo privarles a mis sobrinos u otros de la posibilidad de conocer la modernidad? Para nosotros indígenas, la carretera es cuestión de vida o muerte. El resto es romance.
¿Estamos dispuestos a renunciar a la modernidad?
Cuando escucho y leo los argumentos en contra del tramo carretero que cruza TIPNIS, me pregunto si las y los ambientalistas e indigenistas conocen en carne propia lo que es vivir aislado y en permanente precariedad. ¿Sabrán lo que es vivir sin energía eléctrica, sin escuela, sin hospitales, sin computadora, sin refrigeradora? Yo no defiendo a la Tierra, ni a los indígenas. Yo soy tierra e indígena al mismo tiempo, pero con vocación a la vida. Yo no deseo para nadie el aislamiento que mata en el silencio. Pero, tampoco promuevo el modernismo ecocida, etnocida y suicida. Mis ancestros han convivido por miles de años incursionando e interactuando con la Madre Tierra. Sin agricultura, sin asentamientos, sin ganados, sin carreteras, sin la revolución industrial no existiría la humanidad. No por lo menos con las “comodidades” actuales. ¡El Buen Vivir, como un estilo de vida, para nosotros/as indígenas, no es excluyente con los beneficios de la modernidad!
¿Por qué será que justamente los raleados (expulsados) del Movimientos al Socialismo (MAS) y ex funcionarios del gobierno de Morales, como Raúl Prada, Alejandro Almaraz, Lino Vilca, Román Loayza y otros, ahora que ya no reciben sueldo del gobierno “tirano” de Evo, se empecinan en descabezar a Morales? Las otras carreteras y proyectos petroleros, mientras ellos eran funcionarios, ¿no eran acaso de igual devastador de la Madre Tierra y financiados por el “subimperio” brasilero que ahora denuncian?
¿Por qué será que indígenas modernos/urbanos, que no se niegan a los viajes en avión, ahora, quieren mantener en el aislamiento y empobrecimiento a otros indígenas? Si les negamos la carretera a los y las indígenas del TIPNIS, retiremos también las carreteras y los aeropuertos a todos los indígenas y mestizos ambientalistas, ¿será que estarían de acuerdo? Una vez arriba y accedido a la modernidad, es fácil patear la escalera por la que accedimos, mientras hay pueblo enteros que también aspiran a la “modernidad perversa” con la salud de la Madre Tierra.
¿Por qué será que antes no, ahora, sí?
¿Por qué será los patrones que siempre nos mantuvieron a las y los indígenas como sus bestias de carga, y nos tratan como a la última especie de la fauna silvestre, ahora, con en el caso TIPNIS se constituyen en abanderados defensores de pueblos indígenas y de la Madre Tierra? ¿Acaso, para ellos, esto último no era una herejía pagana? Quitémosle los tractores, aeropuertos y aviones que dañan mucho más que la carretera por TIPNIS a la Madre Tierra, haber si la “convicción” ambientalista persiste en ellos. Liberemos a mis hermanas indígenas de la servidumbre doméstica, haber si las señoras “de blanco” salen a defender a “exóticos indígenas en estado natural”.
Averigüemos quiénes financian a las ONGs que están detrás de la reprimida VIII marcha indígena hacia la ciudad de La Paz en defensa del TIPNIS. Para sorpresa de Ud. fundaciones de petroleras como Ford, Rockefeller y otros están detrás. ¿Por qué será?
Averigüe Ud. las millas aéreas recorridas por las y los ambientalistas que ahora escriben y hacen huelgas en defensa del estado natural de indígenas. Quizás ellos y ellas viven más en los aeropuertos y hoteles full aire acondicionado que en el TIPNIS postergado, ¿quién los financiará?
¿Por qué será los medios de información empresarial, que antes sentía asco y vergüenza por las y los indígenas, ahora, hacen rating con nobles y primitivos indígenas del TIPNIS en marcha sacrificada? ¿Acaso la brutal y larga noche neoliberal no fue cruel y mortal con indígenas y la Madre Tierra? Pero, estos medios de información, y muchos de sus actuales columnistas, ahora indigenistas y ambientalista, nos trataban a los indígenas en protestas “de animales de pico verde (por masticar la hoja de coca) sentados a los bordes de los caminos que bloquean la modernidad y la economía del país”. ¿Será esto una conversión ecológica, o una conveniencia económica?
¿Recuerda Ud. a Morales, insubordinado al sistema financiero mundial, denunciando los proyectos de mercantilización del agua, aire y el comercio internacional de la tierra? Este sistema financiero mundial, que ahora desfallece, no perdona a insubordinados en su intento de abastecerse de activos financieros frescos. ¡El sistema financiero mundial necesita devorar todos los bienes comunes (recursos naturales) de Bolivia para oxigenarse, pero Morales y el proceso que encabeza son un obstáculo!
TIPNIS, ¿un ensayo del método libio?
En este sentido, a Gadafi, Morales, Chávez, Correa y a muchos otros insumisos, se les aplicará el método libio: quebrar la revolución desde adentro y con los de adentro. En el caso boliviano, qué mejor con los mismos indígenas “defendiendo” TIPNIS y a la “Madre Tierra”. Las historias inconclusas de las revoluciones bolivianas están empedradas de traiciones de revolucionarios maximalistas e inmediatistas que quizás murieron sin darse cuenta que minaban la revolución por la que lucharon.
En el caso TIPNIS, no está en juego la defensa de los pueblos indígenas y la Madre Tierra. Lo que está en juego es la revalidación del método libio en su fase preparatoria y el entierro del añorado proceso de cambio boliviano por el que nuestros ancestros y coetáneos ofrendaron sus vidas. Ellos y nosotros sabíamos y sabemos que los cambios no estaban a la vuelta de la esquina. Sabemos que el cambio es un proceso que beneficiará, en buena medida, a las futuras generaciones. Pero, las equivocaciones del gobierno central, y nuestro espíritu inmediatista de querer comernos el futuro promisorio ya, están ahondando las contradicciones creativas del proceso hasta el límite de convertirlas en destructivas.
Considero que para proseguir con el proyecto carretero por TIPNIS se debe informar y someterlo a la voluntad popular. Se debe investigar y sancionar a los responsables de la represión contra la marcha indígena el 25 de septiembre pasado. De la misma manera, se debe investigar y sancionar a los medios que desinformaron a la población sobre muertos y desaparecidos en aquella refriega. El gobierno, por la salud del proceso, debe investigar y sancionar a las organizaciones, personajes y financieras que están detrás de la movida TIPNIS. Es importante que como pueblo no seamos presos del inmediatismo, ni del coyunturalismo mediático. Bolivia, ahora, es un proceso. Los cambios materiales/económicos demorarán, pero vendrán. Lo que se ha afianzado en 7 siglos no se puede revertir en una década.
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