Miami: Reunión del ALCA en medio de resistencias
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Rodeados por miles de manifestantes que protestan contra el ALCA, los ministros de comercio de las Américas, que se reunirán este 20 y 21 de noviembre en Miami, tratarán de salvar este acuerdo de libre comercio que es cuestionado en todo el continente.
Aunque no se lo dice abiertamente, el fantasma del fracaso con el que concluyó la reunión de la Organización Mundial de Comercio en Cancún ha estado presente en las negociaciones previas a la cita de Miami.
Hasta hace pocas semanas el escenario no podía ser más adverso para Estados Unidos, el principal interesado en impulsar este Acuerdo. A la creciente oposición al ALCA en todo el continente, se sumó la conformación de un bloque de países del sur en la OMC encabezados por Brasil y el subsiguiente planteamiento de este país de negociar en bloque, como MERCOSUR, y el fracaso de las rondas de negociaciones en Trinidad y Tobago.
El forcejeo entre Estados Unidos y Brasil amenazaba con dar al traste con la VIII Reunión Ministerial de Miami, algo que el gobierno de George W. Bush no estaba dispuesto a permitir, más aún cuando se acercan las elecciones presidenciales y Bush aspira a ganarlas. De ahí que, para evitar que los países latinoamericanos o algunos de estos negociaran juntos, Estados Unidos lanzó una ofensiva que incluyó presiones hacia varios gobiernos para que abandonaran el G21, anuncios de acuerdos bilaterales (con Perú, Colombia, Panamá) y aceleración de las negociaciones para establecer una zona de libre comercio con los cinco países centroamericanos.
Brasil, por su lado, revisó su posición inicial y el gobierno de Lula planteó un ALCA flexible o "light", con un "traje a la medida para cada país", que "permitiría a los países adherir a un ALCA comprensivo, mientras que otros que no están preparados por el momento puedan firmar en una fecha más tardía o continuar las negociaciones en el contexto de la OMC".
Para evitar un segundo fracaso en un año, Brasil y Estados Unidos, que representan a las mayores economías de la región y son co- presidentes en las negociaciones del ALCA, encontraron una fórmula de conciliación acordando que los temas más delicados como son la eliminación de subsidios agrícolas, los derechos de propiedad intelectual y la regulación de las inversiones sean tratados en la OMC, pero sin dejar de lado la meta de que el ALCA entre en vigor en el 2005. Este documento, que serviría de base para la declaración final de la reunión de Miami, establece además una apertura por etapas y permite a cada país establecer acuerdos bilaterales o multilaterales.
La posibilidad de que Estados Unidos se avenga a un ALCA "light" no es del agrado de las empresas transnacionales norteamericanas agrupadas en la Cámara de Comercio Norteamericana. "No vamos a aceptar un ALCA sin reglas comunes y a varias velocidades", dijo John Murply, vicepresidente de dicho organismo.
La situación se complica, pues Canadá y Chile, que ya tienen acuerdos de libre comercio firmados con Estados Unidos, señalaron sus discrepancias con la posición brasileña de una mayor flexibilidad pues argumentan que ellos ya pagaron el precio del acceso a los mercados de Estados Unidos y no aceptarán que competidores como Brasil ganen ese acceso a un costo más bajo.
Pero fuera de estas discrepancias entre los gobiernos, hay un actor que ha venido cobrando fuerza sobre todo en el último año y que está impidiendo que las negociaciones del ALCA se desarrollen tal y conforme lo desea Estados Unidos y sus transnacionales. Es la sociedad civil que articulada en la Campaña Continental contra el ALCA y en otros espacios lleva a cabo una serie actividades no solo en Miami sino en todo el continente para parar el proyecto del ALCA que "constituye una carrera al precipicio para las sociedades, la economía, la cultura y el medio ambiente de los países latinoamericanos y caribeños".
El ALCA, en cualquiera de sus versiones, pretende despejar los obstáculos para la inversión, aumentar el comercio de organismos genéticamente modificados, así como privatizar algunos servicios esenciales y liberalizar el mercado de la energía en el continente.
Horas antes de la reunión de los ministros de los 34 países de las Américas (con excepción de Cuba), un centenar de trabajadores, campesinos e inmigrantes inició una marcha desde Fort Lauderdale a Miami, recorriendo las 34 millas (54 kilómetros) que separan a las dos ciudades, "una por cada país afectado por este acuerdo maldito", según manifestaron.
Pese a que muchos ciudadanos (as) de América Latina y el Caribe no han podido llegar a Miami debido a la denegación de sus visas, se prevé que decenas de miles se congregaran el jueves 20 en esa ciudad para expresar su oposición al ALCA, en tanto que en varios países se desarrollarán mítines, seminarios y concentraciones.
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