Correa en los laberintos de la megamineria

Delirios a gran escala

09/01/2012
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“Hemos perdido demasiado tiempo para el desarrollo, no tenemos más ni un segundo que perder, (…) los que nos hacen perder tiempo también son esos demagogos, no a la minería, no al petróleo, nos pasamos discutiendo tonterías. Oigan en Estados Unidos, que vayan con esa tontería, en Japón, los meten al manicomio.”
Presidente Rafael Correa, Macas, 10.12.2011
 
En Ecuador, de lo que recuerdo, no ha habido nadie que haya promocionado con tanto entusiasmo y vehemencia la minería a gran escala o megaminería, como lo hace el presidente Rafael Correa. Ni siquiera el dictador Guillermo Rodríguez Lara, el inefable general Bombita, en cuyo gobierno, hace casi 40 años, se inició la exportación del petróleo amazónico, fue un paladín tan contumaz del extractivismo, como lo es Correa. El actual presidente ecuatoriano, que compara al oro por extraerse con el primer barril
de petróleo de la Amazonía, pasará a la historia como uno de los mayores promotores
del extractivismo del siglo XXI, que hermana a los gobiernos “progresistas” con los
gobiernos neoliberales.
 
El presidente, “para confirmar con (sus) propios ojos, presencialmente, quién miente, quién dice la verdad,” sobre la minería, tuvo que “caminar casi una hora por el páramo con media centena de periodistas”, y con varios centenares de militares y policías, cerca de las lagunas de Quimsacocha. Luego de tan intensa y fugaz visita, el presidente comprendió a cabalidad de qué se trataba este proyecto y, en consecuencia, prontamente ratificó su respaldo “a la minería, pero con responsabilidad ambiental, y eso es precisamente lo que está haciendo el gobierno”.
 
Con recursos públicos, directa o indirectamente, el gobierno promociona la megaminería de igual o mejor manera aún que los representantes de las transnacionales mineras. La lista de argumentos esgrimidos por el presidente en pro de la megaminería es larga. Y crece de semana a semana. Sus sabatinas recogen datos y cifras lanzados sin orden ni concierto. Eso explicará seguramente por qué muchos de sus argumentos resultan carentes de fundamentos, pero eso sí, no les faltan epítetos, descalificaciones e incluso amenazas en contra de quienes se han atrevido a destacar los riesgos de la megaminería.
 
El presidente no da entrevistas donde deba contestar a preguntas formuladas por periodistas expertos, tampoco formula tesis argumentadas ante la opinión pública que puedan ser rebatidas o apoyadas. Da sermones sabatinos ante un público pre-preparado y los adereza con insultos. Así no se hace democracia.
 
 
- Alberto Acosta es Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO-Ecuador. Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presidente de la Asamblea Constituyente.
 
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