A 6,570 días del levantamiento armado de EZLN (V)
- Opinión
En el teatro de operaciones se movían tres ejércitos, quizás, cuatro. En orden de aparición: El EZLN, el de los periodistas (EP), el Ejercito Federal (EF) y las Iglesias. Cada uno con sus movimientos tácticos, a veces certeros, erráticos y/o ambiguos.
1. EZLN
La toma de las 7 cabeceras municipales (Ocosingo, Altamirano, Oxchuc, Chanal, Huixtán, Las Margaritas y San Cristóbal) fue exitosa, salvo por la lamentable muerte del Subcomandante I. Pedro en Las Margaritas y de otros combatientes en Altamirano. El asalto a la 31 Zona Militar fue bastante complicado, errático y con varias bajas. Por su parte, la policía de Chiapas, carne de cañón del EF y el Gobierno de Chiapas, sufrió considerables bajas.
Exitosa fue la liberación de los presos de las cárceles asaltadas por los rebeldes… Bueno, hubo un caso bastante complicado. De la cárcel de Ocosingo huyó el criminal Leo o Leonard Bruce. Esta persona había comprado a una hija del lacandón Chan-Kin viejo. La niña tendría entre 12 y 13 años. Leonard Bruce la violó y la asesinó. (La compraventa de mujeres indígenas es una realidad en Chiapas.)
La retirada del EZLN fue exitosa, salvo el caso de Ocosingo. Los rebeldes tuvieron 34 bajas. Una de ellas fue la de Francisco Gómez, el Comandante Hugo, el Señor Ik. Él compartió con
Días de guerra de los “sin rostro” que iban a mostrar al mundo y a los mexicanos y el rostro de los de abajo en el sótano de México. De los que habían resistido por 500 años. En los últimos 30 años del siglo pasado cientos de indígenas habían caído asesinados por las fuerzas armadas de los 3 niveles de gobierno, las guardias blancas, los finqueros y caciques indígenas de filiación priísta. Cientos de ellos habían sido encarcelados, torturados y decenas desaparecidos. A lo largo de 3 décadas, esos indios alzados habían luchado por la vida, la tierra, la producción, la dignidad, la democracia, la libertad y la paz por la vía civil y pacífica.
Vale la pena re leer: Chiapas: el Sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía y ¿De qué tenemos que pedir perdón?, ambos de del Subcomandante I Marcos
2. El ejército de periodistas
(Ojo lectores. Lo que sigue es información confidencial. Favor de leerlo en privado, en silencio. Después elimine la información. También puede saltarse los siguientes párrafos. Estoy en riesgo de la censura y marginación de la colegancia, de los medios y que no pase una línea ni en el Correo Ilustrado.)
Peligroso de por sí, un ejército de periodistas llegó a San Cristóbal de Las Casas. Salvo contadas excepciones, la gran mayoría eran ignorantes de las realidades chiapanecas. Tenemos que recordar que los indios eran los grandes ausentes en las páginas de los medios. No digamos de los electrónicos. Los indios no eran noticia. La mayoría de los periodistas no tenían la menor idea del piso donde estaban parados. Además, se veían y movían torpes (me incluyo) en un escenario desconocido: el de la guerra armada. El objetivo era la nota y la notoriedad. Los diarios se posicionaron frente al levantamiento armado. Algunos tomaron la patineta y en el medio tubo periodístico se deslizaron de la izquierda al centro y a la derecha. El ejemplo más acabado, desde mi obtusa mirada, es el editorial de
Regresando al ejército de periodistas. Yendo tras la nota, empezaron a ser objeto de las operaciones erráticas del EF. El día 3 de enero una caravana de periodistas fue tiroteada en las inmediaciones de El Aguaje. Un reportero de La jornada resultó herido. Los vehículos de los reporteros se llenaron de letreros de PRENSA y TV en toldos y cristales. Sin embargo, la “madre de todas las batallas” era entre los periodistas de los diferentes medios - escritos y electrónicos -, pero no sólo. Las escaramuzas menudearon entre los reporteros de un mismo medio. ¡Si yo les contara! Era común que el fotógrafo o camarógrafo se violentaran si alguien se interponía entre su lente y el objetivo. Las “estrellitas” de la prensa “partían plaza” como si deveras la cascaran. El reportero trapero sopeaba a quién pudiera o se dejara. El objeto de tener la información clave que le garantizara la nota. Parte de sus reglas era “no pasar nada”. Cuando uno les pregunta: ¿Qué hay? Responden simplemente: Nada. Nadie sabía nada pero, al otro día salían despavoridos… ¡al mismo sitio! Los periodistas serios se reunían con personas claves e informadas tratando de entender las causas del levantamiento. Giomar Rovira paseaba en San Cristóbal cuando el levantamiento. El diario español El Mundo no le creyó lo del levantamiento y no le publicó la nota. De 27 años y enamorada de las/os zapatistas se entregó para publicar, después: ¡Zapata Vive!, Mujeres de Maíz y Zapatistas sin Fronteras. Marcos bromeaba con ella, le decía etarra. Más reposada, la anarquista, se hizo doctora en Ciencias Sociales. Días después de los combates de Ocosingo, regresando de la “zona de conflicto” le dimos un aventón a un jovencito reportero del Reforma. En sus prisas por llegar a San Cristóbal había reventado un vocho. Frenético afirmaba: “Que chinga les están poniendo (a los zapatistas)”. Yo trataba de explicar que no era así cuando descubrí por el retrovisor la mirada y oídos atentos de otra joven periodista. Era Gloria Muñoz. Entonces menudita, sencilla. Otra enamorada del zapatismo y autora de: 20 y 10. El fuego y la palabra. Si el vochito de Chiltak hablara…
Los enviados de prensa andaban en chinga. Sus diarios habían modificado el horario de los adelantos. Después de lograr la nota, la tarea era la redacción y el envío por el entonces fabuloso Fax. Después de eso podían descansar y bajar la tensión. El fotógrafo llegaba como loco al cuarto de hotel y se metía al baño a revelar sus rollos, a imprimir sus fotos para enviarlas. Algunos utilizaban prehistóricos equipos de trasmisión. Había de todo. Por lo general agresivos. Al día siguiente, era obligadamente obsesivo conseguir un ejemplar de su medio para ver la nota o la foto publicada. “Enajenante”, diría una experimentada periodista. ¡Ah! Viera la cantidad de agentes encubiertos con charola de periodista.
Los comunicados del EZLN dirigidos a Tiempo hicieron de su casa, en el barrio San Diego, la primera oficina internacional de prensa. Conchita y Amado colocaron por ahí, una cajita de cartón para que los periodista cooperaran para el pago del teléfono. Chueco o derecho la labor del ejército del llamado Cuarto Poder fue notable. Pusieron en riesgo sus vidas. Se agradece.
3. El Ejército federal
Según Alan Riding (Vecinos Distantes, 1985), el Ejército Federal (EF) tenía capacidad para moverse a cualquier punto del país en 12 horas máximo. Sin embargo, las tropas de tierra se mantuvieron inmóviles en sus cuarteles, al menos, 34 horas. Los efectivos de 31 Zona Militar (a 15 minutos de San Cristóbal de Las Casas), salieron para repeler, con éxito, a los rebeldes que se movilizaron para atacar sus instalaciones y los que se desplazaban por las carreteras que vienen de Chanal y Huixtán. Después del medio día, del 2 de enero, ocuparon
Con la compañera Rosa Rojas y Blanch Petrich, enviadas de
Después, sin decir ¡agua va!, la columna empezó a moverse hacia el sureste de la montaña. Desde esa posición se tiene una vista panorámica de
4.- Las iglesias
¡Providencial! Se terminó el espacio…
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