Mar para Bolivia y tensiones fronterizas latinoamericanas
05/01/2004
- Opinión
El asunto de una salida al mar para Bolivia ha vuelto a salir al
tapete. En la cumbre iberoamericana de noviembre en Santa Cruz
Chávez habló de querer bañarse en una playa boliviana. Luego Castro
le ha secundado, y Lula y Carter se han propuesto como
intermediarios.
Santiago en ese aspecto está diplomáticamente aislado. Sin embargo,
existen muchas dificultades para poder llevarse a un acuerdo.
Bolivia carece de dinero, ejércitos o armas como para poder
recuperar militarmente el litoral que perdió contra Chile. En la
guerra de 1879 Chile le arrebató Antofagasta a Bolivia y Tarapacá y
Arica al Perú.
Si Chile cediera un corredor para Bolivia al norte de Arica, Perú
puede vetar de acuerdo a tratados internacionales. Si le otorga una
salida al mar al sur de Arica, Chile quedaría incómodamente partido
en dos.
Bolivia no acepta una salida al mar que no sea soberana. Si Chile
pidiese a cambio de una concesión territorial un pedazo de suelo
boliviano o una mayor participación en el negocio del gas, esto
genera resistencias en el altiplano. En los 1970s Pinochet y Bánzer
estuvieron discutiendo un intercambio territorial pero muchos
bolivianos cuestionaron que le cederían ricos yacimientos de litio
en la cordillera.
El asunto de la mediterraneidad boliviana es algo que constantemente
aparece, sobre todo cuando hay conflicto social y se busca azuzar el
patriotismo para desviar la presión interna. El anti-chilenismo está
muy enraizado incluso en sectores sindicales. Esto pese a que muchos
de ellos promueven el 'internacionalismo proletario' o se formaron
bajo la influencia originaria de los sindicatos chilenos del cobre.
Bolivia y Paraguay son los únicos países sin costa de los
cuarentaitantos que hay en las Américas. Durante la bipolaridad
Bolivia era la mayor república capitalista sin mar. La usencia de
litoral es percibida en Bolivia como una de las causas del atraso.
Sin embargo, antes de la guerra de 1879, Antofagasta estaba
escasamente poblada y desarrollada o conectada a La Paz o Sucre.
Bolivia, a diferencia de Perú, no fue invadida en su centro
histórico y no defendió dichos territorios en una guerra total.
La pobreza boliviana es similar a la de la sierra peruana y se debe
a otros factores. Los recursos naturales allí extraídos beneficiaron
a potencias y élites del exterior, las mismas quienes poco
invirtieron en el país o mejoraron las condiciones sociales o
laborales.
Suiza, Austria y los países del centro geográfico europeo también
son mediterráneos pero han podido desarrollar prósperas economías.
Hungría y Checoslovaquia fueron los centros más avanzados dentro del
fenecido bloque económico europeo oriental. Austria y Hungría
perdieron su añejo literal 4 décadas después que Bolivia. Sin
embargo, ambas han logrado salida a varios mares (como el
Mediterráneo o el del Norte) a través de bloques económicos y
políticos, como es el de la Unión Europea.
El diferendo limítrofe entre Bolivia y Chile no es el único en
Latinoamérica. Bolivia ha perdido la mayoría de su territorio en las
primeras 11 décadas de vida independiente. Paraguay fue diezmado
humana y geográficamente en la guerra contra Argentina, Uruguay y
Brasil. Este último se ha agigantado absorbiendo territorios del
grueso de sus vecinos. Chile y Argentina han chocado por la
Patagonia y tienen disputas por la Tierra del Fuego. Ecuador ha
reclamado su salida directa al Amazonas y que Perú le entregue el
norte de Loreto. Colombia sigue disconforme con el hecho que hace
100 años le separaron a Panamá para que los EEUU construyan allí su
canal y zona propia. Bogotá tiene pleitos territoriales alrededor de
los pozos de la frontera con Venezuela o con Nicaragua por las islas
San Andrés. Venezuela reclama dos tercios de Guyana y Guatemala todo
Belice. La lista en sí puede continuar e incluir rencillas por el
subsuelo o el mar.
Estas disputas no conducen al progreso de la región y son levantadas
demagógicamente para distraer a la opinión interna sobre sus
verdaderos problemas. Por otra parte, casi no se habla en la región
que aún hay colonias de Francia, Reino Unido, EEUU y Holanda en
Latinoamérica y el Caribe.
Lo que tienen en común todos los estados latinoamericanos, aparte de
similares raíces culturales, históricas e idiomáticas, es el que
todos viven dependientes de potencias externas, en particular de
EEUU. Las rencillas entre ellos les debilitan.
Bolivia podría tener acceso directo al mar (y por varias rutas)
confederándose con Bolivia, Chile, Argentina o Brasil. Una unión
económica y política de la región ayudaría a potenciar a todos sus
componentes, disminuiría las tensiones fronterizas y permitiría que
las etnias y regiones marginadas tengan mayores libertades. Aymaras,
quechuas, guaraníes o jíbaros divididos por fronteras artificiales
tendrían la posibilidad de entrelazarse mejor.
Isaac Bigio Es Analista Internacional. Ha obtenido grados y
postgrados en historia y polìtica econòmica en la London School of
Economics, donde tambièn ha enseñado. Premio Dillons (Waterstone) a
la excelencia.
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