Hacia la descolonizacion mental de la etnohistoria en los medios de comunicación social
06/03/2012
- Opinión
Cuán importante es recrear los aprendizajes de los conocimientos y saberes aprendidos a lo largo de la formación profesional universitaria, que equivocadamente se sigue considerando a la formación profesional universitaria, “como resultado de la educación superior universitaria”. Equivocación que responde a la mentalidad paternalista y colonizadora del Estado-Nación republicano del Perú en particular, que no se diferencia de los países sudamericanos que postulan la mal llamada “educación universitaria”, que merece una reflexión y análisis real sobre la formación integral del ser humano, que se sustenta en tres pilares fundamentales que son: la cultural, la educación y los conocimientos de un determinado proceso civilizatorio.
Ahora bien, el motivo de la presente reflexión es el artículo aparecido, el 21 de diciembre del 2011, en el diario de circulación nacional CORREO PUNO, que en su página especial y bajo el título de “Sobre indios imaginarios y paraísos artificiales. Jamás hubo en el antiguo Perú algo equiparable a un socialismo edénico´´, cuyo contenido expresa la “educación universitaria” que ha recibido el autor de la nota periodística. El articulista de Correo inicia su reflexión señalando que: “Anida en la ideología indigenista un resentimiento antihispánico, antioccidental y antimoderno”. Desde hace mucho tiempo atrás, es decir desde 1980 del siglo XX, quienes asumimos nuestra identidad cultural, nuestra pertenencia territorial y nuestra personalidad etnohistórica, hemos emprendido la tarea de la descolonización mental, sobre todo, de la REVALORIZACION PLURICULTURAL, DE LA PLURINACIONALIDAD Y EL PLURILINGUISMO, como consecuencia de los centenares de años de colonización externa e interna de Euro-España y de los latino americanos y peruanos en particular.
La intelectualidad mestiza bien intencionada de la década del 20 y 30 del siglo pasado, a la influencia del indigenismo mexicano, asumen la defensa del “indio”, desde su proyección paternalista, se acercan a las grandes luchas insurreccionales de los kechuas, aymaras y amazonenses en contra del gobierno de los terratenientes y gamonales de la costa, la sierra y la selva. El llamado indio de la época republicana de los primeros 100 años, vio que el gobierno de la oligarquía era peor que el que los españoles habían impuesto, puesto que sus tierras comunitarias eran robadas por los hacendados criollos y mestizos, con la complicidad de las autoridades civiles y religiosas. Este fenómeno socio- político religioso, es lo que hoy se viene en llamar la herencia colonial o trauma colonial.
Entendemos que no es fácil abordar toda la temática etnohistórica, cultural y política del proceso civilizatorio del Tawantinsuyu y del período de la invasión colonial española y latinoamericana, sin embargo, voy a detenerme a puntualizar algunas apreciaciones del señor Yudio Cruz Mendoza. En primer lugar, desde mis trabajos de investigación y mi experiencia en la docencia universitaria y periodística a nivel nacional e internacional, me permito afirmar que la civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu no fue un modo de producción, en consecuencia no fue un imperio como historiadores, sociólogos, antropólogos mestizos de filiación liberal o marxista, enseñan y tergiversan los hechos históricos, que en las aulas universitarias “educan” en las falsas teorías que refuerzan el colonialismo mental, imponiendo criterios ajenos de la realidad ancestral y contemporánea del Perú Tawantinsuyano.
La civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu es la confluencia de cuatro procesos civilizatorios, procesos civilizatorios que se desarrollan dentro de los florecimientos culturales regionales (FCR), guiados por su lógica de pensamiento cósmico de la vida y la sociedad, a diferencia del idealismo y el materialismo que llegaron en las carabelas de Colón y los caballos dePizarro, como también en los instrumentos de adoctrinamiento de la llamada revolución socialista (lucha de clases), que son medios para la colonización mental y la negación de los valores culturales, económicos, políticos, jurídicos y espirituales del ser tawantinsuyano e imponer el mundo cultural y religioso del occidente europeo y anglosajón americano de los EE. UU.
El indigenismo paternalista del 20 y 30 del siglo pasado, hoy se manifiesta como el “neo indigenismo izquierdizante”, ante el fracaso de la ideología y política marxista universalizante y colonizador, como lo testimonia la historia violenta y genocida de los años recientes que ha vivido el país. Es importante señalar a partir de esta reflexión, que los pueblos y naciones ancestrales del Perú Tawantinsuyano no expresan una ´”ideología indigenista de resentimiento antihispanista, antioccidental y antimoderno” ; muy por el contrario, los kechuas, aymaras y amazonenses de la sociedad de todas las sangres, expresan una ideología ancestral que es su lógica de pensamiento cósmico tawantinsuyano, sustentada en los principios de la complementariedad, la reciprocidad, el equilibrio, la armonía y el comunitarismo. Principios que construyeron la civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu, hasta hoy no entendido ni comprendido por el colonizado mental.
El neo indigenismo de esta época viene a ser el taparrabos de quienes postulan “el socialismo andino amazónico del siglo XXI”, sin entender que este proyecto socio-político es un fracaso anunciado del que los mestizos aculturados, hacen carne de cañón para descalificar las legitimas demandas de los pueblos y las naciones ancestrales del Perú Tawantinsuyano, que todavía no se han visibilizado como institución política, para pelear su derecho soberano de ser protagonista de su destino histórico y político como reto del siglo XXI. En la década del 80 del siglo pasado, surgieron los movimientos indios enarbolando su derecho a la autodeterminación y el reconocimiento de sus derechos territoriales y culturales ante los gobiernos sudamericanos y la ONU, que después de más de 20 años sancionó, el derecho de los pueblos indígenas en el marco de la discriminación positiva, del que se valen los gobiernos republicanos e indigenistas de Sudamérica, para torcer la importancia jurídica contenida en el Convenio 169 de la OIT y de muchos instrumentos jurídicos internacionales que se orientan a favorecer a los “indígenas del mundo, particularmente del Perú criollo mestizo”.
En el mismo contexto del artículo periodístico, encontramos un desliz mental, cuando se interroga en el sentido de que: ¿No es acaso un signo patológico oponerse tan cerrilmente a la modernidad, proponiendo a cambio la vuelta al Tahuantinsuyo?. Esta interrogante no tiene pies ni cabeza, puesto que sería bueno entender qué es modernidad en el contexto de la colonización que empezó en el siglo XVI, luego explicarse de que patología cerril se trata. Entendemos que el colonizado mental mestizo escribiente de marras no ha entendido su propia aculturación y latinización hispanista, que ve en el libre mercado capitalista como si fuera el paraíso terrenal bíblico, que sirvió y sirve para bestializar al ser humano, como en los tiempos de la invasión y colonización euro española, continuada y profundizada con el capitalismo salvaje de la época de la modernidad. El trueque, el molino de piedra, el desarrollo postindustrial al que alude el columnista de Correo-Puno, no es más que una simplicidad irracional. El trueque por ejemplo está vigente en la política comercial y financiera de los gobiernos oligárquicos del Perú criollo-mestizo, materializado en los convenios bilaterales y multilaterales que firman permanentemente en cada gestión de gobierno.
Cabe aclarar a la opinión nacional e internacional, que los pueblos y naciones kechuas, aymaras y amazonenses, estamos en oposición a todo modelo de vida y sociedad que contravenga a la dignidad del ser humano, a la satisfacción de nuestras necesidades materiales y espirituales, al derecho de ejercer nuestra soberanía y autodeterminación como pueblos y naciones ancestrales del Perú Tawantinsuyano y no como clases sociales, en consecuencia, el occidente y su modelo de vida y sociedad capitalista salvaje no es modernizante para los pueblos y naciones invadidas y colonizadas. La modernidad es un instrumento más para el saqueo y enajenación de los recursos naturales renovables y no renovables que beneficia a las trasnacionales del imperio y sus aliados occidentales, como nos muestra el problema minero de K´ahamarka-Cajamarca y del altiplano puneño.
¿La destrucción del medio ambiente y del ser humano es modernidad o no? Nos preguntamos y preguntamos sobre este paradigma del capitalismo salvaje. Sin embargo, si nos ponemos a reflexionar seriamente sobre el modelo de vida que se construyó durante los siglo XIII-XVI en territorio tawantinsuyano en relación a los más de 480 años de ocupación colonial del llamado Perú criollo-mestizo, veremos que hay diferencias sustanciales que el escribiente de marras no ha reflexionado y debería hacerlo antes de verter opinión sobre algo que no conoce o que la “educación universitaria” no le ha proveído de esos conocimientos que ignora.
De otro lado es bueno señalar que, el neo-indigenismo de derecha e izquierda ha impostado una identificación política, que distorsiona el proyecto histórico y político de los kechuas, aymaras y amazonenses que ven el futuro del pueblo y las naciones ancestrales del Perú-Tawantinsuyano del siglo XXI, no como un RETORNO AL TAWANTINSUYU DEL SIGLO XVI, sino como una inspiración y rescate de los valores culturales, formas de organización socio-económicas y políticas para reordenar lo desordenado por la invasión colonial española y latino-peruana. Es estúpido pensar en retornar al pasado, esta reflexión es propia de los colonizados mentales que no perciben el curso de la historia de la humanidad y sus sociedades. De ahí que algunos llamados “analistas políticos” o “especialistas de indios”, señalan esta propuesta histórica y política del siglo XXI, como “utopía arcaica”.
El escribiente del diario el Correo-Puno no ha distinguido lo que es ser originario o ancestral, los originarios de latino-américa y del Perú son los que nacieron después de la invasión y la creación de las repúblicas, que se superpusieron a la organización territorial del Tawantinsuyu, siguiendo la política terracida de 1493 del Papa Alejandro VI, Borgia de España. El ser humano kechua, aymara y amazonense no son originarios republicanos, sino, son de pertenencia ancestral tawantinsuyana culturalmente, territorialmente y etnohistóricamente. El mestizo se reclama latino hispano-americano, es su derecho a definirse como tal, pero no tiene derecho a homogenizar al resto de los habitantes del Perú Tawantinsuyano y de la sociedad de todas las sangres. De ahí que es un error garrafal decir que el “andino es bueno y el blanco malo”.
Otra de las barrabasadas de la intelectualidad hispanista-mestiza es la imposición de la categoría sociológica de “lo andino”, sin haber entendido su significación lingüística, de ahí viene el confusionismo histórico, cuando tratan de identificar al mal llamado “Imperio de los Incas”, como “la cultura andina o la civilización andina”, que en el fondo es justificación del mestizo a reconocerse como andino-mestizo, negando a la cultura y la civilización tawantinsuyana, como lo han hecho los colonizadores mentales de todos los tiempos. Y son éstos andino-mestizos que impulsan el neo-indigenismo para salvaguardar su “mentalidad occidental primitivo”, como su único sostén en el escenario político colonial republicano.
En la misma página del diario Correo-Puno, se lee otra sandeza que linda con la locura mental, al señalar que “´…hoy en día el poblador de los Andes (“el originario de marras”), no lejos de ser colectivista, tradicional, solidario, fraternal, inclusivo, etc.…, es más bien sujeto individualista, egoísta, ambicioso, interesado, envidioso, incompasivo, racista… en fin, humano, demasiado humano”. Este párrafo que transcribimos nos muestra la ignorancia conceptual y categorial de las ciencias sociales, confunde y entremezcla conceptos que tienen un tiempo y un espacio histórico civilizatorio, así por ejemplo, los principios de solidaridad y fraternidad son principios socio-económicos comunitarios de la sociedad comunitaria del Tawantinsuyu, mientras que el “colectivismo” responde a una propuesta colonizadora del sistema socialista-marxista de Europa, que no tiene nada de parecido ni equivalencia con lo que es el COMUNITARISMO TAWANTINSUYANO. El ser egoísta, envidioso, individualista, racista, ocioso, ladrón, mentiroso, corrupto, etnocida y otras sandezas coloniales, son el resultado de la colonización centenaria impuesta por los operadores del colonialismo interno republicano, al mismo tiempo es manifestación de la pérdida de los valores culturales ancestrales y del consumo cultural alienante del neoliberalismo que difunden los distintos medios de comunicación social.
Sin embargo, es importante señalar que los más de 480 años (1526-2012) de colonización española y latino-americana occidentalizada, ha impuesto vía la cristianización, la castellanización y la marxistización, “el individualismo, el egoísmo, la ambición, la codicia, la envidia, el racismo genocida y etnocida” y muchas otras taras coloniales euro-españolas, latinizada o sudamericanizadas a la sociedad vencida. En este tiempo de la descolonización histórica, cultural, económica y política no es posible mirar la historia republicana con un solo ojo o ser ciego ante la realidad impuesta por los extra-continentales. En esta sociedad colonizada, vía “la educación republicana” se ha “educado” a la sociedad, lleno de perjuicios socio-culturales, políticos y religiosos que afirman lo señalado por Yudio Cruz Mendoza, como haciendo honor a su heredad étnico-cultural peruano-hispanista.
Las personalidades citadas como, Dante Nava, Alberto Flores Galindo, Manuel Burga, Luís E. Valcárcel, José Carlos Mariátegui, Waldemar Espinoza y otros intelectuales latino-peruanos, bebieron de la producción intelectual de la izquierda marxista europea, para encarar la realidad del Perú republicano y de esta manera romper con la política colonialista conservadora de la oligarquía, con postulados paternalistas indigenistas adecuados a las letanías marxistas en sustitución a las letanías del liberalismo cristiano. Sin embargo, no se comenta el indigenismo de otras personalidades del criollismo limeño, como de Víctor Raúl Haya de la Torre, de Víctor Andrés Belaunde, de Vargas Llosa y muchos advenedizos de la derecha neoliberal, que también tienen responsabilidad política y cultural para afirmar el colonialismo mental de la sociedad de todas las sangres del Perú Tawantinsuyano.
El historiador Waldemar Espinoza, recopiló textos equivocados en sus libros de marras: “Los modos de producción en el imperio de los incas y La destrucción del imperio de los incas. La rivalidad política y señorial de los curacazgos andinos”; no es otra cosa que la continuidad de la evangelización y adoctrinamiento en versión marxista, que sus apologistas académicos de la universidad, la difunden con la única finalidad de negar el recorrido pluricultural civilizatorio de los Florecimientos Culturales Regionales (FCR) de la civilización de las cuatro regiones del sol, es decir, de la civilización Mochika-Chimú del Chinchaysuyu, de Nazka-Parakas del Kontisuyu, de Chachapoyas del Antisuyu y de Tiwanaku del Kollasuyu. Procesos civilizatorios que no responden a los modos de producción de las sociedades clasistas de Europa, Asia y África. La caracterización que hacen los intelectuales marxistas hispano latino-peruano son equivocadas como producto de su colonización mental, sobre todo, por su ignorancia del proceso civilizatorio de la civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu.
Finalmente, es preciso señalar que el “indigenismo y el noeindigenismo” de la derecha e izquierdacolonizada y occidentalizada no es el horizonte histórico y político insurreccional de los pueblos y naciones ancestrales del Perú Tawantinsuyano, para entender este reto del siglo XXI, es imprescindible la descolonización mental de los dogmas euroccidentales y latino-sudamericanos, que impiden proyectar una sociedad en equilibrio y armonía comunitaria y no caer en la trampa del colonialismo del socialismo del siglo XXI, que los marxistas críticos de Alemania la vienen proyectando para América Latina. Es tiempo de retomar la rueda de la historia civilizatoria ancestral y contemporánea para dignificar al ser humano y satisfacer sus necesidades socio-económicas materiales y espirituales, redescubriendo el sistema económico comunitario de reciprocidad, la repartición individual y comunitaria que nos plantea el Dr. Hugo Salinas y reconstituyendo el Estado Plurinacional Confederado de Pueblos y Naciones del siglo XXI, como lo venimos postulando en nuestro libro intitulado: Estado Plurinacional…reto del siglo XXI y el de reciente publicación, La Descolonización: hito histórico para la construcción de la sociedad pluricultural del siglo XXI.
Esperamos contribuir con estas líneas de reflexión y análisis al debate y el esclarecimiento de nuestra realidad ancestral y contemporánea y agradecer al Director del Diario Correo, la generosidad comunicacional y publicarla en mérito a la nota aparecida en la fecha indicada, al mismo tiempo agradecer a los lectores del diario ya la opinión nacional e internacional y contribuir a la descolonización mental que los medios de comunicación social, deben impulsar en coordinación con las universidades y reemprender la formación integral del ser humano en su profesionalización y no caer más, en la visión equivocada de la “educación universitaria”, que se halla entrampada en la “pedagogía negra” y la reforma universitaria de 1917, caduca ya para este tiempo.
La Paz-Bolivia, 5 Marzo del 2012.
- Aureliano Turpo Choquehuanca, PhD
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