La derecha fascista vuelve a acariciar el golpismo
Chávez consolida su liderazgo político
18/03/2012
- Opinión
A casi 10 años del golpe cívico-económico-militar en Venezuela, se mantiene vigente la voluntad y el apoyo al líder de la Revolución Bolivaria, quien estuvo por aquellas jornadas del 2002 un día detenido y fue rescatado por su pueblo para retomar el gobierno popular
Uno les recuerda que dieron un golpe de Estado, con el apoyo logístico, económico y militar de los Estados Unidos -primera administración del Nerón gringo del siglo XXI, George W. Bush, mediante- y en seguida te acusan de estar anclado en el pasado.
Son apenas 10 años de aquella fatal aventura, donde demostraron hasta dónde pueden ser capaces de llegar, exhibiendo sus verdaderos rostros de odio fascista, pero les parece que ha pasado mucho tiempo para seguir hablando de esas pendejadas.
La centelleante reacción popular-militar dio al traste con un brutal plan represivo, cuyo fin era exterminar al chavismo. Acabarlo de raíz, con allanamientos ilegales, torturas, desapariciones y magnicidio incluido, al mejor estilo de las despiadadas dictaduras del Cono Sur, también apoyadas y financiadas con capital norteamericano. Hay muchos que siguen lamentando tras bastidores la ineptitud de Carmona para asesinar a Hugo Chávez y aplastar al pueblo con bayoneta calada.
Querían arrebatar y lo hicieron. Atacaron por la espalada, patearon la mesa de los valores y libertades democráticas, esas por las que tanto se rasgan las vestiduras en los medios de propaganda capitalista. Traicionaron su compromiso con la Constitución desconociendo, como siempre lo han hecho, la voluntad de un pueblo; pueblo al que siempre han considerado invisible, prescindible, accesorio. En una palabra: inservible.
Uno de los lugartenientes de esa épica bizarra, es precisamente el actual abanderado de la oposición para disputarle al Comandante Presidente, Hugo Chávez, la jefatura del Estado venezolano, en las elecciones del venidero 7 de octubre. Sí, Henrique Capriles Radonsky, el mismo que comandó una turba enceguecida por la ira, que cercó una embajada y pretendía ingresar ilegalmente a territorio cubano, para capturar a dirigentes chavistas, supuestamente escondidos en el recinto diplomático de La Habana en Caracas.
Golpismo genético
Esa barbarie quedó registrada, tanto en documentales como en declaraciones que dio Capriles, junto a su compinche Leopoldo López, para los medios de comunicación privados, éste último también empantanado hasta el cuello con la oscura componenda. En su ADN político -el de Capriles y López- hay genes golpistas. Y es que son golpistas de pura cepa, impunemente confesos y culpables.
Todos los dirigentes más conocidos del partido de Capriles -Primero Justicia- y él mismo, no sólo estaban al tanto de la irresponsable aventura, sino que hasta tuvieron su ministro de Finanzas en el fugaz gobierno de Pedro Carmona Estanga. Es decir, estuvieron complicados de pies a cabeza en ese zarpazo a la democracia participativa, popular y protagónica, con lo que, rápidamente, echaron por tierra la burda mentira de que representaban una propuesta renovada, frente al bipartidismo corrupto y antinacional de Acción Democrática y COPEI.
Antes del 11 de abril de 2002, los buenos muchachos de Primero Justicia se vendían como una organización política que oxigenaría al sistema democrático venezolano y le haría un contrapeso racional al chavismo. La farsa duró poco.
Estos personajes, que cínicamente se hacen llamar “justicieros”, en el plano ideológico representan un pastiche de rancia democracia cristiana Opus Deista, con fuerte influencia del franquista Partido Popular de España de José Marí Aznar y salpicones de la derecha ultramontana del partido Republicano de los Estados Unidos. La propia crema del fascismo internacional, pues.
Extrañamente, por esos inexplicables giros de la dinámica política, con la cara muy lavada, ahora nos dicen, y nos juran, que son de centro izquierda. A Dios rogando y con el mazo dando. La verdad es que el discurso electoral, que supuestamente quiere “enamorar” al chavismo, fusilándose atuendos y consignas, con un falso mensaje de inclusión, reconciliaciones y consensos, ha dado paso a una serie de escaramuzas en las zonas donde los bolivarianos somos mayoría.
Curiosa forma esta de enamorar, mediante las provocaciones, los falsos testimonios y la violencia verbal y física. Pero a nadie logran engañar, la estrategia del marketing político no les está funcionando. Capriles no levanta vuelo, su imagen y su mensaje no calan en las masas populares; alguien dijo que es un jardín sin flores, a mi más bien me parece un títere de segunda de las trasnochadas facciones neoliberales, carente de formación, sin discurso, absolutamente incapaz de emocionar o convencer a nadie.
El As de la violencia bajo la manga
Todas las encuestadoras, las más neutras, las de derecha radical, las moderadas y las chavistas hablan de un crecimiento significativo en la aceptación del liderazgo de Chávez. A menos que ocurra algo, en verdad excepcional, luce prácticamente imposible que pueda Capriles remontar una cuesta de más de 30 puntos de diferencia. Por eso se oyen apuestas, y también por eso reaparece la carta bajo la manga de la violencia y la provocación.
Sorpresivamente, hace pocos días, la representante del Centro Carter, Jennifer MacCoy, en un real arrebato de esoterismo político, vislumbró que de darse un resultado apretado el 7-O, puede desatarse la violencia en Venezuela, una guerra civil, pues.
¿A cuento de qué esta señora se toma tales atribuciones? ¿Sobre la base de qué elementos realiza tan absurdas conjeturas? ¿Cómo puede decir semejante disparate, si todos los sondeos de opinión indican que Chávez está cómodo y punteando? En comunicación política nada es inocente, por lo visto, se han activado las maniobras para posicionar matrices ante la opinión pública internacional, que puedan justificar acciones similares o más atroces que las del 11 de abril de 2002.
Cuando se trata del fascismo con vestimenta de corderito, nunca se corre el riesgo de hilar demasiado fino. La movilización popular permanente, la plena conciencia política por todos los logros conquistados, son, ahora mismo, más que un deber, una exigencia taxativa del tiempo histórico. Este año 2012 es crucial para consolidar el proyecto bolivariano, afianzar la soberanía patria y conjurar para siempre el fantasma del colonialismo, el atraso, la dependencia y la exclusión. Si se atreven a tomar atajos golpistas, recibirán una contundente respuesta cívico-militar. Más nunca volverán.
APAS | Agencia Periodística de América del Sur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
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