A 6,570 días del levantamiento armado del EZLN (XIX)

03/04/2012
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La tormenta y los remolinos multicolores en la “mecánica nacional”
 
La rebelión indígena en Chiapas es un capítulo más en la recurrente historia de levantamientos de los pueblos originarios en México y en América. Una historia de rebeldías y resistencias que  ha alcanzado al Tercer Milenio que esta presente en diversas regiones y naciones del continente, sobre todo, al sur de Río Bravo: México, Guatemala, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Chile.  La rebeldía zapatista no está en el ayer.   Con esa perspectiva histórica se rebelaron los indios de Chiapas:
 “Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los Insurgentes  (…)
Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de hace más de 70 años encabezada por una camarilla de traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias. (…), son los mismos que se opusieron a la Expropiación Petrolera, son los mismos que masacraron a los trabajadores ferrocarrileros en 1958, y a los estudiantes en 1968, son los mismos que hoy nos quitan todo, absolutamente todo.” (Primera Declaración de la Selva Lacandona, 1993)
Como sabemos, el levantamiento de los indígenas zapatistas del EZLN mostró un rostro diferente al que Carlos Salinas y su banda de neoliberales habían proyectado y vendido al mundo: la mentira de un México primermundista. Con las armas en la mano, los pobres entre los pobres hicieron añicos el proyecto político neoliberal y lo que quedaba del Grupo Compacto de Carlos Salinas de Gortari. En el terreno político militar evidenció la errática política de inteligencia una vez que el salinato decretó que los movimientos armados revolucionarios no representaban un peligro para México (Miguel  de la Madrid, 1982-1988.Difunto hoy 01-04-12). Dicho de otra manera, que la Guerra Sucia desatada en la década de 1960 - que cobró su mayor auge y brutalidad en la década de 1970 con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez -, había sido exitosa.
Vamos, la pretensión de Salinas era mostrar al mundo la fachada de un México próspero, en paz y digno de estar en el Primer Mundo asociado con Canadá y los Estados Unidos, la primera potencia económica y militar en el planeta.
La leyenda de David y Goliat se materializó en Chiapas. Una piedrita lanzada por la honda zapatista hizo pedazos el enorme cristal del escaparate del gigantito de Gortari. El hombrecito que se soñaba como presidente de la Organización Mundial del Comercio (OMC), fue a parar en San Bernabé,  un barrio pobre de la orillada de Monterrey donde inició una “huelga de hambre” que concluyó en 36 horas para después exiliarse en Dublín. Era un repliegue estratégico. Otra isla, Cuba, sería su base de operaciones para crear las condiciones favorables y necesarias que, con el tiempo y un ganchito, lo harían retornar fuerte, con fuerza y con candidato a México.
El levantamiento indígena evitó que Salinas reventara la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y el golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Otra piedrita en el zapato que no le permitía tener el control absoluto en la rama estratégica de producción de energía (electricidad y petróleo). La empresa y el sindicato era obstáculo para su proyecto privatizador. Como recordarán, el  Sindicato Único de Trabadores Electricistas República Mexicana (SUTERM) había quedado bajo el control del charrísimo charro La GüeraRodríguez Alcaíne una vez que fue derrotada la Corriente Demócrática de Galvány, que al inicio de su sexenio, Salinas eliminó al charrote  Joaquín Hernández Galicia,  La Quina, líder charro y secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) e impuso al lamebotas de Carlos Romero Deschamps. En un alarde de fuerza, Salinas utilizó al Ejército federal para detener a La Quina. Fue acusado de “posesión ilegal de armas” y sentenciado a 35 años de prisión. En 1997 fue amnistiado por Zedillo.
Después de 1968, no se había realizado en el país un debate político como el que provocó la rebelión zapatista de 1994. La tormenta agitó las aguas de la política y a la clase política. Algunas demasiado turbias. Los debates fueron serios, mediocres, descabellados y/o estúpidos, por ejemplo, la ultra en la izquierda acuñó en concepto de los “reformistas armados” y se lo colgó al EZLN. En él participaron los multicolores arco iris políticos, algunos bastante sombríos, que iban de las ultra en  la derecha y la izquierda, matizado por los intermedios de los partidos políticos y los movimientos sociales de las izquierdas, de las fuerzas democráticas y progresistas en los ámbitos rural y urbano; por los movimientos indígenas, de las iglesias y algunos sindicatos. No se diga entre las y los intelectuales. Desató también, un amplio movimiento popular que se vistió - o lo vistieron -, de Sociedad Civil. Ahí estaba buena parte de la “reserva moral”, gente buena y generosa que se movilizó para detener la guerra… y lo logró.     
Después de la coyuntura de 1988 y del fraude salinista, el levantamiento zapatista había puesto sobre la mesa la posibilidad de que el partido de Estado, el PRI, perdiera las elecciones federales en 1994. Los más optimistas presagiaron, incluso,  la desaparición del tricolor. Esa posibilidad movió los intereses y aspiraciones del abanico de las fuerzas políticas partidarias o no. Se abría, también, la posibilidad de una gran alianza de las fuerzas de izquierda, las democráticas y progresistas que disputara con fuerza el poder político en México. Cuauhtemoc Cárdenas con el peso del Tata y el proyecto del  “nacionalismo y revolucionario” era el mejor de los candidatos.
Marcos jugaba con lo propio en ese re-juego de fuerzas: “Nos juntemos. Saquemos al mal gobierno y luego nos damos entre nosotros… pero no se olviden que nosotros tenemos las armas.” Para los dichos de la ultra el Sub mostraba su AR-15 y decía: “Para ultra…, nosotros.”  El escenario que Marcos había montado para los encuentros con los arcoiris de las izquierdas y la sociedad era una lomita ubicada muy cerca del poblado La Garrucha.Una manta que recibía a la raza rezaba: “Bienvenidos a este rincón digno de la Patria”. Estaba en marcha la creación de las mejores condiciones para la celebración de una Convención en un Aguascalientes camuflajeado de navío  en la Selva Lacandona.
Sin embargo, las fuerzas de la reacción también estaban activas, movilizadas. Las condiciones para mantener al Ejército federal (EF) fuera de sus cuarteles eran óptimas. Era vital para el sistema político mexicano el replanteamiento y reelaboración de la política de seguridad nacional y el diseño de la estrategia contrainsurgente política y militar , al menos, para el sureste mexicano y, en principio, para neutralizar y aislar al EZLN: militarización, creación de una red de espías infiltrados en todos los ámbitos sociales locales, presencia policiaca, creación de asociaciones campesinas como el CEOIC, golpeadoras como la de los ganaderos o la de los Auténticos Coletos, división en las organizaciones como en la Aric Unión de Uniones y atenuar la beligerancia con la atención a las demandas sociales, el establecimiento de programas de emergencia, la derrama de recursos y la corrupción de liderazgos.
Después de la acción militar, una de las primeras medidas políticas fue “dialogar con los con los movimientos sociales”. Para ello, el gobierno de Salinas envió a Carlos Rojas de la SEDESOL y creó una comisión integrada por tres chiapanecos: el priísta Eduardo Robledo Rincón, el antropólogo Andrés Fábregas y el escritor Eraclio Zepeda. Como la raza es cabrona, esa comisión pronto se ganó el mote de “Los tres cochinitos”.
La segunda fue agitar a la reacción. Con la presencia del  EF en las cabeceras municipales creció la beligerancia y las acciones de los ganaderos en Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas, liderados por Jorge Constantino Kanter. En Altamirano las Hijas de la Caridad de San Vicente Paul fueron asediadas, agredidas y amenazadas de muerte. Exigían su salida del municipio. Las religiosas resistieron valientemente. En San Cristóbal los Auténticos Coletos encabezados por el priísta Lescieur Talavera y las huestes de tradición panista  organizaron movilizaciones atacando principalmente al obispo. La casa obispal fue blanco del repudio coleto y de huevos que mancharon sus paredes.
Una tercera fue la infiltración y operación de orejas y policías encubiertos que se movían como “periodistas”, “activistas” y ONGs. Por ejemplo, El Comején me contóque: “En el 94, los grupos de jóvenes solidarios se organizaban para rentar una casa en San Cristóbal pa’no gastar tanto en hospedaje, sin saber que los habían infiltrado. En una de esas casas se descubrió un sobre con fotografías y datos de los ocupantes que un joven infiltrado había tomado.” Los orejas se movían en todos los ámbitos.
En la campaña de aislamiento participó el priísta y gobernador sustituto Javier López Moreno. Por instrucciones del presidente, el 22 de marzo de 1994, llevó a una delegación de dirigentes campesinos e indígenas para entrevistarse con Carlos Salinas en Los Pinos. En la “foto del recuerdo” aparecen: Andrés Gómez de la OTEZ, Javier López Moreno, Salinas, Domingo López, Mateo y El Chaparrito del CRIACH, Antonio Terán de la SCOPNUR, Marcelino del PRD, Antonio Navajas y Margarito Ruiz, indistintamente, de la CIOAC-FIPI-ANIPA-PRD, el difunto Sebastian de la OMIECH, Oscar de León de la UNAL y ocho personas más que no identifico. El avión de la presidencia en el que fueron trasladados había sido bautizado con el nombre de… Emiliano Zapata.    
En el terreno político electoral el Gobierno Federal había tomado sus providencias. Para  las elecciones federales del 21 de agosto de 1994. El indio tzeltal Lázaro Hernández, exjefe zapatista, ex líder de la Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC) Unión de Uniones y ex tuhunel (servidor) de tuhuneles de la misión de Ocosingo, fue candidato a diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Su suplente fue el mestizo y beligerante ganadero Jorge Constantino Kanter. (El Ejército federal le había ofrecido entrenar y armar a los ganaderos para enfrentar a los zapatistas). En suma, era la continuidad de la guerra en Chiapas por otros medios: la movilización de actores antizapatistas, indígenas o no, y el deslinde de grupos indígenas con el zapatismo. En el ámbito electoral, el estado fortaleció una simbólica alianza de dos actores en apariencia antagónicos: indios y mestizos priístas. Estaban en marcha, también, los preparativos para la creación de grupos paramilitares.
“A mediados de 1994, el Ejército federal contaba con autorización presidencial para instituir equipos militares encargados de promover grupos armados en las áreas conflictivas de Chiapas. Se trataba de preparar a personal indígena local para ‘resistir’ al EZLN. Además, un cable enviado por la agregaduría de Defensa de Estados Unidos en México a la jefatura de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), instancia del Pentágono, fechado el 4 de mayo de 1999, afirma que ‘durante la masacre de Acteal de 1997’, oficiales de inteligencia del Ejército estaban involucrados en supervisar a los grupos armados en los Altos de Chiapas”. También crearon una red clandestina de “equipos de inteligencia humana” con el fin de infiltrar comunidades indígenas para identificar a “simpatizantes zapatistas”. Fueron esos equipos los que promovieron los grupos paramilitares antizapatistas que contaron con la “capacitación” y protección de las autoridades de seguridad pública y de las unidades castrenses en la región.”  (La Jornada, 21 de agosto 2009)
Al parecer, el abanico las formaciones revolucionarias  político militares en México se sintieron interpeladas por el levantamiento zapatista y también incursionaron en la Selva Lacandona. Se dice que llegaron a proponer la creación de una Coordinadora Nacional Guerrillera a lo cual el jefe militar del EZLN respondió, algo así: “En un ejército debe haber sólo un mando. Dado el caso, nosotros tendríamos  el mando.” En esa respuesta había una claridad y decisión militar a una propuesta nada menor. Ustedes podrán imaginar cual fue la respuesta de esa delegación guerrillera. El hecho es que el 18 de mayo de 1994, esas agrupaciones guerrilleras fundaron el Ejército Popular Revolucionario y más tarde, el 1 de mayo de 1996, el Partido Democrático Popular Revolucionario. El 3 de junio de 1994, el EZLN comunicó:
 “Segundo. El EZLN declara que no tiene relación ni liga alguna con la organización Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo. El EZLN nunca ha tenido contacto con el PROCUP ni es parte de su estructura ni tiene nada que ver con él. Las aportaciones económicas recibidas por el PROCUP no son, de manera alguna, para el EZLN.”
La primera  aparición pública del EPR fue el 28 de junio de 1996, aniversario de la matanza de campesinos y copreros en el vado de Aguas Blancas. Cuauhtemoc Cárdenas se apresuró en descalificar a ese acto político militar tildándolo de “pantomima”. Por su parte, un jefe político militar del EPR, en entrevista, afirmó irónico: “lo único que nos hace falta en nuestras filas es alguien que escriba poesía”.
En el comunicado arriba citado el EZLN también hace referencia a la campaña de PT:
Tercero. En varios municipios del estado de Chiapas, militantes de la organización llamada Partido del Trabajo tratan de convencer a los campesinos que voten por el Partido del Trabajo en las próximas elecciones de agosto argumentando que tiene, el PT, contacto con el EZLN y que "hay acuerdo con el subcomandante insurgente Marcos" para apoyar al Partido del Trabajo en agosto.
Cuarto. El EZLN declara que no ha tenido relación ni trato alguno con el llamado Partido del Trabajo, nunca se han reunido dirigentes del Partido del Trabajo con el subcomandante insurgente Marcos ni con miembros del CCRI-CG del EZLN. No apoyamos al Partido del Trabajo en las próximas elecciones de agosto.”
Por su parte, militantes del PRD  habían arribado a Chiapas en “plan de pesca”. Martín Longoria y Mario Saucedo llegaron a las oficinas de Tiempo a proponerme una candidatura plurinominal. De esas que siempre se “ganan”. ¡Carajo! Me había pasado la vida con una postura en contra de las elecciones. Martín lo sabía. Estábamos en guerra y los partidos pensando en la lista de sus candidatos. Me imagino lo estúpido que me he de haber visto tratando de explicarles algo que era tan obvio.  Luego se la ofrecieron al querido Cachetes. Entusiasmado le fue a consultar a Marcos y regresó con sus cajas destempladas. Al final Martín se hizo diputado. Mis viejos compañeros maoístas me regañaron por no haber aceptado. Su discurso era muy chistoso: “No sabes lo importante que sería una fracción zapatista en el Congreso. ¿Qué no recuerdas el papel de los bolcheviques en La Duma?” Como pueden ver, brillaban sus argumentos. Martín era insistente. Poco antes de la CND,  llegó a Chiltak con el ex priísta Porfirio Muñoz Ledo y ex Secretario del Trabajo de Luis Echeverría Álvarez. Aquel cabrón que ordenó desalojarnos del Zócalo capitalino con la fuerza del cuerpo de granaderos cuando  con el Frente Popular Independiente (FPI) los estudiantes nos movilizamos junto con obreros y colonos (1973). Muñoz Ledo recibió a una comisión del FPI en Palacio Nacional  para remitirnos a la creación de una fuerza política… Al desgraciado poco le importaban las demandas obrero populares.  Dos décadas después llegaba a Chiltak a “ofrecer su apoyo e intervención”. ¡Ándale pendejo. Ahora es cuando! Le dijimos que nadie le había llamado, que nadie le había pedido nada. Creyéndonos estúpidos insistió: “Díganme qué es lo que necesitan”. A sus espaldas, un compañero nos hizo el favor de escribir en el pizarrón de Chiltak: “Muñoz Ledo no está convocado”, el ex priísta volteó, leyó el mensaje… y fin de la entrevista.  Diez y ocho años después les puedo preguntar: ¿Pa’qué putas han servido los diputados y senadores de las “izquierdas” en el Congreso? ¿De que putas sirvió la diputación de Martín? ¡Pa’vendita la cosa!  ¿Recuerdan la mierda de Ley Indígena que los diputados aprobaron en el 2000?  
   En contraste, mujeres y hombres jóvenes organizaron numerosas caravanas con ayuda humanitaria. Llevaban a las comunidades zapatistas comida, ropa y medicinas. Una de ellas era la “Ricardo Pozas”. Caravanas que fueron asediadas en las cabeceras municipales por la población antizapatista y hostigadas en los retenes del Ejército federal.  Pero también, llegaba de todo de la Ciudad. Marcos hacía reclamos irónicos por las zapatillas y vestidos de quinceañeras que llegaban a la selva. Recuerdo cientos de cajas de sopa instantánea Maruchan que llegó a la selva. ¿Mercadotecnia como la que usó la Coca Colaen los frentes de la II Guerra Mundial? No sé. Lo que si sé es que esas sopas, igual que la Coca Cola, se consumen, a pasto, entre los pobres indígenas y no de las zonas urbanas y rurales de Chiapas. Productos que  favorecen a los altos índices de diabetes. Dramático es ver a una madre indígena dando de beber un biberón con Coca Cola a su bebé en el parque de San Cristóbal.
En febrero y marzo el tema candente de inteligencia era identificar a Marcos. También lo era para los diarios y periodistas. Para Marcos era, como evadir el tema. Lo de su identidad era cuestión de tiempo después de tanto rastro dejado en el camino. Como dicen por acá, “como las culebras, dejaba rastro con cada cambio de piel”. La inteligencia zapatistas también se movía. A Javier checaba  lo que pasaba en Chiltak.
Pero… y los intelectuales ¿qué? Igual que los periodistas. En la competencia para publicar el primer libro. (A Marcos también le interesaba encontrar quién escribiera “la historia de este ejército”). Los intelectuales no se hicieron esperar. Llegaron de todas las latitudes y en un tris se convirtieron en “chiapanecólogos”. Empezaron a escribir sobre Chiapas y la rebelión provocando el malestar de los científicos sociales e intelectuales con una larga trayectoria de estudios en Chiapas… estudios y trayectoria que, por lo general y salvando honrosas excepciones, no pasaba del escaparate de sus instituciones, del gremio… productos para el autoconsumo… para justificar el gasto… sin impacto en su entorno y sin olérselas de lo que se estaba preparando en la selva.
Recuerdo a Julio Moguel con sus estudios agrarios bajo el brazo, a Carlos Tello Díaz y sus intenciones de entrevistar a Marcos, la llegada de  la Poniatowska a la Chiltak, al enviado de ANDSA que hasta entonces me pagó 30 dólares que me debían desde 1993, o  Aída Hernández que entró a la selva con los chiltakeros con la pretensión de hacer video entrevistas a mujeres zapatistas. De ida, la pretenciosa antropóloga desbordaba entusiasmo, valoraba positivamente los objetivos de la CND. Llegamos a La Garrucha esperamos… y nada. Llegó la hora de la comida… y nada. A un niño zapatista le regalé un sangüiche. Cuando vine a ver había tirado la rebanada de jamón debajo del vochín. Seguramente lo abrió, vio la madre esa,  la tocó y eso bastó pa’ mandarla, con asco, a la chingada… y nada que le respondían a la antropóloga que desesperada preguntaba - como si supiéramos -, qué pasaba. Nada nuevo para los chiltakeros. Por fin llegó de La Garruchaun rotundo… ¡No! ¡Uta madre! No lo hubiera hecho el Sub. La antropóloga salió indignada y mentando padres. Nosotros tuvimos que soportar los reclamos de la estudiosa buena parte del trayecto de regreso.         
 
Y a lo mejor le seguimos con eso de la “Mecánica Nacional”. ¿Recuerdan la peli?
 
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