ALCA: Estados Unidos presiona a "sus amigos"

13/10/2003
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Colombia, Perú y Ecuador cedieron a las presiones de Washington y anunciaron que se retiraban del Grupo de los 21 que en la pasada reunión de la Organización Mundial de Comercio en Cancún mantuvo una posición firme con relación a los países ricos que pretendían imponer nuevas negociaciones en inversiones, facilitación del comercio y compras gubernamentales, sin ceder un ápice en el tema de los subsidios agrícolas.

 

Tras conocerse el fracaso de Cancún, Estados Unidos a la vez que amenazaba sancionar a los países que no adherían a sus posiciones, anunciaba que concentraría sus esfuerzos en impulsar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, ALCA, y los tratados bilaterales. Su objetivo, paralelamente, era –y es– desbaratar e impedir que el Grupo de los 21, liderado por Brasil, se consolide como bloque. Para este 10 de octubre estaba prevista un encuentro del G-21 en Buenos Aires que debía dar continuidad a la posición mantenida en la OMC.

 

Para conseguir sus propósitos, varios voceros de la administración Bush intensificaron las presiones sobre los gobiernos "amigos" y trataron de influir sobre los indecisos. El pasado 16 de septiembre, el Presidente de la Comisión de Finanzas del Senado de Estados Unidos, Chuck Grassley, afirmó que Colombia, por su participación en el G-21, "no merece un acceso especial a los mercados de Estados Unidos". Posteriormente, el negociador comercial de los Estados Unidos, Robert Zoellick, se desplazó a Costa Rica y presionó abiertamente para que el país se salga del Grupo de los 21, amenazando, además, con dejarlo fuera del Tratado de Libre Comercio Centroamérica-EE.UU., conocido como CAFTA, si no abre las telecomunicaciones a las inversiones extranjeras.

 

Ofensiva brasileña

 

Como contrapartida a la política norteamericana, el gobierno de Ignacio Lula da Silva ha venido desplegando esfuerzos para revitalizar el MERCOSUR y adicionalmente consolidar un bloque sudamericano para hacer un contrapeso a Estados Unidos y Canadá, y negociar en mejores condiciones tanto en el ALCA como en la OMC. A esta política responde su acercamiento a Venezuela y Colombia y la firma de un tratado bilateral con Perú.

 

Los esfuerzos de Brasil, sin embargo, de poco valieron. El gobierno de Álvaro Uribe decidió retirar a Colombia del G-21 para no poner "en peligro el acuerdo bilateral de comercio que negocia con Estados Unidos". "La conducta del gobierno colombiano es inaceptable pues al tiempo que endurece las discrepancias con otros países en desarrollo y con la Comunidad Andina que requieren acuerdos mínimos y un frente común en las negociaciones internacionales, acata sumisamente las presiones norteamericanas", señaló la Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA.

 

Presionado por sectores empresariales que también pretenden alcanzar un acuerdo bilateral con Estados Unidos, Perú también se retiró del G-21. La posición de Toledo fue duramente criticada por sectores progresistas. "El gobierno ha descartado cualquier pretensión de autonomía y soberanía en nuestra política comercial, hipotecando el futuro de su desarrollo y comercio internacional a la buena voluntad del amo estadounidense", dijo el diputado Javier Diez Canseco.

 

El 9 de octubre Ecuador también dio a conocer su salida "temporal" del grupo, tanto porque el gobierno de Lucio Gutiérrez aspira a negociar un acuerdo bilateral con Estados Unidos, su principal socio comercial, como para bajar "la tensión que surgió entre Brasil y EE.UU." luego de Cancún, según el Ministro encargado de Comercio Exterior, Christian Espinoza.

 

La vieja práctica del "divide y vencerás", sin embargo, no le está dando los resultados que espera Estados Unidos pues la reunión del Comité de Negociaciones del ALCA efectuada en Puerto España, Trinidad y Tobago, culminó con los mismos problemas que hicieron fracasar la reunión de la OMC en Cancún: Estados Unidos y Canadá se negaron a debatir el tema de las subvenciones agrícolas y propusieron que éste debe ser analizado en el marco de la OMC. En respuesta a ello, los países del MERCOSUR señalaron que hacia la OMC también se debe derivar la discusión sobre la liberación de los servicios y las reglas de protección a las inversiones extranjeras, aspectos que interesan sobre todo a los países ricos.

 

Publicado en América Latina en Movimiento # 376 (ALAI), p. 9, 14-10-2003, Quito

 

 

 

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