Presencia africana en América y el Caribe
12/05/2012
- Opinión
La contribución espiritual fue y es un factor esencial de los africanos y sus descendientes, no es “brujería”, es la trascendencia donde todos los africanos coinciden: la ancestralidad
El terrible proceso conocido como trata de negrera, que desangró el vientre de África por casi cinco siglos, tuvo dos resultados trágicos y un proceso de cultura de resistencia. Primero, desde el punto de vista económico, la trata negrera, desestructuró un proceso de desarrollo económico que la África subsahariana venía experimentando con sus propias tecnologías cónsonas con la naturaleza, lo cual le permitía una sostenibilidad con capacidad para la sustentabilidad de reinados como Kongo Dia Ntotela, que iba desde la actual Angola hasta Camerún, así también con la realeza Keita y la primera universidad en Tombuctú, el extraordinario cultivo del arroz en Gambia, el excelente trabajo en bronce de Benín (Nigeria). Esos indicadores de desarrollo fueron truncados por la superioridad militar de los europeos, con complicidad de la iglesia católica, apostólica y romana al invadir a estos territorios en búsqueda del mineral más preciado de ese entonces: la fuerza de trabajo y las inteligencias de los africanos subsaharianos con el fin de repoblar las Américas, ante el exterminio de millones de indígenas, y construir las economías del mal llamado nuevo mundo.
El terrible proceso conocido como trata de negrera, que desangró el vientre de África por casi cinco siglos, tuvo dos resultados trágicos y un proceso de cultura de resistencia. Primero, desde el punto de vista económico, la trata negrera, desestructuró un proceso de desarrollo económico que la África subsahariana venía experimentando con sus propias tecnologías cónsonas con la naturaleza, lo cual le permitía una sostenibilidad con capacidad para la sustentabilidad de reinados como Kongo Dia Ntotela, que iba desde la actual Angola hasta Camerún, así también con la realeza Keita y la primera universidad en Tombuctú, el extraordinario cultivo del arroz en Gambia, el excelente trabajo en bronce de Benín (Nigeria). Esos indicadores de desarrollo fueron truncados por la superioridad militar de los europeos, con complicidad de la iglesia católica, apostólica y romana al invadir a estos territorios en búsqueda del mineral más preciado de ese entonces: la fuerza de trabajo y las inteligencias de los africanos subsaharianos con el fin de repoblar las Américas, ante el exterminio de millones de indígenas, y construir las economías del mal llamado nuevo mundo.
Justificando un crimen
Segundo, como consecuencia de la trata negrera, se intentó justificar este crimen de lesa humanidad desde cuatro perspectivas ideológicas complementarias con fines de explotación humana:
A- La justificación del desprecio religioso africano, estuvo determinada por la iglesia católica, apostólica y romana al expresar que los seres humanos de África no tenían alma, que adoraban los fenómenos naturales y el cosmos, por lo tanto eran “fetichistas” que estaban más cercano al mismo demonio que al Dios occidental y que la única manera de sacarle el diablo del cuerpo era despojarles las malas energías con el trabajo forzado, cambiarles sus nombres originales, sus espiritualidades hasta convertirlos en bueno cristianos.
B- La perspectiva biológica, que se dio como resultado al medir el maxilar inferior de un hombre africano y su comparación con el maxilar inferior de un gorila, que les permitió a los europeos proclamar que el africano era más próximo a un gorila, a un macaco que al hombre europeo.
C- La argumentación intelectual, sustentada entre otros por Hegel, Kant, Hume, al decir que la inteligencia de un ser africano de 30 años equivalía a la inteligencia de un niño de cinco años
D-Por ultimo la justificación jurídica, elaborado por Jean Baptista Colbert, francés, a finales del siglo XVII, al decir que el hombre africano debía verse como un “negro” un “mueble”, como un instrumento de producción sujeto al amo.
Estas cuatro aberrantes justificaciones fueron aplicadas durante cinco siglos a las y los africanos y sus descendientes en las Américas y el Caribe, de ahí el surgimiento del racismo y la discriminación racial contemporáneas.
Cultura de Resistencia
Si bien es cierto que la trata negrera, el sistema esclavista, las justificaciones denigrantes de la humanidad del africano y sus descendientes fue, y aun hoy siguen siendo unas constantes en las Américas y el Caribe, también es importante destacar que la cultura de resistencia, fue un factor esencial y de dignidad para que las diferentes civilizaciones africanas pudieran preservar, crear e innovar en los diferentes espacios que les correspondió vivir. Esa cultura de resistencia fue un mínimo común a las civilizaciones en el exilio forzado como la Yoruba-Efik-Efok (Nigeria), Ewe-Fon (Benin), Fanti Ashanti (Ghana), Mandinga (Mali), Kongo (Angola,Congo Brazaville, República Democrática del Congo), entre otras, que les permitió sobrevivir al calvario de la esclavitud y la exclusión.
Poco se ha escrito de las contribuciones morales y políticas de los africanos de esas civilizaciones que fueron transformados en sus mayorías en “máquinas de trabajo” en las plantaciones de caña de azúcar, minas y haciendas de cacao. Fantis, Ashanti, Mandingas, Yoruba y Congo dieron las primeras contribuciones para oponerse a la esclavitud y al sistema colonial. El punto de mayor ebullición triunfante fue la rebelión haitiana, encabezada por un digno descendiente de Allada, República de Benin, su nombre original era DOOPA Diddier pero los franceses le colocaron el nombre de Touissaunt Louverture. Así podemos encontrar al Congoles-Angolano Zumbi de Palmares, en Brasil, construyendo el espacio libre de esclavitud a finales del siglo XVII llamado Quilombo de Palmares, una mujer africana vibrante en la diáspora fue la Ashanti Nanny que en Jamaica creó un ejército para enfrentarse contra la esclavitud del colonialismo inglés.
Esa diáspora moral y política, poco estudiada, tenía como anclaje la espiritualidad y la cultura, factores que les permitieron resistir creativamente durante quinientos años. La contribución espiritual fue y es un factor esencial de los africanos y sus descendientes, no es “brujería”, es la trascendencia donde todos los africanos coinciden: la ancestralidad….. expresada en que “los muertos no están muertos” el alma permanece mas allá de su habita en el cuerpo físico. De los Yoruba tenemos la Regla de Ocha, o religión de los orishas, con su sistema de adivinación de IFA (Cuba, Islas Vírgenes, Trinidad y Tobago, Brasil), en estas espiritualidades el “Ashe”….el “egun gun”. De los Ewe-Fon tenemos el Vudu (Haiti, New Orleans), de los Congos las espirituales Regla de Palo mayombe, Briyumba, Kimbiza y Umbanda y Kimbanda (Brasil, Uruguay, Argentina), así como la Kumina (Jamaica).
La diversidad cultural en sus procesos de resistencia, creación e innovación es una continuidad a través de las células rítmicas primigenias trasladadas en las bodegas de los barcos negreros, preservadas en las plantaciones, recreadas en los espacios religiosos y festivos e innovadas al calor de los cruces rítmicos intrafricanos y sus conexiones con la música occidental e indígenas de las Américas y el Caribe.
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