Obama: un presidente imperialista más en política exterior y derechos humanos

25/06/2012
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En noviembre próximo, muchos ciudadanos estadounidenses cansados del carácter imperial de su país, dominado por la élite de los grandes millonarios, dudarán mucho si votar por el Presidente Obama o no votar. Jamás pensarían en hacerlo por los Republicanos, un partido que no cree en la democracia, ni interna ni externa; pero no ven mucha diferencia entre estos y Obama. De hecho, en política exterior y derechos humanos, el presidente ha resultado ser tan imperialista como los Republicanos y tan “pragmático” como los que defienden la tortura y el asesinato.
 
Lamentablemente, Obama tiene el triste privilegio de no haber hecho nada frente al rompimiento de la democracia en América Latina. No solamente permitió que se diera el golpe de estado en Honduras, y que se sumiera con ello a dicho país en una espiral represiva, sino que ha salido a luz la participación de los Estados Unidos en dicho golpe y en la violencia actual que castiga al pueblo hondureño, vía su base militar, para preservar los intereses de las clases adineradas y las empresas multinacionales.
 
Hoy, Obama deja transcurrir el golpe de estado en Paraguay y se apresta a hacer grandes negocios con la corrupta clase política de dicho país para promover las empresas depredadoras de nuestros recursos, como la Monsanto, y bloquear, con el concurso de sus bases militares, las aspiraciones de cambio que se empujan en otros países de Sudamérica. Así, Obama corre el riesgo de sumar su nombre al de la historia de figuras estadounidenses despreciadas en la región, como Nixon, Kissinger, Reagan, Bush padre y Bush hijo.
 
Tampoco en materia de derechos humanos el récord de Obama es positivo. La base de Guantánamo, territorio que hace años debió haber sido devuelto a Cuba, su legítimo dueño, sigue siendo centro de tratamiento inhumano y denegación de justicia para docenas de seres humanos a quienes se les niega esta condición. La autorización presidencial a la CIA y fuerzas especiales para ejecutar, sin juicio alguno, a los sospechosos de ser “terroristas”, sigue en efecto, en violación de las normas del derecho internacional humanitario, al igual que las desapariciones forzadas, cárceles clandestinas y asesinatos encubiertos.
 
Los aviones no piloteados que matan por igual a sospechosos de terrorismo y a civiles inocentes siguen violando la soberanía de terceros países y el derecho humano a la vida y la seguridad personal de miles de personas.Obama no distingue que las operaciones de estos aviones, que en la práctica caen en la categoría de “crímenes de guerra”, no se diferencian en absoluto de los aviones que destruyeron las torres gemelas en Nueva York y parte del Pentágono. Adicionalmente, “escuadrones de la muerte” creados por la CIA se encargan de incrementar el terror en Siria y operan en otras regiones del mundo.
 
Por estas razones y por otras muchas --desde la inacción para frenar la xenofobia y el racismo y la falta de determinación para actuar con humanidad frente a la inmigración indocumentada, hasta la falta de coraje para defender la reforma de la salud y aprobar necesarios impuestos a los grandes ricos—mucha gente de buena voluntad se siente frustrada y desanimada frente a las elecciones de noviembre y muy reacia a dar su apoyo a Obama.
 
 A título personal, creo que a pesar de esta muy negativa imagen de Obama y del Partido Demócrata, los Estados Unidos y el mundo entero llegarían a estar mucho peor de caer en las manos de los Republicanos. Por ello, estoy convencido de que ha llegado el momento de generar un tercer partido, a la izquierda de los Demócratas, que mueva el fiel de la balanza a una posición más consecuente con las grandes mayorías estadounidenses y mundiales.
 
En noviembre, esta nueva fuerza debe garantizar que los Republicanos pierdan, no solamente el Ejecutivo sino las dos cámaras del Congreso. En  adelante, sin embargo, el objetivo será modificar la correlación política y caminar en la dirección correcta: a favor de la Humanidad. En política, es tiempo  ya de que los Estados Unidos transiten del siglo XIX, en el que se quedaron anclados en las opciones de los conservadores y de los liberales, al siglo XXI, abriéndose a una democracia real y participativa.
 
Santiago de Chile, 26 de julio de 2012
 
- Raúl Molina Mejía, Secretario de Relaciones Internacionales de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG)
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