El contrapunto entre el gobierno de Gutiérrez y la Conaie

16/02/2004
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El presidente Gutiérrez cuenta a favor suyo con la legalidad de su elección, pero esto no basta para exhibir ante el país y el mundo, con legitimidad y por encima de toda sospecha, las características de dignidad nacional y de integridad ética que reclama tan alta investidura. La política no solo se fundamenta en una concepción consensuada del poder y la autoridad, sino, además, en una determinada filosofía de la realidad. La de Gutiérrez, quien hizo en su campaña promesas que aún no las cumple, se resume en una actitud incondicional frente a los dictados del Fondo Monetario Internacional, cuya acción está orientada por la de hegemonía mundial del gobierno de los Estados Unidos. Los propósitos neoliberales se evidencian en el país a través de la nefasta política petrolera que mantiene militarizado el territorio de Sara Yaku y amenaza la destrucción de vastas zonas de la Amazonia. La perniciosa presencia de los factores del neoliberalismo en el Ecuador es rechazada por los movimientos sociales. De estos el que con más fuerza gravita en la política nacional es el liderado por la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador). Y es sobre este punto que se revela claramente el verdadero pensamiento y las intenciones del gobernante, quien desde el comienzo de su administración se empeñó en captar y dividir a la organización indígena. Se podría objetar, y con razón, que el movimiento indígena no solo muestra logros importantes sino también desafortunados errores como el de haber apoyado junto con Pachakutik al coronel Gutiérrez. Sin embargo, hay que reconocer que las organizaciones indígenas han asumido su enojosa equivocación, han retomado su verdadera orientación y su sentido de lucha y mantienen su propia percepción y apreciación de los acontecimientos del país. En el gobierno de Gutiérrez se ha concentrado el poder en un reducido círculo constituido por familiares y por militares, policías y conmilitones de Sociedad Patriótica, que en más de un caso han resultado ser personajes de reputación moral reprochable y de merecimientos intelectuales y profesionales bastante dudosos. A raíz de los varios atentados con armas de fuego (incluyendo a Leonidas Iza, presidente de la Conaie), de las amenazas a periodistas que critican la política errada del gobierno, del acoso constante a Radio La Luna, del traslado del torturador argentino Suárez Mazón desde su domicilio al lugar del festejo de cumpleaños en Buenos Aires por el embajador ecuatoriano en Argentina, de la maniobra política de los altos mandos del ejército para que el Congreso le levante la inmunidad parlamentaria al diputado Haro por haber denunciado actos de corrupción en los que aparecen comprometidos algunos altos oficiales, se ha creado la opinión generalizada de que el gobierno de Gutiérrez es la fuente de origen todos estos funestos acontecimientos. Ahora, mientras su régimen mantiene al país en una situación de incertidumbre, sube el tono de la acusación al manejo del gobierno por parte de amplios sectores sociales, el Presidente se muestra conciliador y hasta arrepentido de su degradada política, pero ya es tarde: el país entero percibe el trasfondo de falsedad que subyace en su discurso y nadie cree en la palabra del mandatario. Por su parte, la Conaie, obedeciendo a una decisión colectiva de sus bases, ha decretado varias movilizaciones que se irán incrementando gradualmente para rechazar la violencia y demostrar que en nuestro país aún existe dignidad.
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