La invasión militar a Cuba, carta para una peleada reelección de Bush

27/02/2004
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Como ha sido ampliamente difundido en la prensa internacional, Fidel Castro acusó a EUA de tener planes para asesinarlo como parte de los planes para “acelerar la transición de régimen”. Con tal objetivo, el presidente Bush conformó en octubre de 2003 la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, la cual es presidida por Colin Powell. Según el Departamento de Estado (DdE), esa Comisión “…acoge con beneplácito… ideas y sugerencias del público para ayudar a identificar y alentar medidas para… desarrollar un plan de asistencia ágil y decisiva a una Cuba posterior a la dictadura.”[1] Se trata de un argumento que es respaldado por varias instituciones del establishment, incluyendo la Agencia de Cooperación Internacional de EUA (Usaid). Las palabras de Andrew Natsios administrador de la Agencia son precisas: "…debemos prepararnos con gran cuidado para la transición (final) de Cuba a la democracia.”[2]

En este contexto el DdE, ha venido indicando que son de gran importancia “las horas, y los días después de la transición".[3] Tal consternación parece sugerir que se está contemplando una transición forzada, rápida y probablemente violenta.

Según una nota del Nuevo Herald que discute sobre las “recetas” que se le sugieren al presidente Bush ante escenarios poco alentadores para las próximas elecciones presidenciales, se suscribe que, “…el presidente debe emprender decisivas acciones… [entre las que está] el súbito derrocamiento --sin anuncios previos y sin apelaciones al Consejo de Seguridad de la ONU-- de un tirano local, digamos Fidel Castro, un par de meses antes de las elecciones, [para] propulsar notablemente la imagen de invencibilidad que ya Bush ha proyectado antes...”[4]

La receta habla por sí misma y de llevarse a cabo seguramente se justificaría en que consiste en una intervención para “llevar la democracia” al pueblo cubano que “sufre de un sistema dictatorial”, “violador de derechos humanos” y “con un arsenal de armas biológicas letales” (así se justificó la masacre a Irak con su hasta ahora inexistente arsenal de armas de destrucción masiva).

Irónicamente, contrasta que sea EUA el que haga tales señalamientos y busque el apoyo de otros países “amigos” cuando se coloca a la cabeza en actividades de terrorismo de Estado y violaciones a los derechos humanos dentro de sus fronteras e internacionalmente (lo que se refleja, por ejemplo, en sus constantes intervenciones militares en el exterior y en su rechazo a la Corte Penal Internacional). De igual modo, se coloca a la vanguardia en la producción y uso de armas convencionales y no convencionales, incluyendo las químico-biológicas (no obstante ha venido boicoteando la ratificación del Tratado Internacional de Armas Biológicas y haciendo uso constante de armas biológicas contra Cuba como parte de una guerra comercial que incluye el embargo).[5]

A contra pelo, a Cuba no se le ha podido demostrar que tenga armas biológicas a pesar de las acusaciones -sin pruebas- de Powell; Frank Taylor (coordinador de antiterrorismo del Departamento de Estado); o de Otto Reich (responsable de América Latina en el Gobierno de EUA). Al contrario, el expresidente Jimmy Carter después de su visita a Cuba retractó tales acusaciones. Gary Speer, comandante del Comando Sur, ha declarado que “…no hay evidencia de que Cuba esté produciendo armas biológicas.” El Center for Defense Information también llevó a cabo una investigación con científicos de la ONU, con total acceso y sin restricción alguna a las instalaciones cubanas, concluyendo de modo similar.[6]

A pesar de lo arriba señalado, una acción militar de EUA contra Cuba bien podría ser una carta ante un escenario electoral dramático y, las señales de su posibilidad las dará el informe de países terroristas que EUA dará a conocer en mayo de este año y en el que seguramente se incluirá de nuevo a Cuba. De ahí que Fidel Castro considere que, “…estamos en un momento de gran peligro.”[7]

Y es que un ataque podría, bajo la lógica militar estadounidense, prestarse para montar un cogobierno en la isla (lidereado por los disidentes cubanos que abiertamente EUA viene apoyando y financiando, por ejemplo recientemente desde la Usaid[8]). Noriega señaló que la transición “puede ocurrir en cualquier momento” y, debe ser cuidada para que “…durante la transición política en Cuba los compinches del régimen no tomen control de los aparatos de seguridad.”[9] De animarse EUA, la masacre de civiles y militares cubanos sería mayor, pero no sólo, si se hiciera un ataque terrestre, también habría que contar “las bajas” estadounidenses que, según cálculos del Departamento de la Defensa durante la crisis de los misiles en 1962, podrían llegar hasta unos 100 mil. Tan sólo un ataque aéreo significaría para el resto de América Latina, en vísperas de la firma del ALCA, que el imperio está dispuesto a radicalizar su proyección policiaco-militar a cualquier costo.

A esto último, considérese que Cuba cuenta ya con la tecnología de perforación profunda para la extracción de petróleo en un contexto en el que las reservas de la zona norte de Cuba –a más mil metros de profundidad- podrían ser, en parte, del tipo lígero, por lo que ya comienzan a perfilarse como las principales reservas en explotación de ese país.[10] A ello, se suma el área económica exclusiva cubana de unos 112, 000 km2 y que seguramente incluye parte de una gran reserva de petróleo marino –si no es que gigante- conocida como “hoyo dona” (ubicada en el noreste del Golfo de México y que “comparten” México y EUA). El hecho de que el embargo prohiba a multinacionales estadounidenses celebrar contratos con Cuba[11] bien podría ser resuelto con una intervención militar que, además de funcional a resolver un plano crítico de reelección de Bush, también facilitaría la “reestructuración” de las reglas del juego, al mismo tiempo que permitiría, en este caso, apropiarse del negocio de esas potenciales reservas en zona marina cubana. En otras palabras, la geopolítica del Caribe desde la confirmación de nuevas reservas de petróleo, viene adquiriendo nuevos tintes, donde las posibilidades de un cambio de régimen en Cuba no suena descabellado, más si los grupos de poder anticastristas de EUA han llegado a solicitar a Bush que "resuelva de una vez por todas" lo que consideran "el problema cubano", ofreciendo a cambio su total apoyo electoral al presidente.[12]

De cualquier modo, el hecho de que la mera sugerencia de atacar a Cuba ya esté circulando llama la atención y preocupa sobre todo, si se toma en cuenta el carácter radicalmente militarista de la administración Bush. Por ello es esencial que la comunidad internacional se informe y de cuenta de la Cuba de la que poco se habla. Me refiero, por ejemplo, a que en general se desconoce que ese país caribeño se coloca por encima de México y Brasil en cuanto a índices de desarrollo humano (según datos de ONU en la posición 52 a nivel mundial[13]) ya que ahí el salario no se mide por su volumen, sino por el poder de compra adquisitivo local. Tampoco se difunde el importante nivel educativo y de servicios médico-sanitarios y de sus programas de ayuda humanitaria a muchos países del Sur y del Norte (incluyendo la ayuda ofrecida a EUA después del 11/09). O, la considerable industria biotecnológica que Cuba ha desarrollado y que se coloca como la más grande del hemisferio y de las más importantes en su área de especialización a nivel mundial (vacunas contra la meningitis B y C, Sida, cáncer, hepatitis B, dengue o mal de chagas, entre otras), colocando como un importante competidor, digamos de EUA. Esto último explicaría que no es casual que, como parte de los “ajustes” al embargo, se haya recientemente añadido la prohibición de editar e incluso publicar textos científicos de procedencia cubana y de otros países terroristas.[14]

* Gian Carlo Delgado Ramos, co-autor con John Saxe-Fernández de Globalización del Terror, Amenaza bioterrorista. (Marinello. Cuba, 2002) * Agencia Periodística del Mercosur (APM) del Centro de Graduados de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)



[5] Véase Saxe-Fernández, John y Delgado-Ramos, Gian Carlo. Globalización del terror, Amenaza bioterrorista. Centro Juan Marinello. Cuba, 2002.

[6] Baker, Glenn. Cuban Biotechnology. Center for Defense Information. Washington, D.C. EUA, 2003.

[7] Castro, Fidel. Discurso de clausura del VI Encuentro Internacional de Economistas. La Habana, Cuba. 13 de febrero de 2004.

[11] Para una audiencia en el senado de EUA sobre los intereses empresariales en Cuba y la barrera que implica el embargo para sus negocios, véase: http://www.house.gov/paul/congrec/congrec2001/cr072601.htm

[13] http://www.undp.org/hdr2003/espanol/pdf/ presskit/HDR03_PKS_HDI.pdf

https://www.alainet.org/es/active/5698
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