Censo y demagogia

20/08/2012
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Es impresionante cómo todo se politiza en el país; lo lamentable es que se arme polémica sobre la base de sofismas y conjeturas alejadas de la realidad que nacen en la mente de algunos estrategas desinformados que, en lugar de apoyar a su causa, terminan desacreditándola.
 
El censo nacional de población, que tanto costó que se realizara este año, es motivo hoy de una polémica que, además de estéril, desnuda la fragilidad de algunos argumentos con los que se pretende deslegitimarlo. Se hace cuestión de Estado por el hecho de que entre las opciones de autoidentificación no figure la palabra ‘mestizo’. De los diez censos que se han efectuado en Bolivia, el de 1900 fue el último en que se utilizó la categoría ‘mestizo’ como identificación racial.
 
En el último Censo Nacional de Población y Vivienda, de 2001, en el punto 49, se preguntó: “¿Se considera perteneciente a algún pueblo originario?”. Las alternativas eran ‘Si’ o ‘No’. El resultado del censo dio como resultado que más de la mitad de los bolivianos se identificó con un pueblo originario. En aquel entonces nadie hizo cuestión de Estado porque (al igual que ahora) no se incluyó la opción de ‘mestizo’. El presidente en esa época era Jorge ‘Tuto’ Quiroga, y en la cabeza de nadie podría pasar que él fuera indigenista. En 1992 y en 1976 (dictadura de Banzer) tampoco se hizo esta pregunta. En 2001 tampoco (por primera vez en la historia de los censos) se incluyeron preguntas sobre religión, y nadie se rasgó las vestiduras.
 
En el caso del ‘mestizaje’ (que es definitivamente una categoría biológica implantada en la época de la Colonia) no se puede hablar de identidad cultural. ¿Qué de común tiene un mestizo potosino con un mestizo beniano? ¿Qué cultura en común tiene un chuquisaqueño con un pandino? En realidad, la única diferencia con el último censo es que se incluirá, este año, la pregunta de si el encuestado se identifica con alguno de los pueblos originarios reconocidos en la Constitución, y la alternativa a esa pregunta, al igual que en 2001, será el ‘No’.
 
La consulta sobre religión, al igual que en 2001, ha quedado excluida de las preguntas. La razón técnica es que el censo sirve para proyectar políticas públicas, y la religión es un tema de conciencia. Nos parece exagerado que esta exclusión signifique una conspiración contra la Iglesia o algo parecido, como algunos enfebrecidos opositores suponen. Pero hay que reconocer que sería útil saber la religión a la que se adhieren los bolivianos. La religión es parte de la cultura, es un dato estadístico de interés mundial, y la pregunta no afectaría en nada el carácter laico del Estado de Bolivia.
 
Queda claro que no incorporar el término ‘mestizo’ no es maniobra de nadie, al igual que el de la pregunta sobre religión. Lo demás son especulaciones. Santa Cruz, más que ningún departamento, debe exigir que estas discusiones bizantinas no retrasen el censo, lo cual no permitirá una justa redistribución de los recursos.
 
Reymi Ferreira es abogado.
 
 
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