Chávez pueblo

26/09/2012
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Desde hace varias semanas se escucha en todos los rincones de Venezuela la canción de la campaña del líder bolivariano “Chávez corazón del pueblo”, creada por el cantante y compositor venezolano Hany Kauam.

Mientras las grandes multitudes se movilizan hacia la victoria del domingo 07 de octubre cantando con entusiasmo y esperanza las letras de ese himno, los seguidores del candidato de la derecha corrupta los ven pasar a la distancia con envidia y odio, esperando un milagro electoral que impida otros seis años de gobierno popular y revolucionario de Hugo Chávez. Los mismos funcionarios de la embajada yanqui en Caracas han declarado que solo un evento extraordinario podría cambiar el curso electoral.

Es historia en América Latina que detrás de toda desestabilización contra los gobiernos de izquierda, progresistas, alternativos, populares o revolucionarios en nuestra región, siempre  está el imperio. Y Venezuela no ha sido ni será la excepción. ¿Qué no ha intentado la oligarquía venezolana acuerpada por Washington contra el gobierno bolivariano en todos estos años? Hemos visto calumnias para todos los gustos, sabotajes, huelgas, golpe de Estado, amenazas contra los dirigentes bolivarianos, penetración de paramilitares, instigación a la violencia por parte del perrito faldero preferido de la Casa Blanca, el “pacífico” Álvaro Uribe, entre otros. Todos estos hechos lo único que han logrado ha sido cohesionar y fortalecer al gobierno de Chávez con el pueblo.

En una entrevista de Aleida Guevara -hija del Guerrillero Heroico- con Hugo Chávez en febrero de 2004 el líder bolivariano dice que “Fidel tiene la tesis y me aconseja mucho en ese sentido, de que esta gente lo que le queda es matarme, por eso siempre recomienda que me cuide” (Chávez un hombre que anda por ahí, p. 95). Quien le da este consejo es el decano de los revolucionarios, contra quien la CIA y la mafia miamense han intentado todo tipo de planes para asesinarlo –más de seiscientos- y no han podido.

En el pasado reciente Chávez ha denunciado algunos intentos de atentados contra su vida; pero los servicios de su seguridad personal han frustrado esos planes. Y la fanaticada derechista tiene el cinismo (basta leer cualquier editorial de los periódicos de la oligarquía venezolana) de acusar a Hugo Chávez de contar con cuerpos de seguridad enviados por el Comandante Fidel Castro. Es decir, se desgarran, atragantados de odio y de venganza, y tienen el cinismo de decir que está bien protegido gracias a Castro (por eso no pueden matarlo).

En febrero de 2003 cuando la juventud reunida en el Poliedro de Caracas coreaba “¡Uh, ah, Chávez no se va!”, el líder bolivariano expresó: “Lo que representamos nosotros, yo, que lo que soy es una ínfima paja en el viento, lo que represento es, sencillamente, la voz y el corazón de millones. Y estos millones que somos nosotros, y este sueño que somos nosotros, y este camino que abrimos nosotros, llegó a Venezuela para quedarse y echar raíces para siempre” (Chávez habla a la juventud, p. 13)

Todos los intentos de la oligarquía venezolana asesorada por Washington para acabar con Chávez no han sido suficientes. Sucede que la oposición es incapaz de entender -y ese es uno de sus grandes errores políticos-, que no está luchando contra el individuo Chávez; no comprende que su adversario no es el personaje Chávez. La derecha venezolana tiene enfrente a un movimiento político liderado por Hugo Chávez Frías; Chávez no sería Chávez sin ese pueblo que lo acompaña. La oligarquía en nuestros países ha estado acostumbrada a tener líderes cuya naturaleza es el protagonismo individual, que se dedican a administrar los buenos negocios para los ricos, que “legalmente” saquean las riquezas del país, y tienen “derecho” al beneficio personal. Se trata de líderes que viven divorciados del pueblo; es más, se trata de líderes que gobiernan contra el pueblo, por lo que no poseen ninguna base social popular.

En la Venezuela de hoy la historia es diferente. Estamos ante un movimiento con raíces sociales, populares, que posee un horizonte, un sueño. Es un pueblo que se inscribe en la lucha por su total independencia; como dijera el CHE en la Asamblea de la ONU en diciembre en 1964: “porque esta gran humanidad ha dicho basta y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente”.

En su discurso a la juventud hace nueve años encontramos la propia reflexión de Chávez, en la que muestra cuán consciente es él del movimiento que encabeza: “¿Y a Chávez que lo sostiene allí? ¿Por qué está allí?”. “Golpe de Estado, sabotaje económico, sabotaje petrolero, medios de comunicación, el poder económico, y, sin embargo, ahí está Chávez. Pues es que no se trata de Chávez; se trata de un pueblo, y algunos aún no lo entienden. A este pueblo no lo tumba nadie, a este pueblo no lo para nadie, y mientras más traten de hacerlo, más aún se despertará el gigantesco pueblo de Bolívar” (p.14)

- M. Sc. Abner D. Barrera

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