Cuba, patrimonio de la humanidad
14/04/2004
- Opinión
Circula profusamente en internet una propuesta de plataforma de
acción para la Red de redes en Defensa de la Humanidad redactada
por Pablo González Casanova y Víctor Flores Olea a solicitud del
capítulo mexicano. El documento aborda tres puntos centrales en
que podría centrarse la actividad de la Red: la resistencia a las
políticas neoliberales, a su nueva fase de aplicación belicista
por Bush II y la solidaridad con quienes las resisten(Véase
www.defensahumanidad.org). La defensa de Cuba, argumenta, sería un
primer elemento de identificación de los integrantes de la Red:
"Exigir en la próxima reunión de Ginebra(...) que se considere a
Cuba como un patrimonio de la humanidad por haber logrado los más
profundos avances conocidos a nivel universal en la práctica de la
democracia, (...) de la libertad y(...) del socialismo". Aunque
toma a Ginebra como punto de partida el pronunciamiento no se
reduce al rechazo de una resolución anticubana en la mal llamada
Comisión de Derechos Humanos(CDH). Como la Santa Inquisición en el
medievo tenía la misión de enviar a la hoguera a quienes
cuestionaran los privilegios feudales, esta y otras instancias de
la ONU están consagradas hoy a satanizar toda oposición al Reich
de Bush. Cuba, por su fuerza moral, es la principal piedra en el
camino para los nuevos nazis. No debe sorprender entonces que el
principal objetivo en la CDH de la potencia más poderosa de la
historia sea condenar a un país al que supera abrumadoramente en
armamento, 200 veces en territorio y 30 en población. Con
Inglaterra a la cabeza, el nuevo Führer cuenta en ese organismo
con un lacayuno grupo de gobiernos como República Checa y
Australia, o sus equivalentes latinoamericanos, ergo Honduras,
Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Perú. Y si a
la mera hora no le da la cuenta de los votos no vacilará en torcer
brazos de indecisos y renuentes amenazándolos con represalias de
todo tipo.
Ante el cúmulo de mensajes solidarios y preguntas que llegan sobre
cómo impulsar la iniciativa sobre Cuba González Casanova precisa
su idea. Se trata, dice, de ampliar el concepto de Patrimonio de
la Humanidad aplicado hasta ahora en la UNESCO a sitios, ciudades,
paisajes o documentos del patrimonio pretérito, extendiéndolo
también a hechos extraordinariamente relevantes de la historia
viva. Visto así, Cuba, prefigura el nuevo mundo posible y es por
eso un referente para el futuro de la humanidad.
El capítulo mexicano cree en la fuerza y viabilidad de esta idea,
de allí que decidiera difundirla en el mundo. Del intercambio
entre las redes de todos los países surgirán las formas de
llevarla a cabo. Los muchos siempre se han identificado con Cuba
como algo propio y esta es una manera concreta de traducir esa
identificación en un hecho de gran relevancia política. Llevará
tiempo organizarlo, pero estamos seguros que la idea de proclamar
a Cuba patrimonio de la humanidad tomará cuerpo porque en la isla
se ha logrado la alternativa más completa a un orden mundial
regido por la banalidad, el hedonismo rampante, el pensamiento
único y acrítico y la mentira. Están en el orden del día la
criminalización y, eventualmente, la calificación de terroristas a
los que resisten ese orden, a sus ideas y a las minorías; a todo
lo diferente, en suma, al estereotipo dominante. El propósito es
legitimar el racismo, el lucro sin importar los medios, las
criminales guerra de conquista como en Afganistán e Irak y la
supresión de las libertades y derechos individuales y colectivos
conquistados en siglos de lucha. La importancia de impulsar esta
iniciativa es que Cuba -pese al cerco, el bloqueo y la amenaza
militar constante por parte de la potencia hegemónica- ha
demostrado que se puede vivir en libertad y dignidad sobre bases
totalmente diferentes. Cuba coloca en primer plano al ser humano y
a su espiritualidad, de lo cual es un ejemplo -uno entre muchos-
el proyecto ya aplicado en todos los municipios de universalizar
la enseñanza superior. Aquí radica una singularidad cubana.
Conjuga armónicamente, en síntesis creativa, la formación de
nuevos valores y conciencia con la construcción económica que la
sustente.
La solidaridad con Cuba no debe desenvolverse desde la defensiva.
Su acento debe ponerse en romper el cerco mediático y, sin
idealizarla, dar a conocer la realidad social de la isla.
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