13 de abril de 2002

Ejercicio de la Democracia Participativa

12/04/2004
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La Democracia Participativa no es un concepto que se comenzó a ejercer a partir de ser decretado en la Constitución del 99. Por el contrario, la Democracia Participativa y Protagónica ha sido una práctica que poco a poco se ha ido construyendo en su escenario natural: la calle. El 27 de febrero de 1989, el pueblo venezolano salió a protestar, en una inmensa fiesta de participación, contra las medidas neoliberales del paquete impuesto por el Gobierno del Sr. Carlos Andrés Pérez. No hubo una dirección, ni un plan, ni jefes que controlaran, organizaran o dieran directrices a ese caudal de pueblo en la calle. Simplemente la gente sintió la necesidad de expresar las rabias, frustraciones y carencias, luchando contra el orden establecido, destruyendo vidrieras y llenando de alegrías momentáneas los barrios venezolanos. Después de la feroz y despiadada represión, que acabó con la vida de más de tres mil venezolanos, que atemorizó al pueblo venezolano y que destruyó muchas de las incipientes organizaciones populares que venían construyéndose, la tarea de levantar nuevamente las luchas sociales se hizo muy cuesta arriba. La brutal represión militar que asesinó a miles de compatriotas y la espantosa razzia que en el movimiento popular hicieron los cuerpos de seguridad y de inteligencia del Estado, no lograron apagar completamente la chispa revolucionaria en el pueblo venezolano. Las persecuciones y represalias posteriores, se dirigieron casi exclusivamente contra los sectores civiles que fueron acusados de alguna manera de propiciar el levantamiento popular del 27 de febrero. Pero descuidaron a los militares, lo que pudo permitir que se pudieran organizar las bases de lo que luego desembocaría en el 4 de febrero de 1992. Aquí el pueblo no fue el protagonista, fue una élite o vanguardia la que asumió la tarea de tomar el poder en su nombre. Pero, los sucesos del 4F potenciaron, indiscutiblemente, la participación y la organización popular. Ni siquiera, cuando se dieron los siete procesos electorales, en los que fue ratificado el Presidente Chávez, estos significaron un ejercicio de la Democracia Participativa, entendida como el pueblo en la calle, gobernando sin intermediarios, construyendo la Democracia Directa, y dirigiendo de manera protagónica sus luchas. Tuvo que suceder el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y además, darse la seguridad de que los aciertos y las conquistas alcanzadas en el proceso bolivariano se iban a perder, para que apareciera nuevamente el pueblo venezolano en las calles. Con un protagonismo propio, organizándose espontáneamente en los barrios y frente a los cuarteles, con iniciativas originales acerca de cómo conducir la insurrección contra la efímera dictadura de Carmona Estanga, con todos esos elementos fue que el pueblo volvió a ejercer la Democracia Participativa y Protagónica. Fue así como el 13 de abril de 2002 se graduó con honores el proyecto que se había escrito en la Constitución de 1999 y que se venía gestando desde el 27 de febrero de 1989. La Democracia Participativa y Protagónica, aún en pañales como se encuentra, fue capaz, no obstante, de derrotar una dictadura y restituir la legitimidad de un Gobierno que es orgullo de los latinoamericanos. El ejercicio democrático y directo del poder popular, permitió que se organizaran de manera autónoma las distintas tareas a realizar para restituir la Democracia. Es así como participaron los motorizados quienes sirvieron de batallón ligero de la insurrección, se coordinaron entre sí los radioaficionados conformando ágiles redes de información, otros trabajaron como proveedores de comida y agua a quienes permanecían en las inmediaciones de los cuarteles y de Miraflores, otros colocaron sus celulares para el enlace de quienes estaban activamente en la calle, otros organizaron las "conchas" o refugios de quienes eran perseguidos implacablemente en esos momentos, otros usaron medios novísimos como Internet para informar fuera del país, en tiempo real, la realidad de lo que aquí ocurría, otros se apostaron en los medios de comunicación privados para exigir que se informara conforme a la realidad, otros improvisaron servicios de transporte para trasladar desde los barrios a la creciente masa humana que clamaba por la restitución de la Democracia, en fin, la práctica autogestionaria del pueblo fue inmensa y aleccionadora. El 13 de abril dejó enseñanzas invalorables. Es la autoorganización de las masas lo que debe ser el eje de la política organizativa de la Revolución, no hablamos de un partido sino de las organizaciones de base que son las que tienen el contacto directo y quienes conforman lo que llamamos el pueblo. Se deben fortalecer las redes sociales sobre las que descansa la defensa de este proceso. La educación debe seguir siendo la punta de lanza de este proceso, así como también el entorno sobre el que se concreta la organización social. Los centros educativos deben pasar de ser locales en donde se dictan clases, a ser el motor de la organización comunitaria, en el que la investigación, el trabajo y la participación de las comunidades establezca las líneas a seguir por los gobiernos locales quienes deben actuar como coordinadores ante el Gobierno Central. El apoyo a los medios alternativos debe pasar de lo declarativo a la acción concreta, pues fueron estos quienes dieron la cara por la defensa comunicacional de la Revolución. Se deben destinar recursos y apoyos institucionales a estos medios que trabajan con las uñas, y que subsisten motivados por la honda convicción que tienen del carácter revolucionario de este proceso. En conclusión, son muchas las enseñanzas que nos dejó ese 13 de abril y que debemos estudiar profundamente. Tal vez lo más importante es destacar que el pueblo, en ejercicio directo de la Democracia Participativa, fue capaz y lo seguirá siendo, de enfrentar a un poderoso enemigo: la más grande superpotencia de todos los tiempos, quien no sólo tiene armas y dinero en cantidades fabulosas, sino que además cuenta con el absoluto apoyo de los medios de comunicación privados venezolanos, con la sumisión de la oligarquía nacional y con la irrestricta complicidad de la alta jerarquía eclesiástica. Aún así, fueron derrotados el 13 de abril, cuando el pueblo salió a la calle, y volverán a ser enfrentados y derrotados, cada vez que el pueblo ejerza el infinito poder de la Democracia Participativa, Directa y Protagónica.
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