Condenas a Leonel y CÍA…
24/11/2012
- Opinión
Comenzaron los juicios populares a Leonel y a su corporación protegida por Danilo.
El valor de los mismos dentro de esta primavera juvenil reside en que expresan una enorme desconfianza popular en el sistema judicial derivado de la Constitución vigente y atado a una dictadura institucionalizada pintada de morado.
Eso es válido para todos los poderes del Estado en fase de putrefacción.
La sociedad se las ingeniado para crear tribunales paralelos a los existentes, capaces condenar simbólicamente a los ladrones impunes, estafadores y traficantes de influencias que nos han gobernado. Y esas condenas simbólicas tienen mas fuerza que la impunidad derivada de una legalidad falsificada y una institucionalidad impuesta.
En los juicios populares realizados en la Capital (Parque La Lira) y en San Francisco de Macorís (Parque Duarte) repuntó la perspectiva de la derrota política de Leonel y sus Ladroneles, la cual de paso arrastra a Danilo como autor del “paquetazo” encubridor y de la obstrucción de la acción de justicia a través de su Procurador subalterno, Domínguez Brito.
Solo que este es el principio de un final posible y deseable, que precisa salirle al paso a algunos desvíos que se han expresado persistentemente en el periodo post-electoral y que en el juicio popular escenificado en el Parque La Lira intentó resurgir a manera de propuesta formulada por el politólogo pro-perredeísta Pedro Catrain, en la que se le plantea a los movimientos políticos- sociales en lucha aliarse al PRD y a otros partidos electorales para asumir una política frente a la crisis.
En verdad eso estuvo de más y es una manera de manipular una convocatoria atractiva, que tiene en su centro enjuiciar a Leonel y a su régimen político. Y no es democrático montarse sobre ella para lanzar desde arriba esa idea sin posibilidad de debate, favoreciendo otra cara del régimen en descomposición.
La gente fue allí a otra cosa: a reclamar cárcel para Leonel y CIA y a contribuir a derribar los obstáculos que este régimen le interpone a los anhelos de justicia, no a que le propongan desnaturalizar esta hermosa primavera de la democracia de calle y las fuerzas potencialmente transformadoras.
No se trata de impedirle a nadie que asista a las protestas. Incluso es válido estimular a que las bases y sectores disidentes de los partidos del sistema se indignen y participen en ellas.
Pero cuidemos al movimiento político-social emergente, su diversidad e independencia actual, de los pactos de cúpulas con una u otra de las facciones de la partidocracia corrompida y neoliberal, siempre comprometidas con propuestas carentes de sentido alternativo y de contenido transformador.
Pongamos las miras en desarticular y superar la dictadura institucionalizada a través de una Constituyente Popular creada en el proceso de crecimiento de esta democracia de calle con la juventud al frente.
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