¿Oportunidad para reconstruir la ciudadanía y la democracia?
La Nueva Constitución venezolana
14/12/1999
- Opinión
Con el referéndum aprobatorio de la nueva constitución, el próximo 15 de
diciembre, los venezolanos van a experimentar un dilema individual y
colectivo de suma importancia para el futuro del país.
Se trata de un nuevo episodio de esta agitada historia de fin de siglo que
se inició en 1989 cuando el sistema democrático mostró de manera más
evidente las profundas grietas que originaba un modelo social y económico
excluyente de la mayor parte de la población venezolana. Todavía en 1992,
luego de los intentos de golpe de Estado, el propio sistema tuvo un chance
para darse otra oportunidad, pero las élites demostraron que no daban más,
abriendo curso a un deterioro aún mayor de las estructuras socioeconómicas y
de la propia institucionalidad, una especie de suicidio que produjo su
desalojo del poder por otra hegemonía que aún no tenía forma ni fondo.
El hoy presidente, Hugo Chávez tuvo la inteligencia y la capacidad de
construir a partir de estas ruinas, y no desde una perspectiva
necesariamente alternativa, un liderazgo y una convocatoria a las mayorías
excluidas de la población, retomando para sí la mayor parte de las banderas
de los propios creadores de la democracia en 1958, de los fracasados
reformadores de 1992 quienes propusieron la Asamblea Constituyente, y de los
sectores populares organizados que durante las últimas décadas lucharon por
un Estado Social de Derecho y Justicia, una economía más humana, productiva
e incluyente, y una auténtica ciudadanía y sociedad civil realmente
protagónica en el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
deberes.
El dilema del venezolano será, independientemente de su voto afirmativo o
negativo, decidirse a tomar parte en el diseño del nuevo proyecto de país,
comprometerse con una visión de futuro de la cual forme parte, y asumir la
responsabilidad de hacerla realidad sin nuevas delegaciones representativas.
Se trata de decidir la continuidad de un proceso de revolución democrática
o un frenazo que nos devolvería jurídicamente al marco constitucional de la
democracia representativa vigente en los últimos cuarenta años .
Los 100 días de la ANC
Desde que el presidente Chávez asumió el poder en febrero de este año, la
mayoría de los venezolanos esperaba que pusiera en marcha el programa de
gobierno prometido. Y así lo hizo. La primera prioridad era la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC). Y es así como el mismo día de la toma de
posesión firmó el decreto convocando al referéndum consultivo para convocar
a la ANC y crear un nuevo orden jurídico a través del dictamen de una nueva
Constitución.
Para una sociedad acostrumbrada a las promesas incumplidas, el año 1999 ha
sido de constante agitación y un duro, y hasta saturado trajinar político.
En un proceso sin precedentes se cumplió el referéndum en abril, se
realizaron las elecciones de los asambleístas en julio, se instaló la ANC en
agosto, se culminó el proyecto de Constitución en noviembre y en diciembre
se celebrará el referéndum aprobatorio, lo cual conducirá a relegitimar los
poderes e inaugurar una nueva república ( la V República) en el primer
trimestre del año 2000. Para algunos esto ha sido un exceso de
participación y una exigencia más allá de la propia cultura democrática que
tenía la población. Mucho más tomando en cuenta lo apremiante de la crisis
económica y social que ha mantenido intacto el modelo económico donde priva
la recesión, el ajuste macroeconómico, el endeudamiento, la dependencia del
ingreso petrolero y la falta de capacidad productiva del sector privado.
Durante estos cien días la ANC luego de superar una serie de actos fallidos
para actuar como poder originario y supraconstitucional, apenas ha
sobrevivido la Comisión de Emergencia Judicial, se concentró en la
elaboración de la nueva constitución. No se escatimaron esfuerzos en
promover y dar cabida a la participación de la sociedad organizada y de los
ciudadanos. Por una parte, las organizaciones de la sociedad civil y
algunos movimientos sociales interactuaron con las distintas comisiones para
hacer valer sus puntos de vistas y propuestas. Cabe mencionar de manera
especial al movimiento de derechos humanos (agrupado en el Foro por la
Vida), el movimiento indígena , los movimientos de mujeres, y otras
organizaciones de la sociedad civil agrupadas en Sinergia. En cuanto a la
ciudadanía en general, fue más el esfuerzo desde la asamblea a través de los
medios de información, foros y encuentros para integrar al venezolano común
al proceso. Para esto conspiró que cuando apenas se había aprobado menos de
un tercio del texto constitucional, la ANC recibió las presiones del
presidente para aprobar contra reloj el resto de la Carta Magna y con un
instintivo cálculo electoral .
De alguna manera Chávez y el Polo Patriótico intuyeron que la pelea no
estaba ganada, ni siquiera con haber obtenido el 96% de los miembros de la
ANC. Se trataba de no dar cuartel ni tregua a unos más que vencidos
adversarios. Y es que apenas instalada, la ANC debió enfrentar presiones
importantes de diversos sectores de poder económico, de los sobrevivientes
de la clase política, y de los medios de comunicación. En una primera
instancia se cuestionaba el tiempo de deliberaciones de 6 meses como
demasiado largo, dada la grave crisis económica del país. Cuando la ANC
había discutido los primeros 80 artículos teníamos un proceso de sumo
interés y nutrida participación de la sociedad civil a través de sus
distintas expresiones, viejas y nuevas, que florecían por todo el país con
sus reflexiones y propuestas. En algunos asambleístas hubo conciencia del
problema del tiempo y también pensando en las próximas elecciones, apuraron
el paso, pero terminaron enfrentándose a otra matriz de opinión que los
acusaba de improvisados y mediocres por "matear" la constitución.
Evidentemente la calidad del resultado se vio afectada y el apuro hizo que
determinadas materias no fueran ya no sólo suficientemente debatidas, sino
que los detalles arquitectónicos de los principios a consagrar en el texto
adolecieran de fallas y vacíos significativos que en caso de aprobarse el
texto global deberán emprender el camino de la enmienda a corto plazo.
Pero ¿en qué nos hace avanzar esta nueva constitución? ¿Con qué aspectos
habrá que tener cuidado en el futuro? El periodista Kiko Bautista lo resume
en un breve párrafo: "En términos generales la Asamblea Constituyente
elaboró un texto que mejora con creces la moribunda. Por primera vez, se
tomó en cuenta a las etnias y en materia de derechos humanos se puede decir
que la democracia avanza significativamente. Sin embargo, la premura,
cierto ánimo revanchista, el desnivel entre los constituyentes, más la
presión de Miraflores y otros detalles, le quitaron brillo a lo que pudo ser
una gran oportunidad para debatir el país y su destino (...) qué bonito si
esa constitución se hubiese debatido en la calle, en los estados, en los
municipios, en los gremios, en los sindicatos, en las universidades y demás
rincones de la Patria. Seríamos un ejemplo para el planeta entero y no
cargaríamos esa extraña sensación de insatisfacción encima que tanto nos
recuerda a la eyaculación precoz".
Los puntos fuertes de la Nueva Constitución.
En efecto, esta constitución se ha puesto a la vanguardia a nivel
internacional en materia de derechos humanos no sólo en la consagración de
la mayoría de ellos, sino en asegurar su protección y progresividad, creando
las condiciones para su defensa mediante el Defensor del Pueblo y garantía a
través de la nueva Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Se
han identificado como nuevos y diferenciados sujetos de derecho a los/as
niños/as, adolescentes, jóvenes, ancianos y las mujeres. Se han reconocido
los derechos de los pueblos indígenas, fortaleciendo el carácter
multicultural y multiétnico de la nación. Lo más destacado es la promoción
de la igualdad de todos los venezolanos ante la ley y que se proscribe toda
forma de discriminación. Y he aquí donde la sociedad civil tuvo una de sus
participaciones más destacadas, a través del Foro por la Vida, alianza de
organizaciones de derechos humanos, cuyas propuestas fueron tomadas en
cuenta en un 80% aproximadamente.
Se amplían y protegen los derechos y libertades individuales. Pero se da un
fuerte impulso al asociacionismo en todos los ámbitos económico, social,
cultural y político. En particular, el derecho a asociarse no sólo se
ratifica tal como estaba en la constitución de 1961, sino que el Estado se
compromete a facilitar la organización social y el asociacionismo en general
de la población. En este sentido, vale la pena señalar que no todos son
derechos, sino que se invoca, aunque con menor frecuencia de la esperada, la
corresponsabilidad. En la nueva constitución serán deberes de todos los
venezolanos, entre otros, "resguardar y proteger la soberanía, la
nacionalidad, la integridad territorial, la autodeterminación y los
intereses de la nación", "participar solidariamente en la vida política,
civil y comunitaria del país" y "cumplir con las responsabilidades
sociales".
Los derechos sociales ganaron terreno en la nueva constitución. Se consagra
la salud y el saneamiento ambiental como derechos humanos, así como el
compromiso del Estado en la promoción de las condiciones favorables para el
progreso social y económico, y el pleno empleo de los venezolanos. El
sistema de seguridad social se fundamenta en los principios de
universalidad, solidaridad, cooperación, participación, cogestión y
corresponsabilidad, y está dirigido a ofrecer soluciones a los ciudadanos en
cuanto a maternidad, enfermedades, vejez, pensiones, jubilaciones y
prestaciones, sobrevivencia, accidentes de trabajo, cesantía, vivienda,
recreación y descanso.
El poder judicial, elemento clave de la corrupción, desigualdad y
restricción de las libertades también ocupa un espacio importante en la
nueva ley general. Se garantiza el acceso de todos los venezolanos a los
órganos de una adecuada administración de justicia, a fin de hacer valer sus
derechos e intereses, pudiendo obtener una justicia imparcial, oportuna y
gratuita a la hora de su defensa.
El proyecto de texto constitucional amplía los poderes públicos de los tres
tradicionales a cinco. Incorporando para ello el poder moral o poder
ciudadano y el poder electoral. Fieles a sus consignas anticorrupción y al
sentimiento popular que hace radicar en este fenómeno la causa de todos los
males, los asambleístas tomaron previsiones para adoptar como principios la
decencia y el resguardo de las instituciones del Estado, el desempeño de los
funcionarios, etc. Para constituir este poder se integrarán el Defensor del
Pueblo, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República, y el
Consejo Moral Republicano, quienes preservarán las leyes, y la prevención,
investigación y sanción de los hechos que atenten contra la ética pública y
la moral administrativa.
El régimen económico previsto en el proyecto constitucional consagra el
derecho de propiedad y libertad económica, así como la promoción de la
iniciativa privada y la justa distribución de la riqueza por parte del
Estado. El Estado retiene la facultad de dictar medidas para planificar,
racionalizar y regular la economía. Se proscriben los monopolios y se
sancionan los ilícitos económicos, la especulación, el acaparamiento, la
usura y la cartelización. Se destaca a los consumidores como nuevos sujetos
con derechos para disponer no sólo de bienes y servicios de calidad, sino de
también de información adecuada y no engañosa del contenido y
características de los productos y servicios que se consumen,. Se promoverá
la economía popular a través de asociaciones solidarias, corporaciones y
cooperativas protegidas por el Estado, tales como las cajas de ahorro,
entidades financieras, microempresas, empresas comunitarias y demás formas
asociativas. El Estado tendrá el deber de asegurar el bienestar social,
promoviendo y defendiendo la estabilidad económica y de precios. Asimismo
pondrá límites al endeudamiento y puntualiza que la gestión fiscal estará
regida y ejecutada sobre la base de principios de eficiencia, solvencia,
transparencia, responsabilidad y equilibrio fiscal, para que los ingresos
ordinarios sean suficientes para cubrir gastos ordinarios. La inversión
extranjera estará sujeta a las mismas condiciones que la nacional. Los
campesinos y demás productores agropecuarios tendrán derecho a la propiedad
de la tierra. El Estado se reserva la política comercial para defender las
actividades económicas de las empresas nacionales públicas y privadas; la
actividad petrolera y subsidiarias sin negar la participación del sector
privado; pero también promoverá la agricultura sustentable, la pesca
artesanal y el desarrollo rural integral, la pequeña y mediana industria,
todas las formas de asociación comunitaria para el trabajo, ahorro y consumo
bajo régimen de propiedad colectiva; la artesanía, e industrias populares y
el turismo.
Pero el área de mayor importancia en la Constitución a la par de los
Derechos Humanos lo constituye lo referente a la ciudadanía y la soberanía
popular. De aprobarse la nueva constitución se abren las puertas para una
mayor participación y ejercicio democrático de los venezolanos, ya no sólo a
través del voto sino de auténticos mecanismos innovadores de participación
política. Aparte de elegir y ser elegidos, los venezolanos podrán
participar libremente en los asuntos públicos, directa o indirectamente a
través de sus representantes electos. A éstos tendrán el derecho de pedirle
rendición de cuentas claras y periódicas. El ciudadano deberá experimentar
un cambio cualitativo, ya que los mecanismos de participación política
dejarán de ser de exclusivo dominio y competencia de los partidos.
Políticamente, los venezolanos elegirán sus representantes para cargos
públicos, donde el sufragio dejará de ser obligatorio, pero podrán hacer uso
del referéndum, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la
iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y
la asamblea de ciudadanos, cuyas decisiones serán de carácter vinculante.
En términos sociales y económicos, se postula la autogestión, la cogestión,
las cooperativas en todas sus formas (incluyendo las de carácter
financiero), las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas
asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la
solidaridad.
Finalmente, en una radical diferencia con la constitución de 1961, el nuevo
texto constitucional tiene todas las posibilidades para su reforma y
enmienda a través de mecanismos precisos garantizando el sometimiento a
referéndum aprobatorio. Además, incorpora la posibilidad de nuevas
asambleas constituyentes en el futuro, con lo cual se resguarda la
residencia de la soberanía en el pueblo.
Los puntos de cuidado
El capítulo de Seguridad Nacional "consagra la corresponsabilidad del Estado
y la Sociedad Civil para dar cumplimiento a los principios de independencia,
igualdad, paz, libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación
ambiental y afirmación de los derechos humanos, corresponsabilidad que se
ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico,
ambiental y militar". Pero lo más peligroso del nuevo orden jurídico es que
se elimina el carácter no deliberante, apolítica y de obediencia de la
(ahora denominada) Fuerza Armada Nacional, quienes gozarán de un sistema de
seguridad social integral distinto al del resto de la población, tendrán
derecho al voto, inmunidad política para altos oficiales y dispondrán de su
propia contraloría administrativa y decidirán sin intervención ni
subordinación al poder civil los ascensos militares, entre otros aspectos.
La extensión de los poderes públicos de tres a cinco, incorporando el poder
ciudadano y el poder electoral; así como la instrumentación del Consejo
Federal de Gobierno y la eliminación del Senado en contradicción expresa con
la declaración del Estado Federal; han consagrado un menor contrapeso frente
al Poder Ejecutivo concentrando excesivas competencias en el Presidente de
la República quién nombra un vicepresidente Ejecutivo y la mayoría de los
cargos de otras instancias, que le confieren un mayor poder.
No hubo consenso sobre el derecho a la información y se impuso ponerle
apellido a la información como veraz, oportuna e imparcial, lo que puede dar
lugar a represiones futuras a sectores críticos de la sociedad. Llama la
atención, cuando se aproxima un nuevo milenio donde se consolidará la
sociedad de la información, el hecho de que se declare que la ley podrá
limitar el uso de la informática.
El nuevo poder electoral intervendrá en la organización de las elecciones de
sindicatos, gremios profesionales y partidos políticos, lo que hasta cierto
punto es una intromisión del Estado en estas organizaciones.
El escenario del 15 de diciembre.
La campaña para el referéndum ha sido una renovación de la efervescencia y
de la pugnacidad política-electoral que ha dominado la opinión pública y la
acción gubernamental durante todo el año. Tal como se mencionaba, el apuro
por terminar la constitución ha terminado por afectar el producto y
prácticamente se desaprovechó la oportunidad de un mayor debate, y por
tanto, de la información y formación política de la población que permitiera
que ésta se apropiara del proyecto de constitución de manera más amplia y
consensual.
Lamentablemente, esta actitud beligerante entre el oficialismo y la
oposición ahora renovada frente a una nueva posibilidad de demostrar fuerza,
ha terminado por transformar el referendo en una especie de votación
plebiscitaria donde se juega el apoyo y la popularidad de la población al
gobierno. Cada quien dice defender o combatir el texto constitucional
leyéndolo desde su propia perspectiva, pero lo que está de fondo es una
nueva edición de los episodios electorales que se han realizado desde
diciembre de 1998.
En este ambiente, el presidente Chávez ha estado utilizando el método que le
funcionó para su triunfo electoral del año pasado, y que de nuevo le fue
exitoso en la convocatoria a referéndum y la elección de los asambleístas.
Pero en esta oportunidad el lenguaje "guerrero" le podría restar apoyos de
algunos sectores de la población que siguen a la expectativa de medidas que
ayuden a encaminar la superación de la crisis. La oposición, por su parte,
persiste en el error de no entender el cambio fundamental que ha ocurrido
con la desaparición de la hegemonía política y la consiguiente pérdida de
fuerza de las redes socioeconómicas y culturales que funcionaban alrededor
de esa élite. A su discurso le cuesta diferenciarse de una vieja forma de
hacer política que no reconoce las causas y consecuencias profundas de los
cambios.
Es casi segura la aprobación de la nueva constitución. Las apuestas que hoy
se hacen es en relación a en qué proporción ganará el Sí. ¿Significará un
simple triunfo por mayoría que el país se enrumbe por caminos de
consolidación de los cambios y superación de las distintas crisis? ¿Y es que
acaso, independientemente de la opción que gane, esto no dependerá del
penamiento y acción de la gente? ¿Se podrá recuperar la oportunidad de
incorporar a la población organizada, ya no como objetos de atención o
simples apoyantes de un proceso, sino como sujetos con deberes y derechos
claramente definidos en la nueva Constitución?
Después del referéndum.
Habiendo ganado tiempo durante 1999, el presidente Chávez, su gobierno, y
las fuerzas políticas agrupadas en el Polo Patriótico enfrentarán en el año
2000 a sus verdaderos enemigos. Dando por descontado su nuevo triunfo para
un período de 6 años cuando se produzca la relegitimación de los poderes.
Sin una oposición estructurada y fuerte, quedarán solos o semidivididos
frente a la titánica tarea de hacer realidad el nuevo régimen. Vendrá la
hora de la verdad para la carpintería y la ingeniería que permitan
reconstruir el país. Para ello deberán recordar que se trata de un proceso
que va más allá de una nueva constitución y las leyes que de ella deriven.
Se trata de hacer posible la gobernabilidad y la democracia contando con el
protagonismo, la participación y la corresponsabilidad de la ciudadanía y la
sociedad. Para ello bastará con que desde el primer momento, los puntos
fuertes en la nueva Carta Magna se impongan sobre los puntos dudosos, y,
además, que los principios y valores consagrados no se conviertan
rápidamente en letra muerta.
https://www.alainet.org/es/active/599?language=en
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