Militarización: Más de lo mismo pero peor
18/04/2004
- Opinión
Hace poco días, titulares de los diarios anunciaban que este año
no habrá maniobras militares conjuntas en Argentina. Enunciado
tramposo si los hay. Efectivamente, en territorio argentino no
habrá maniobras, pero –en letra más chica y /o en recuadro aparte,
nos informan que- se harán en otros países del continente, con el
mismo contenido y participarán efectivos militares de nuestro
país. ¿Cuál es la diferencia?
Creo que hay principalmente una y tiene que ver con que el año
pasado, frente al anuncio del Aguila III, numerosas organizaciones
y miles de habitantes de este suelo nos movilizamos para
impedirlo. Como durante muchos años lo hicieron los
puertorriqueños y consiguieron el cierre de las bases militares de
EEUU en Vieques y Roosevelt Roads; como el año pasado lograron los
costarricenses suspender la instalación, en su territorio, de una
Escuela de Policía, inspirada en la tristemente célebre Escuela de
las Américas. La Consulta Popular organizada en Argentina por la
Autoconvocatoria no al ALCA, una de cuyas preguntas se refería a
las bases militares y al ingreso de tropas extranjeras, es otra
importante contribución al respecto.
Claro que con esto no acabaron los peligros ni mucho menos. En
todo caso las experiencias citadas muestran un camino concreto de
lucha en defensa de la soberanía nacional y contra la presencia
militar estadounidense en América latina y el Caribe.
Pero, lo cierto es que en estos temas los planes de Washington
siguen en pie, como parte inseparable de su estrategia integral de
dominación y explotación de nuestros pueblos y siguen encontrando
gobiernos de la región que ceden a sus presiones.
Maniobras militares conjuntas
En los últimos meses, nuevos hechos exigen nuestra atención y
acentúan la necesidad de renovados esfuerzos de movilización por
parte de las organizaciones populares.
En nuestro país, el Congreso Nacional acaba de aprobar una llamada
Ley marco sobre el ingreso de tropas extranjeras, por la cual el
Parlamento delega funciones en el Poder Ejecutivo en cuanto a
permitir el ingreso de efectivos militares de otros países sin la
previa autorización del Congreso, tal cual lo exige la
Constitución Nacional (inciso 28 del artículo 75). Con el agregado
de que también abre la puerta para el otorgamiento de inmunidades
incompatibles con nuestra legislación y con normas internacionales
que Argentina ha suscripto.
Por otra parte, y como decíamos anteriormente, las fuerzas
armadas argentinas participarán en maniobras conjuntas –todas con
presencia y bajo la dirección del Comando Sur del Pentágono-
previstas en otros lugares. Es legítimo suponer que los gobiernos
de los países sede de dichos ejercicios habrán cedido a las
exigencias de EEUU en cuanto a las inmunidades que reclaman para
sus tropas.
Según informa el diario Clarín el 6 de abril pasado, fuerzas
aéreas argentinas y de EEUU volverán a encontrarse en Iquique,
Chile, del 26 de septiembre al 10 de octubre, en el ejercicio
¨Salitre¨, del que participarán, además, Chile y Brasil.
En el mes de octubre, en Quito, Ecuador, tendrá lugar el ¨Cabañas
2004¨ financiado por el Comando Sur, en el que participan la
mayoría de los ejércitos sudamericanos. Los Cabañas 2000 y 2001 se
hicieron en la Argentina y el Cabañas 2003 en Chile.
Por fin, la Armada argentina junto con la marina de EEUU y alguna
marina europea, además de Uruguay y Brasil, se encontrarán el
Unitas que se viene realizando desde mucho tiempo atrás, aunque
nuestra participación se suspendió durante algunos años
inmediatamente después de la Guerra de Malvinas.
El único ejercicio conjunto sin participación de EEUU es el que –
bajo el nombre de Crucex II- realizarán en Brasil, las fuerzas
aéreas de Argentina, Francia, Perú, Venezuela, Sudáfrica y el país
anfitrión. El primer Crucex tuvo lugar en Porto Alegre en el año
2002.
Fuerzas armadas y seguridad
En conexión con estos temas, es altamente preocupante la decisión
de vincular a las fuerzas armadas de nuestro país con las
políticas de seguridad. El argumento de que solamente se trata de
apoyo técnico, es sumamente débil. Y no bastan las declaraciones
del ministro de Defensa y del Jefe de Gabinete Nacional,
anunciando que no habrá participación militar directa en las
tareas de seguridad. Esta participación es contraria a lo
establecido en las leyes de Defensa y de Seguridad Interior sobre
las funciones de las fuerzas armadas, lo que pueden y no pueden
hacer fronteras adentro. Y lo que es peor, responde a la doctrina
estadounidense de la llamada Cooperación para la Seguridad
Hemisférica que plantea la articulación de las fuerzas armadas y
de seguridad (léase ejército, marina, fuerza aérea, gendarmería,
prefectura, policías federal y provinciales) de cada país, para la
represión de las luchas populares. Parece obvio decir que con esa
doctrina no es posible resolver la lucha contra el delito, en
primer lugar porque el objetivo de tal cooperación es otro. Pero
además de la teoría recordemos el caso de la masacre del puente
Pueyrredón donde el entonces presidente Duhalde puso en práctica
aquella doctrina movilizando, además de las policías provincial y
federal, a la gendarmería y la prefectura, cosa que de hecho se
viene haciendo en otros casos.
Ecuador y el Plan Colombia
Hablamos hasta ahora de nuestro país, pero en torno a la
militarización hay otros elementos que remiten a una agudización
del problema a escala continental. La actitud del gobierno
ecuatoriano ante las presiones estadounidenses es quizás lo más
notorio en los últimos meses. Ya no es únicamente la base de
Manta, concedida por gobiernos anteriores. Ahora está en la mira
la militarización de la isla Baltra del Archipiélago de las
Galápagos y otras medidas que involucran a Ecuador en el Plan
Colombia y la Iniciativa Regional Andina que son parte de la
estrategia de Seguridad Hemisférica de Estados Unidos para América
Latina, cuyo objetivo es el control político, socioeconómico y
militar de la región. De los 1.300.000 dólares de ayuda militar
recibidos de los EEUU por los países andinos, Ecuador fue en el
último tiempo uno de los principales destinatarios. Esa ayuda
militar y financiera a Ecuador pasó de 760.000 dólares en 1996 a
unos 29 millones en 2003.
Un informe de Catherine Drouin y Jhony Jiménez –publicado por
Argenpress- afirma que se ha determinado un nuevo papel de las
fuerzas armadas ecuatorianas ¨que se resume no sólo a la lucha
antidrogas y al control de la inmigración legal (temas caros a la
administración Bush), sino también a ser ´yunque´ para los grupos
irregulares de Colombia¨ lo cual las involucra directamente en el
conflicto colombiano.
Dichos autores subrayan que ¨en enero de 2004, apareció un nuevo
elemento de la presencia estadounidense en Ecuador: la matriz de
Seguridad, elaborada por el comando Sur de los estados Unidos¨. La
nueva estrategia implica mejorar la capacidad de las fuerzas
ecuatorianas para fortalecer la seguridad y el control de la
frontera norte (limítrofe con Colombia), crear nuevos batallones,
incrementar el armamento, dotarlas de equipos para operaciones
especiales, etc. El plan provee la construcción de aeropuertos en
la costa, de puertos de inspección en Machala y Esmeraldas, de
facilidades portuarias en Guayaquil y otras ciudades. Según datos
del Departamento de Estado de EEUU, Ecuador es el segundo país de
América Latina con la mayor presencia de soldados estadounidenses
en su territorio.
Haití y República Dominicana
En la isla que comparten Haití y República Dominicana se viene
produciendo una inquietante concentración de tropas extranjeras.
En la segunda esto no es nuevo, pero el número de efectivos
continúa en aumento, mes a mes y de 200 en 200, van ingresando los
soldados estadounidenses que antes ocupaban las bases de Vieques y
Rosevelt Roads, en territorio puertorriqueño. Una estimación de
organizaciones populares dominicanas da cuenta de una
concentración de tropas que alcanzará a unos 10.000 hombres.
En Haití, donde ya existían tropas de Estados Unidos como
remanente de las que habían reinstalado a Aristide en el gobierno
varios años atrás, con la caída y secuestro de Aristide, y con el
pretexto de restablecer el orden ingresaron en 2004 efectivos
militares de Estados Unidos, Francia, Canadá y Chile, y está en
discusión la presencia de tropas de Brasil y Argentina, en estos
casos bajo la denominación de ayuda humanitaria, contra la
voluntad de diversas organizaciones populares de ambos paíes. El
ministro de Defensa José Pampuro –indican los diarios del 13 de
abril pasado- inició consultas con los jefes de las fuerzas
armadas para enviar a Haití 400 efectivos en calidad de cascos
azules y también helicópteros, decisión que estaría supeditada por
un lado a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, y por
el otro a la ¨última palabra¨ del Presidente Kirchner.
Nosotros no podemos dejar de señalar –y rechazar- esta
concentración de efectivos militares extranjeros en la isla del
Caribe que, sumada a las otras bases existentes, en Guantánamo,
Aruba y Curazao, además de la proximidad de EEUU, se constituye en
una amenaza concreta contra Cuba y Venezuela.
Papel de las bases militares de EEUU
Existe, y se sigue extendiendo en todos los continentes, una vasta
red de bases militares de Estados Unidos que funciona como un
mecanismo de control y espionaje, violatorio de la soberanía y
autodeterminación de los pueblos. Algunos la señalan como una
nueva forma de dominación imperial. Sin embargo la creación de
estas bases no es un fenómeno nuevo; lo nuevo es la extensión
mundial que han alcanzado, la magnitud de muchas de ellas y el
hecho de que su número sigue creciendo. Las bases en tierra se
coordinan con trece destacamentos de fuerzas navales alrededor de
portaaviones como el Enterprise, Kitty Hawk y muchos más,
destinados al dominio de mares y océanos, unas y otros combinados
con las instalaciones militares en suelo estadounidense. La
comunicación está asegurada por líneas de vuelo propias dotadas
de aviones modernos con gran autonomía de vuelo.
Se reconocen oficialmente al menos 700 bases en 130 países. Pero
son muchas más, pues en tal cifra no se contabilizan, por ejemplo,
las existentes en el Reino Unido, o la de la OTAN en Malvinas.
En nuestro continente, a fines del año pasado, se anunció en
Honduras la posibilidad de construir una nueva base norteamericana
que se agregaría a la ya existente en Palmerola, próxima al
aeropuerto internacional de Comayagua. Todo ello da cuenta
específica de que la presencia militar de EEUU sigue aumentando, a
la par que se incrementan todas las presiones imperiales para
implementar el Area de libre Comercio de las Américas y otros
acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, así como para
condicionar el desarrollo y la soberanía de nuestros países a
través del pago de la deuda externa ilegítima y fraudulenta que
los pueblos no hemos contraído.
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