El “corredor” al norte de Arica, ni para Chile sirve
17/12/2012
- Opinión
Pese a que no existen relaciones diplomáticas y según el invento de la “diplomacia de los pueblos”, Bolivia y Chile han iniciado negociaciones, en reuniones secretas, para la posibilidad de que nuestro país tenga una salida al mar, y de ese modo han retomado la fracasada y absurda política diplomática de los dictadores Bánzer y Pinochet. Esta última posibilidad se acentuó recientemente por los acercamientos entre los presidentes Evo Morales y Sebastián Piñera y una reunión de viceministros de Relaciones Exteriores en la ciudad de La Paz.
En las últimas negociaciones se ha puesto en primer plano la solución de la cuestión marítima boliviana, habiendo quedado postergado el candente asunto de las aguas del manantial del Silala, acerca del cual nuestra Cancillería al parecer no sabe qué hacer. En cuanto a nuestra reivindicación marítima, se ha puesto en tapete la solución del “norte de Arica”, por donde los chilenos darían a Bolivia un corredor que limite con el mar, al norte con Perú y al sur con Chile. Ese ofrecimiento, al parecer oficial del Gobierno de Santiago, habría sido atendido por la Cancillería boliviana y en torno a él se estarían realizando conversaciones reservadas. En esencia, el país transandino estaría ofreciendo a Bolivia dicho corredor y nuestra Cancillería estaría de acuerdo con esa “salida”, como también la aceptan algunos “marólogos” bolivianos.
Pero el proyecto del corredor por el norte de Arica es el más absurdo e ilógico que se pueda suponer. Es un territorio estéril, escarpado y no permite el establecimiento de un puerto siquiera pequeño, en la costa marítima. No sirve ni siquiera para Chile; ya las autoridades de ese país lo descartaron de plano hace más de cien años. Sin embargo, parece que los funcionarios chilenos quieren insistir en que Bolivia acepte esa “solución” y los funcionarios de la Cancillería boliviana estarían de acuerdo para dar solución “a como dé lugar” al enclaustramiento del “Estado Plurinacional”.
Se debe insistir en que un corredor por el norte de Arica para nada sirve. Los mismos chilenos ya manifestaron hace más de cien años que “es una faja de terreno estéril” y es imposible “un puerto enclavado en ella”. Esa afirmación categórica proviene del renombrado Abraham Koenig, quien el año 1900 sostuvo en una famosa carta al Canciller de Bolivia que esa zona carece del menor valor. Dijo que “al norte de Arica no hay puerto, ni siquiera una caleta mediana; desde Arica hasta Sama la costa es brava y casi inabordable”. Tan inaccesible es ese territorio que ni siquiera Chile lo utiliza, aunque en Bolivia se cree con ingenuidad que ésa sería la “solución” para nuestro problema marítimo.
El mismo diplomático chileno sostuvo a pie juntillas que dicho lugar no tiene la menor utilidad y remarcó: “Al norte de Arica la vista se pierde siguiendo las sinuosidades de una costa inhospitalaria”, vale decir que, en caso de aplicarse la solución del “norte de Arica”, Bolivia caería en una trampa porque en ese corredor no se puede construir un puerto, oficinas, tender rieles, abrir caminos, ni establecer una ciudad. Es imposible hacerlo, según opinó el mismísimo embajador del Mapocho en Bolivia, Abraham Koenig, en 1900.
Tres aspectos se suman a ese diagnóstico sobre el corredor al norte de Arica: primero, que las negociaciones se realizan sin que existan las imprescindibles relaciones diplomáticas; segundo, porque se deberá contar con la aprobación de Perú, y tercero, al día siguiente que se firme un presunto tratado sobre ese “corredor”, el pueblo boliviano estallaría en ira por tratarse de un engaño ostensible y un grave error de la Cancillería. Es más, se plantearía un conflicto que iría mucho más allá de las palabras. De ahí que oportunamente debe ser desahuciada de principio a fin esa “salida” por el norte de Arica y los bolivianos deben rechazarla de manera definitiva y acudir a una solución digna.
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