Los maestros no son tontos, cobardes o indignos, ¿o los tienen agarrados por los dineros?

03/01/2013
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  • Opinión
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1. Los maestros o profesores de primaria o de nivel elemental han sido en nuestro país y en todo el mundo, el sector de trabajadores más ligado a toda la población. En México, junto al sacerdote, en las comunidades agrarias los maestros –además de sus obligadas clases a los niños- fueron los organizadores de deportes, juegos, fiestas, asesores de gobierno, oradores en ceremonias, escritores de cartas y consejeros de la población. Es decir, los maestros hasta los años setenta, cumplieron con todos esos papeles y siempre contaron con el apoyo y la admiración de las comunidades. Pero a partir de que llegaron las carreteras, se multiplicaron los transportes, las ciudades crecieron y ofrecieron otros estilos de vida, aquella relación tan estrecha entre la población y los maestros comenzó a desaparecer. Las ciudades se transformaron en el centro de vida de los maestros tragándose a las poblaciones rurales. Esto demuestra que los profesores no son tontos, cobardes o indignos.
 
2. ¿Por qué entonces los profesores no se sublevan, no irrumpen con sus protestas, ante la destrucción de la educación y privatización que se ha hecho de la enseñanza por parte del los últimos cinco gobiernos privatizadores del país? El periodista e investigador David Brooks publica hoy, como en días anteriores, que: “La ofensiva de los autoproclamados reformadores de la educación está compuesta por los hombres más ricos de Estados Unidos (igualito a México), el gobierno federal, el sector financiero, los grandes medios y cabilderos, quienes afirman que el problema central de un sistema de enseñanza público en descomposición son los maestros de baja calidad y sus sindicatos que defienden el statu quo”. Con el pretexto de la “baja calidad”, se busca eliminar con evaluaciones a los maestros y sindicalistas críticos, rebeldes, organizados; es el gran objetivo de esos multimillonarios que buscan convertir a la educación en un enorme negocio económico.
 
3. ¿Qué proponen como solución esos millonarios privatizadores?, Que una vez financiada con fondos privados, sujetar a todo el sistema educativo “a un modelo empresarial guiado por ejecutivos, donde se evalúa a los docentes exclusivamente en torno a exámenes estandarizados y se mide todo por esquemas de datos bajo normas que se aplican al sector privado. A la vez, se busca aplicar el libre mercado al sector educativo, con esfuerzos para privatizar algunos segmentos y contratar cada vez más servicios del sector privado en la enseñanza pública”. Más claro ni el agua. Es exactamente lo que se hace en México y otros países donde el sector privado es muy poderoso y tiene metido todas las manitas en el negocio de la educación. Eso es: “exámenes estandarizados bajo normas del sector privado”. Con los programas se buscará que los estudiantes aprendan a hacer negocios, se les enseñe a competir para derrotar y destruir a sus oponentes.
 
4. Podría demostrarse que la educación en México iba mal, pero no del todo mal, hasta los años setenta. Sobre todo porque no habían “rechazados” como hoy que son millones. Después del empuje del Plan de Once años (1959-70) y la creación de la CCH, UAM, Colegio de Bachilleres, las ENEP,  en los setenta, vino el derrumbe. A partir de 1981 con el desplome de los precios del petróleo, de la gigantesca corrupción, de la crisis económica en el gobierno de De la Madrid, del gigantesco endeudamiento, de las terribles devaluaciones, el gobierno comenzó a privatizar las más de mil 500 empresas públicas y paraestatales (entre estos sectores básico como tierras, teléfonos, ferrocarriles, aviación, siderúrgicas, Conasupo, parte de la CFE, la petróleos), los bancos y financieras. Fue entonces cuando se congelaron los presupuestos en servicios de salud, de educación, vivienda y demás inversiones sociales por imposición de políticas del FMI y el BM.
 
 5. A partir de 1982 –con los gobiernos de la Thatcher en Inglaterra y de Reagan en los EEUU-  se universalizó la privatización en todos los campos y los golpes más directos al pueblo fueron la reducción o congelamiento del presupuesto en salud u educación. De decretó, de manera vergonzosa: Cero gastos en restauración de escuelas, en pizarrones, mesabancos, sobre todo en baños para servicio de los millones de niños. Se comenzó a exigir dinero a los padres para acondicionar las escuelas de “sus hijos”. Pero lo más grueso fue la campaña de desprestigio que se desató contra los maestros por dedicarse a trabajar dobles o triples turnos para completar sus ingresos. Recuerdo que como profesor de secundaria en 1971, tenía que correr detrás de la Villa de Guadalupe, a San Felipe de Jesús en Aragón, de allí a escuadrón 108 de Iztapalapa, para luego llegar a la colonia del Reloj de Tlalpan y de allí a Villa Coapa donde vivía.
 
 6. Hoy –de acuerdo con las ideas de David Brooks-  a los profesores, como siempre ha sido, se los están jodiendo con la privatización y los programas empresariales y no parecen darse cuenta. Lo que sucede es que está por encima de ellos los programas televisivos que los distraen, los enajenan y los imbecilizan dejándolos sin recordar que son maestros, que tienen estudios y muchas experiencias. Obviamente no puede olvidarse que ya no predominan los maestros egresados de las normales rurales que egresaban con conciencia de clase, sabiéndose que son hijos del pueblo explotado y pobre; pero tampoco puede olvidarse que un gran porcentaje de los maestros actuales son educados en escuelas normales privadas que incluso son religiosas. Es esencial que todos los maestros se den cuenta que su compromiso es formar niños y estudiantes que sepan pensar de manera crítica y reflexiva. Si esto no se logra entonces el magisterio seguirá al servicio del capitalismo y la privatización.
 
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